Corredor Fronterizo | Usos y costumbres sobre placas en el noreste

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Opinión de Jesús Pérez Caballero Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

viernes 6 de mayo de 2022

Luis Astorga

ALuis Astorga Innumerables carros que circulan por Matamoros están sin matricular o tienen placas estrambóticas. Merece la pena conocer estas últimas, para entender que la regularización de matriculaciones –o, en este contexto, cualquier tipo de regulación legal– no puede ser formalista, pues el caudal y la inventiva parecen inagotables en la ciudad mexicana más al noreste. Me encomiendo a George Perec para la siguiente enumeración de placas vistas:

Una placa de Hello Kitty; otra de la película Monsters Inc.; una con la bandera de México; una de un vaquero arrodillado ante una gran cruz y, a unos pasos, su caballo ramoneando; un iracundo jabalí, pintado de blanco sobre fondo rojo; la rana Señor Frog’s vestida de mariachi (esta sí era un marco, pero ¡no enmarcaba nada!); placas del New York Police Department; una de Porsche, en un coche Nissan; una donde se lee, sobre la frente de una mujer: Girls, rule!; la marca de cerveza Victoria. Desde 1865 (a mí también me parece la mejor chela mexicana); otra donde se leía Born to Shark, y un tiburón redundante; las letras VIP; una de los Marines, escudo incluido; la palabra Luna, dorada, sobre fondo negro; la frase I Love Sex; un magritteano Untitled Vehicle; una placa de la Virgen de Guadalupe y el lema Protégenos, Madre; un –probablemente– pentecostal New Birth; un canónico Jesucristo; el demonio de Tasmania; San Judas Tadeo; el equipo de la NBA Chicago Bulls; una extraña, pero logradísima placa que dice “Protección Federal” –en un carro Mustang–; una placa de Bob Esponja; Orgullo UAT, en referencia a la principal universidad tamaulipeca; una que solo dice: You Don’t Know Who I am; la setita verde –creo que se llama Toad– que recogen los personajes de videojuego Mario y Luigi en sus aventuras; Florida Gators y un caimán, también redundando; una placa del All Stars de la NBA; una placa igual en todo a la oficial de Tamaulipas, salvo que, en vez de un número, dice: Obispo; una de FSU Seminoles –esta placa era de un SUV negro, que salió a toda velocidad de un camino de terracería que conduce al río, y enfiló División del Norte, dejando atrás a la colonia Ciudad Industrial–; una placa, no sé si orgullosa o amenazante, donde se leía Mejor-Hijo; una calavera, con gafas rojas, que brotaba de la propia matrícula; una placa que decía “Gobierno municipal de Matamoros”, en letras negras – perfiladamente oficiales– en fondo blanco, con una plaquita en el lateral superior izquierdo que decía “Police Interceptor” y con el logo de la Secretaría de Seguridad Pública municipal en los costados del carro, además de una luz roja delantera y una lateral trasera (esto no es definitivo de oficialidad: yo he visto picops de chatarreros con una luz anaranjada, de ambulancia, puesta en el techo) y una radio al interior, por la que platicaba un señor con gafas de concha (vi dos veces un vehículo así, uno en la Canales con la Sexta y otro, marca Ford, incorporándose de la colonia Popular a la avenida del Niño); o, finalmente, una placa donde se leía Hollywood, en homenaje a ese monte sacralizado californiano de donde venían nuestros sueños (ahora el cine es otra cosa). Todas, repito, las he visto circular, con tranquilidad beatífica, por las calles matamorenses.

Otro porcentaje muy alto de vehículos tienen placas de Texas; también hay muchas de asociaciones de las que me ocupé en otro texto (Brevísima descripción de la matriculación de autos “chocolate”, ELM, 20/1/22) o del Tecnológico de Matamoros y su mascota (un gorila), que permiten circular, al menos, municipalmente.

Finalmente, están los autos regularizados. Los que portan placas de entidades federativas distintas a la tamaulipeca pueden ser percibidos como focos de peligro o de depredación por quienes vigilan, legal o ilegalmente, las entradas a la ciudad y sus arterias (esto no es matemático: a la larga acabé viendo carros hasta con matrículas municipales como “Mazatlán”), por lo que quizá sea preferible transitar con placas como las enumeradas o, incluso, de EU. Así, por orden de avistamiento, observé de Luisiana, Minnesota, Arkansas, Delaware, Carolina del Sur, Georgia, Kansas, Missouri, Wisconsin, Alabama, Kentucky, Maryland, Florida, Michigan, Massachusetts, Mississippi, Illinois, Oklahoma, Tennessee, Maine, Carolina del Norte, Indiana, Ohio, Washington, Utah, Nebraska, Nueva York, Virginia, Iowa, Pensilvania, Colorado, California, Connecticut, Oregon y Nevada. También de la Comanche Nation (con el lema Lords of the Plains), Choktaw Nation, Cherokee Nation y Apache Tribe, esto es, matrículas emitidas por esos nativos de territorios autónomos en Oklahoma. ¡Ah!, y encontré de otros países: dos de Alemania y otra más del canadiense Quebec, a pocas cuadras de mi anterior domicilio en la San Francisco.

La recopilación la hice entre 2017-2020 y aproveché el encierro pandémico para poner orden entre tantos apuntes. Añadan las que vieron ustedes…

Dr. Jesús ´´Pérez Caballero

El Colegio de la Frontera Norte