Corredor Fronterizo: ¿Menos empleos, más inseguridad?

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Opinión de Mario Alberto Jurado Montelongo Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 5 de junio de 2017

La Población Económicamente Activa (PEA) contiene a los ocupados y desocupados y la Población No Económicamente Activa (PNEA) está compuesta por disponibles y no disponibles. En la PNEA se encuentran las personas que se dedican a estudiar y a las actividades del hogar, sin trabajar en actividades remuneradas; también los jubilados y los discapacitados que no trabajan, entre otros.

En los últimos años en el país, la población en edad de trabajar, ha estado creciendo a tasas altas, pero principalmente la población joven entre 14 y 30 años. Representan el bono demográfico que se tiene que aprovechar generando empleos bien pagados, estables y con prestaciones sociales; para que puedan afrontar su futura vejez con una jubilación digna.

Desafortunadamente esto no está sucediendo. Pondré el ejemplo de uno de los estados más sobresalientes de la política económica actual. Querétaro, que es una entidad que ha recibido durante más de una década, grandes inversiones de capital extranjero, principalmente en la industria aeroespacial y de autopartes, no ha aprovechado el aumento de la población en edad de trabajar. El peso de la PEA ha estado disminuyendo considerablemente. Es uno de los dos estados con tasas netas de participación más bajas en el país. Mientras que a nivel nacional la tasa es 59.3%, en Querétaro es de 54.3%, y existen estados con tasas de 69% como Colima.

¿Qué está pasando? Del 2005 al 2015 la población en edad de trabajar aumentó con un promedio anual de 32 mil habitantes (en números cerrados) mientras que de este aumento solamente 9 mil de ellos se ocupaban o se dedicaban a buscar empleo.

Los jóvenes han reducido su participación como trabajadores: en el 2001 el 24 % de los ocupados eran jóvenes; en el 2017 son el 20%. Lo positivo de esto sería si la pérdida se compensara con el crecimiento del grupo de los estudiantes, pero esto no está pasando claramente. El peso de los estudiantes en la población en edad de trabajar se ha mantenido estable en Querétaro durante este período.

El crecimiento promedio anual más importante es dentro de la PNEA. El subgrupo que resalta son los no disponibles, aquellos que no buscan empleo, ni tampoco aceptarían uno si alguien llegara a ofrecerles debido a diferentes razones entre las que se encuentran, que están jubilados o discapacitados o tienen que dedicarse al hogar; están estudiando o simplemente porque “no quieren”.

Dentro de los no disponibles, están los clasificados en otras actividades, que, durante estos últimos quince años han tenido un comportamiento muy errático en términos numéricos: en el 2006 eran 60 mil y en el 2013; 120 mil; y en el 2016; 90 mil. Dentro de este grupo se encuentra una diversidad de personas dedicadas a muy distintas actividades como los pordioseros; delincuentes, sacerdotes y trabajadores (as) sexuales, entre otros. Pero los que más preocupan son los que dentro de este grupo han tenido pocas oportunidades, como los jóvenes “ninis”, por mencionar unos.

Dos apuntes ante esta situación. La propuesta de una economía basada en la industria de exportación en Querétaro ha permitido un crecimiento promedio del 5% anual del PIB estatal, pero, a pesar de que han aumentado los salarios, esta entidad no está dentro de las que ofrecen los mejores salarios y el otro es que este esquema es de una demanda limitada de empleo.

Hasta ahora, en Querétaro, las tasas de los indicadores de seguridad son semejantes a los promedios nacionales, pero con esta tendencia hacia un mercado laboral restringido, no sabemos si los índices de criminalidad y los de percepción de inseguridad se mantendrán así en el futuro.

Mario Alberto Jurado Montelongo
Profesor investigador, El Colegio de la Frontera Norte-Monterrey