Corredor fronterizo | ¿La erupción del volcán Tonga puede enfriar el clima de la Tierra?

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Opinión de Gabriela Narcizo de Lima Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 9 de junio de 2022

El día 15 de enero de 2022 presenciamos lo que fue considerada la mayor erupción volcánica del mundo en los últimos 30 años. La explosión del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga-Haʻapai – ubicado en el triángulo polinesio – arrojó cenizas, vapor de agua y dióxido de azufre (SO2) en la atmósfera en una columna que se elevó a más de 30 km sobre el nivel del mar, y generó tsunamis que, además que afectaron fuertemente la región de Tonga, alcanzaron lugares tan distantes como Japón, Chile, la costa oeste de Estados Unidos, partes del océano Atlántico y los mares Caribe y Mediterráneo.

Mientras los residentes de las regiones más afectadas siguen intentando recuperarse de la devastación causada por la erupción del Hunga Tonga-Hunga-Haʻapai, los científicos buscan entender mejor los impactos globales generados por este fenómeno.

Los análisis preliminares de los datos indican que la explosión podría tener un impacto importante en el cambio climático, con una reducción de la temperatura global de aproximadamente 0.1°C en los próximos uno o dos años, pero las comparaciones con otras erupciones relevantes de la historia mostraron que el pronóstico inicial no era correcto, ya que no llevaba en cuenta tres factores primordiales que deben de ser analizados cuidadosamente: la ubicación del volcán Hunga Tonga-Hunga-Haʻapai; el tiempo que duró la erupción más fuerte; y la masa total de SO2 arrojada por ella.

A una altura superior a los 30 km – elevación aproximada que alcanzó el material arrojado por el Hunga Tonga-Hunga-Haʻapai – se ubica una zona de la atmósfera que está por encima de la influencia de las corrientes en chorro, en donde los aerosoles pueden permanecer durante mucho tiempo. Aunque normalmente se cree que las cenizas volcánicas son las responsables por reflejar la luz del sol, afectando así la temperatura global, en realidad, a diferencia de los aerosoles, este material no permanece en la atmósfera por mucho tiempo y su influencia en el clima es muy reducida. Para que ocurran cambios reales en las temperaturas del planeta Tierra debe haber una cantidad significativa de SO2 en la estratosfera – capa atmosférica que se ubica aproximadamente entre los 20 y 50 km de altura -, sustancia que reacciona con el agua y crea una capa nebulosa de gas que impide que la luz solar llegue a la superficie de la Tierra, lo que puede conducir a temperaturas más frías.

Según las mediciones realizadas a partir de imágenes satelitales, se verificó que el total de SO2 arrojado por la erupción del pasado 15 de enero fue de alrededor de 0.4 terrogramas (Tg) – aproximadamente 400.000 toneladas –, una cantidad muy pequeña si es comparada, por ejemplo, a los casi 58 Tg arrojados por el volcán Monte Tambora (Indonesia) en 1815 y a los 20 Tg lanzados por el Krakatoa (Indonesia) en 1883 y el Pinatubo (Filipinas) en 1991.

En este sentido, sabemos, por ejemplo, que la erupción del Monte Tambora generó una disminución de la temperatura global tan importante – alrededor de 0,4 y 0,7 °C – que 1816 quedó para la historia como el año sin verano, aunque los efectos de este cambio en el clima se hayan sentido por un periodo mucho más prolongado. Este fenómeno se conoce como “invierno volcánico” y resultó en una grave escasez de alimentos a nivel mundial debido a la pérdida de cosechas en regiones tan diversas como el sur de China, el norte de Europa y el nordeste de Estados Unidos. La erupción del volcán Pinatubo generó algo similar, con la reducción de aproximadamente 0.5°C en la temperatura global, lo que impactó el clima de diferentes regiones del planeta por varios años.

En términos de potencia de explosión, la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga-Haʻapai se equipara a la del Pinatubo en su punto máximo, sin embargo, su duración fue de aproximadamente diez minutos, y, a menos que otras erupciones con potencias similares vuelvan a ocurrir, lo que se considera poco probable, no tendremos un enfriamiento global significativo.

Otro factor que no se consideró en las estimaciones preliminares de los posibles impactos de la erupción ocurrida en el mes de enero fue la latitud en que se ubica el Hunga Tonga-Hunga-Haʻapai en el hemisferio sur, lo que altera sustancialmente la distribución espacial de los aerosoles de sulfato estratosférico. Esto se atribuye a que, por influencia de las corrientes atmosféricas, las emisiones generadas por erupciones volcánicas del hemisferio sur se limitan, en gran medida, a circular entre este mismo hemisferio y los trópicos, con un impacto menor en la región norte del globo, lo que, a su vez, conduce a un enfriamiento global más débil.

La suma de todos estos factores representaron un desafío para que los científicos pudieran generar un pronóstico confiable en relación a la influencia de la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga-Haʻapai en el clima terrestre. Existen pocas erupciones volcánicas registradas en el hemisferio sur similares a la ocurrida en Tonga, pero las simulaciones de modelos climáticos que utilizan este elemento como una variable proporcionaron una referencia útil para los cálculos del posible impacto que se generará. Los resultados finales mostraron que la temperatura superficial media global disminuirá solo 0,004°C en los primeros 12 meses, lo que no varía mucho en relación a las proyecciones ya estipuladas para el sistema climático, por lo cual se concluyó que esta erupción no representará un cambio suficientemente grande para superar las tendencias del calentamiento global antropogénico a largo plazo, aunque no se descarten posibles afectaciones climáticas en el corto plazo en diferentes partes del planeta.

Dra. Gabriela Narcizo de Lima

El Colegio de la Frontera Norte