Actualmente, el suicidio es un fuerte problema de salud pública que se puede prevenir. La Organización mundial de la Salud (OMS) declaró que, en los últimos 45 años se ha elevado un 60%, a nivel mundial, provoca la mitad de las muertes violentas, lo que se traduce en casi un millón de victimas al año, es decir una persona cada 40 segundos. Se ha estimado que en 2020 podrían llegar a ser hasta 1.5 millones de personas al año. En algunos países, esta causa de muerte aparece como una de las tres principales entre las personas de 15 a 44 años de edad, siendo la etapa más productiva en la vida y la primera causa entre los jóvenes de 10 a 24 años. Estas estadísticas no contemplan las tentativas de suicidio, que son 20 veces más frecuentes.
Según la OMS, en el 2016, en América se suicidan 4.6 mujeres contra 15.1 hombres por cada 100,000 habitantes. México ocupo el lugar número 21 de países de América, con 5.1 personas por cada 100,000 habitantes.
El método más empleado es el ahorcamiento, seguido de disparo por arma de fuego y envenenamiento, entre otros. El lugar más usado es el propio hogar de la víctima. Las 4 causas más comunes que se han reporta do son: Problemas afectivos (desamor, violencia), ausencia espiritual (conflictos existenciales y trastornos mentales), problemas económicos y sociales (abandono de hogar, bullyng), depresión y enfermedades crónicas o terminales (presencia de dolor).
A este complejo problema social se le han atribuido factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales. La Dra. Verónica Alcalá de la Facultad de Psicología de la UNAM, dice que el suicidio no es una enfermedad, es un signo de algo que no ha estado bien desde hace mucho tiempo, por lo que propone trabajar con los niños de primaria para crear mentes más positivas y con mayores recursos sociales. Por otro lado científicos canadienses, encontraron que hay alteraciones de los mecanismos epigenéticos en la expresión de genes en los cerebros de los suicidas. Tenemos muchos tipos de estudios, como los ejemplos anteriores, aun así todavía no se ha llegado a una solución definitiva; aunque los resultados generales mencionan que esto se puede evitar.
Los familiares de alguien que logró quitarse la vida se quedan en la más profunda tristeza, muchas veces con el misterio de cada caso, pues no se explican qué sucedió, viven el duelo de la ausencia, talvez sintiéndose culpables, se quedaron con un te quiero para esa persona en la punta de la lengua pero no lo expresaron, ahora solo les queda honrar la vida de ese ser humano que existió y seguro dejo experiencias muy valiosas para muchas personas.
Como seres sociales que somos debemos unirnos para solucionar la expectativa fatal que se está dando sobretodo en nuestros jóvenes, todos los que estamos coincidiendo en un tiempo y momento de nuestras vidas con otro ser humano, debemos estar abiertos a comentarios, a vernos, sonreír unos con otros, saludarnos, aunque no nos conozcamos. Practiquemos esto día con día, es algo muy sencillo, y estamos ayudando a las personas y a la vez nos ayudamos nosotros mismos haciendo algo diariamente por la pertenencia a la sociedad y al mundo en el que vivimos. El Día Mundial para la Prevención del Suicidio, en este año, será el próximo 10 de septiembre, conmemoremos a los que se han ido y honremos su memoria no permitiendo que esto vuelva a suceder en la medida de nuestras posibilidades, quien tenga esa idea en mente, hable y vea que el mundo está lleno de posibilidades, cada persona en esta creación tiene mucho que dar a su familia y comunidad. Vivamos al máximo penas y glorias!
Dra. María del Carmen Portillo Téllez
Cátedra Conacyt, El Colegio de la Frontera Norte