Corredor fronterizo | El Estado y la precariedad minera

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Opinión de Camilo Contreras Delgado Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 18 de agosto de 2022

La tragedia en el pozo de carbón el Pinabete en Sabinas, Coahuila, no es un hecho fortuito, ni aislado, ni desafortunadamente algo que las autoridades estén dispuestas a detener. Lo más sencillo, pero irresponsable, es que las actuales autoridades repartan culpas a los pasados gobernantes.

Las condiciones por las que se dan las frecuentes muertes y lesiones de estos trabajadores se explican por un entramado del que forman parte empresas privadas y estatales, dependencias gubernamentales, organizaciones sindicales, la existencia de un mercado para ese tipo de carbón, y el eslabón más vulnerable: un mercado de trabajo precario. Hay un fondo estructural que el Estado-Nación no ha querido desmantelar.

Un poco de historia ayuda a entender cómo llegamos a esta situación. La explotación del carbón mineral de la cuenca carbonífera de Coahuila inició a finales del siglo XIX. Los primeros usos fueron como combustible para los ferrocarriles, después para la fundición, fabricación de acero y finalmente para la generación de electricidad. La explotación inició con minas rústicas y muchos accidentes, después se avanzó en materia de tecnología y seguridad sin que por eso se llegaran a erradicar los accidentes. La mayor crisis económica y social de esa región se presentó cuando fue privatizada la planta de Altos Hornos de México (1991), ubicada en Monclova, y cuando el país abrió las fronteras al acero del extranjero. Estas medidas provocaron el cierre de minas de carbón con el consecuente desempleo y desplazamiento de mano de obra a otras regiones e incluso la migración a Estados Unidos.

Es en el anterior escenario donde reaparecen los “pozos” de carbón a la usanza de finales del siglo XIX. La particularidad de estas unidades de producción es que están “rascando”, como dicen los propios mineros, el carbón que dejaron la viejas minas. Este es el eslabón más vulnerable. Es conocido que hay ocupaciones con mayor índice de siniestralidad que otras, pero aquí se toleran condiciones que deberían ser inadmisibles: no se tiene la suficiente ventilación donde sabemos que la concentración de gas es uno de los mayores peligros, pocas veces se cuenta con el equipo para la medición de metano, en otras ocasiones hemos encontrado trabajadores menores de edad, y lo que esta vez provocó la tragedia es que se entra y se perfora sin tener los planos que permitan saber qué hay detrás del muro sobre el que se está trabajando. No es la primera vez que la perforación de un frente en una galería da paso a una corriente subterránea o a depósitos de agua en túneles de viejas minas. La muerte en este tipo de minado puede ser por ahogamiento, intoxicación, explosión por la concentración de gas, así como por derrumbes también llamados “caídos”. Todo esto por un salario de 150 pesos en promedio al día y sin las prestaciones de ley.

¿Pero quién tiene y quién otorga las concesiones para extraer el carbón bajo este método? ¿Quién vigila las condiciones de trabajo? ¿Quién compra y para qué es usado ese mineral? Este carbón es de baja calidad; es decir no tiene el poder calorífico para usarse en la fundición o en la fabricación de acero. El carbón de los pozos es comprado por la Comisión Federal de Electricidad para el funcionamiento de las carboeléctricas instaladas en el municipio de Nava, Coahuila, muy cerca de la cuenca carbonífera. El Estado tiene responsabilidad al menos por omisión. ¿Dónde están las medidas para prohibir estas unidades de producción y supervisar el trabajo minero por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social? ¿Por qué la CFE adquiere un producto y otorga contratos a empresarios que no aseguran la integridad de sus trabajadores? ¿Cuál es el rol y responsabilidad de la Secretaría de Economía? Por eso decimos que es tan responsable quien otorgó esos permisos en el pasado como quien no tiene la voluntad de hacer cumplir la ley en materia de seguridad laboral y de quien sigue promoviendo estas unidades de trabajo.

¿Quién defiende a los trabajadores de los empresarios y del Estado? El negro historial de Napoleón Gómez Urrutia, ahora protegido por el fuero que le da la senaduría, es un ingrediente más de complicidad. Este señalado líder de los mineros también es presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado de la República. ¿Así o más cinismo? Es un líder sindical funcional al Estado como en los mejores tiempos del corporativismo. No sabe tomar una pica o pala de minero, sin embargo, como las cabezas de las dependencias del entramado descrito, tiene las manos sucias y no por el carbón.

Dr. Camilo Contreras Delgado

El Colegio de la Frontera Norte