Corredor Fronterizo | Nearshoring: el nuevo auge maquilador

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Opinión de Belem Vásquez Galán Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 26 de octubre de 2023

En los últimos meses se escucha con frecuencia la llegada del nearshoring a México y cómo este nos puede llevar al primer mundo. Según el gobernador Samuel García hasta 76% de este fenómeno se establece en el estado de Nuevo León, por lo cual “el modelo de Nuevo León aplica perfectamente a lo que México requiere para aprovechar el potencial del nearshoring: carreteras, logística, seguridad, energía renovable y un gran espíritu en los trabajadores”. Sin embargo, en realidad lo que estamos presenciando es el mismo modelo de inversión extranjera directa, que consiste en inversión proveniente de los Estados Unidos para establecer plantas maquiladoras o ensambladoras cuya producción se destina a la exportación.

Simplemente, las maquiladoras que se fueron durante la crisis de 2001-2002 están regresando a México por dos razones. La primera tiene que ver con los cambios que han tenido los salarios de la industria manufacturera en China. Desde su ingreso a la Organización Mundial del Comercio en 2002, China logró vender productos muy baratos y atraer inversión directa por las diferencias salariales con sus principales competidores, entre ellos México. En 2002, China pagaba en promedio, menos de un dólar al día a un obrero de la industria manufactura mientras que México pagaba en promedio 4 dólares. Esta gran diferencia ocasionó que los estadunidenses buscaran mover sus plantas a China para ahorrar costos, sobre todo porque a pesar de la distancia, el ahorro en costos laborales les permitía obtener ganancias. Sin embargo, por fortuna para China, a partir de 2009 los salarios empezaron a mejorar, mientras que para desgracia de México, los salarios siguieron estancados en alrededor de 3 dólares la hora. De tal forma que desde 2012, los obreros chinos ganan más que los obreros mexicanos. Para las plantas que usan intensivamente el trabajo barato, como las maquilas, China dejó de ser atractivo en este aspecto, desafortunadamente o afortunadamente (como lo vería Samuel García), México recuperó su ventaja competitiva.

Otra de las razones del regreso de la inversión maquiladora, o para hacerlo más suntuoso, del fenómeno de nearshoring, es la creciente dificultad para trasladar la producción desde los países asiáticos hasta los Estados Unidos, tanto en costos como en tiempos. Y esto se hizo más evidente con la pandemia mundial de 2020, cuando se pararon las labores en plantas, se detuvo el envío de contenedores en los puertos de Shanghái y además aumentó el costo de los fletes. Por ello, sumado al incremento de los costos laborales, el aumento de costos de transportación ha hecho poco redituable para los Estados Unidos mantener las plantas de producción en China y otros países de Asia. En este contexto, es lógico que México se ha vuelto competitivo para Estados Unidos, ya que además el tratado comercial de Norteamérica garantiza ventajas adicionales.

Es momento de reflexionar si nuevamente esperamos que la industria maquiladora, esta vez bajo el nombre de nearshoring, se convierta en el motor de desarrollo económico que estamos esperando. Quizás en esta ocasión, esta inversión extranjera podría crear proveedores locales de insumos intensivos en capital, mejorar el capital humano empleando y formando profesionistas, y no solo contratando obreros, podría vender sus productos al mercado nacional y no solo exportar el total de su producción o reinvertir sus ganancias en el país. La realidad es que este modelo de industrialización en México ya tuvo su tiempo y ya produjo sus resultados, los cuales no fueron muy buenos. El propósito de la inversión no es crear empleos, no es mejorar las condiciones socioeconómicas del lugar donde se ubica, no es su obligación hacerlo. Su propósito es maximizar sus ganancias y mantener su posición con la competencia mundial, por lo tanto, es ingenuo esperar que el nearshoring logrará posicionar a México en el primer mundo, como lo espera el gobernador Samuel García.

Belem Vásquez Galán

El Colegio de la Frontera Norte