Opinión de Enrique F. Pasillas P. de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 17 de agosto de 2023

A la memoria de Guillermo Alonso Meneses

Las opiniones expresadas son responsabilidad de quien las emite y no reflejan necesariamente una postura institucional de El Colegio de la Frontera Norte.

Ellas juegan (Y ganan)

Ellas juegan mejor y compiten en serio. Además, ganan y brillan. Aunque a nivel deportivo, mediático o social no se le da aún la relevancia que merece, las mujeres mexicanas se comprometen cada vez más con la práctica deportiva a todo nivel: compiten, brillan y triunfan. Ahí está el caso reciente de la campeona mundial de parkour Ella Bucio, o el de las gimnastas mexicanas, en especial la cachanilla Alexa Moreno. O bien las brillantes nadadoras sincronizadas, que son multi campeonas en su disciplina a pesar de los majaderos exabruptos de la señora Guevara, hoy reconvertida en burócrata infumable de la CONADE y con certeza uno de los peores nombramientos del actual gobierno, aunque la competencia es dura.

La naturaleza “moderna” del deporte en general y del fútbol en particular, radica en que: “…ambos nacieron en distintos frentes y bajo circunstancias bien variadas: las public schools, las nuevas necesidades de ocio de las clases populares y obreras durante la Revolución Industrial, el club deportivo, etcétera. Y, claro está, fueron impulsados por personas muy distintas entre sí: estudiantes, exalumnos, aristócratas, proletarios, burgueses” (Alonso, 2021:16). Y ahora, por las mujeres de modo destacado. ¿Será acaso el potente fútbol femenil una cosa de la posmodernidad o llegó para quedarse y brillar? Lo veremos con el tiempo. 

Valga por ahora señalar el reciente éxito de las seleccionadas femeniles en República Dominicana, donde dominaron por mérito propio, pasando por encima de Canadá primero y luego de Estados Unidos, para clasificarse al mundial como campeonas (por segunda vez ya en su historia) de la Concacaf. Así es, la selección femenil conquistó el título del Premundial Sub-20 tras vencer 2-1 a Estados Unidos en la final que se disputó el domingo pasado en Santo Domingo. Las dirigidas por Ana Laura Galindo (a quien apodan “Panda”) abrieron el marcador del juego por el título por conducto de Mailin Orozco, quien clavó el primero al minuto 70, tras pase de Tatiana Flores. La reacción del conjunto yanqui no tardó en llegar, pues diez minutos después apareció Onyeka Gamero para un remate cruzado que fue imposible de detener para Itzel Velasco, portera mexicana que luego se luciría y quien en la recta final del partido fue clave para que el Tri femenil ganara y se coronara. Luego, al minuto 87 Fátima Servín, capitana, apareció para marcar tras una serie de rebotes y así darle la ventaja al Tri y con ello el triunfo en el Premundial Sub-20. Con esta victoria, las pupilas de Galindo llegarán al Mundial Femenino Sub-20 como favoritas. Cabe resaltar que dicha competencia es en 2024 y aún no se define la sede. Y recuérdese bien el nombre de la técnica nacional, Ana Laura Galindo (37 años, Cd. De México), porque seguro que va a dar mucho de qué hablar en el futuro, ya lejos de la mediocre y oscura influencia de Leonardo Cuellar en las selecciones femeninas. Se puede ver entonces en este equipo nacional de fútbol, un desempeño muy diferente al de los varones en tiempos recientes.

Lo cierto es que el fútbol femenil no deja de crecer en el mundo, y México no es la excepción. Seis años después de fundada, la Liga Mx Femenil demuestra que las instituciones deportivas, sobre todo las copadas por intereses extra deportivos y mercantiles, eran miopes ante el cambio social y deportivo que se producía en la sociedad mexicana, porque las jugadoras de fútbol, sobre todo las más jóvenes, han roto muchos límites, prejuicios, moldes y esquemas. No hace tanto que a las jugadoras se las llamaba con desdén y derogatoriamente: “marimachas”, “prófugas del metate” o bien se las mandaba “a casa, a lavar los platos”. Luego están los casos de padres y madres que sacan a sus hijas de equipos infantiles y adolescentes porque el fútbol “es cosa de lesbianas” o que “un pelotazo en el pecho les puede producir cáncer”, eso dicen. (Santos, M. La Jornada, 050623).

Por eso no es noticia menor saber que a pesar de los atavismos machistas y patriarcales, hay cada vez más llenos en los estadios para ver los partidos femeniles, arropados por el creciente interés de la afición por apoyar a sus clubes, que juegan con calidad y pasión. El domingo pasado, por ejemplo, las Tuzas del Pachuca y las cremas del América jugaron la final con una magnífica entrada en el Azteca, dejando por el camino a equipos como Mazatlán o Tigres, bien pertrechados económicamente, con las nóminas más caras, pero con pocas ganas o idea deportiva. Así que nadie puede dudar a estas alturas que el notorio éxito de las mujeres futbolistas tiene mucho que ver con una renovación deportiva, con un: “…mirar con nuevos ojos al más popular y mirado deporte de pelota del mundo” (Alonso, 2021:15). Queda pendiente que clubes y federativos acompañen el esfuerzo de las mujeres con salarios justos a nivel profesional, como los de los hombres. Pero ellas están en la pelea y serán imparables, y si no, habrá que recordar el ejemplo de la gran Megan Rapinoe y sus compañeras seleccionadas en Estados Unidos, que no pararon hasta conseguir la igualdad de trato.

En el panorama nacional, la novedad es que El Vasco le dijo que no al América masculino y decidió quedarse con el sufrido RDC Mallorca después de salvarlo del descenso, como hizo ya hace años con el Osasuna de Pamplona; mientras que el veleidoso Vela vendrá pronto a jugar con las Chivas, según todo parece indicar. Dicen algunos viejos aficionados cremas que esperan a Lavolpe, ya que Aguirre los desairó. Lo veremos pronto. 

Cola. “El fútbol es juego y en el juego todo es fantasía” (Reimann, en Alonso, 2021). Nada más, pero nada menos. Con suerte en el futuro volveremos a estos lúdicos temas culturales y antropológicos del balón bajo la lúcida, erudita y barroca mirada de Canario.

Enrique F. Pasillas P. 

El Colegio de la Frontera Norte – Estancias Posdoctorales