*** Las opiniones expresadas son responsabilidad de quien las emite y no reflejan necesariamente una postura institucional de El Colegio de la Frontera Norte. ***
La planta Tesla fabricante de automóviles eléctricos que se instalará en Nuevo León, lo hará en Santa Catarina, una ciudad conurbada con otras que forman parte del Área Metropolitana de Monterrey, cuya posición en muchos aspectos sociales, económicos e industriales, es menos relevante en ese conjunto de ciudades compuesto por Monterrey, San Pedro, Guadalupe, Juárez, San Nicolás de los Garza, Apodaca, García y Escobedo, por no mencionar a los municipios periféricos: Ciénega de Flores, Zuazua, Salinas Victoria, Cadereyta y Santiago, que están por fusionarse al Área Metropolitana.
Santa Catarina será vista en el resto del mundo como la ciudad más interesante porque la planta tendrá un tamaño gigantesco, porque los medios de comunicación, los políticos y académicos dicen que se invertirán 5 mil millones de dólares, una cifra muy grande desde cualquier ángulo que se le vea. También estiman entre 6 y 10 mil trabajadores directos y que generará empleos indirectos de alrededor de 35 mil trabajadores. No sabemos si los salarios que paguen a los obreros serán más altos que el resto de la industria tradicional con chimeneas y contaminante.
Los efectos en cascada se dejarán sentir con la construcción de esta planta ensambladora de autos eléctricos de Elon Musk, el rico empresario sudafricano nacionalizado canadiense. Estos efectos serán de varios tipos, algunos positivos y otros no tanto. Entre los positivos podemos mencionar la necesidad de mejorar la infraestructura urbana para el transporte, darles mantenimiento a las calles, regularmente llenas de baches; otros efectos positivos serán más ingresos y empleo para la población en edad de trabajar y, por lo tanto, mayor circulante monetario.
Podemos decir que, con Tesla en Santa Catarina, la imagen de la región creada a través de una industria con chimeneas, contaminante y de bajo valor agregado, tenderá a desaparecer o cuando menos a traslaparse con empresas limpias y de tecnología de punta. Esperemos que no cierren las viejas fábricas de acero, cemento y vidrio; aun cuando los ambientalistas levanten los brazos al cielo si llegase a presentarse este hecho.
Podríamos creer que con la instalación de esta planta fabricante de autos eléctricos, otro efecto en cascada positivo sería la reducción de la contaminación del aire al conducir estos automóviles, sin embargo, la planta exportará al mercado americano el 80% de sus marcas y el otro 20% no sabemos a dónde irán o se quedarán en México para ser vendidos a lo largo y ancho del país. Lo cierto es que el poder de compra del regiomontano promedio le impide adquirir estos automóviles, lo que, por definición, seguiremos usando autos de combustión interna de gasolina o diésel.
Por el tamaño del Área Metropolitana de Monterrey, a donde pertenece Santa Catarina, no podríamos decir que el impacto de Tesla en el crecimiento urbano en términos de mayor población, más viviendas, servicios públicos y seguridad policiaca, represente grandes beneficios, dada las limitaciones existentes para resolver estas necesidades. Por el gran problema del agua por la sequía que estamos padeciendo desde hace años, la instalación de Tesla es un reto a resolver en el corto plazo, no porque la empresa consuma mucha agua, sino por las demandas colaterales de empresas proveedoras, nuevos fraccionamientos, etcétera, que incrementarán el consumo total.
Con la instalación de Tesla en Santa Catarina la industria automotriz mexicana se consolidará como la principal exportadora, lo cual demandará mayores y mejores servicios de transporte, incluido los seguros y el mantenimiento de carreteras. Aquí se verá si la carretera a Colombia, Nuevo León, reúne el atractivo para transportar la carga por esa aduana fronteriza, donde Tesla tendrá su propio carril FAST y servicios aduanales.
De Tesla en Santa Catarina podemos decir varias cosas más, y sin duda la más importante de todas es que se presentará la oportunidad de trabajar en una empresa de alta tecnología que puede generar procesos de aprendizaje industrial, si es que como empresa ensambladora lo permiten. El reto es asimilar ese aprendizaje, acoplarlo y potenciarlo a nuestros procesos productivos, a nuestro desarrollo tecnológico, que todavía está lejos del nivel que poseen los países y empresas más desarrolladas del mundo.
Dr. Salvador Corrales C.
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Monterrey