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Por: DORA JULIA ONOFRE RODRÍGUEZ
Investigadora invitada del Colegio de la Frontera Norte (El Colef)
Investigadora de la Facultad de Enfermería/Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias de la Salud, UANL
Durante el día de la conmemoración Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, el pasado 17 de Mayo escuché a alguien decir “la homofobia está erradicada”, esto llevó a preguntarme ¿A qué país se refiere? Si tan sólo en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Mauritania, Sudán del Sur, Yemen y Somalia, la homosexualidad se castiga con pena de muerte. Mientras que en otros países, se sanciona con prisión (desde meses hasta cadena perpetua). O, existen otros en donde ésta se condena con multas, deportación o trabajos forzados.
En México, cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), del 2009 al 2013 señalan que se han identificado al menos 91 homicidios motivados por el odio homofóbico y transfóbico y 176 expedientes de discriminación en los ministerios públicos de nuestro país. En este tenor, los últimos resultados de la Encuesta Nacional Sobre Discriminación (2013), apuntan que el 83.4% de los encuestados reportaron que “alguna vez han sentido que sus derechos no han sido respetados por motivos de orientación sexual”.
Los fríos datos nos hacen tomar conciencia sobre la criminalización de la homo/trans y bisexualidad y por ende, de cómo las personas pertenecientes a estas minorías sexuales continúan siendo un blanco significativo de actos discriminatorios y de los denominados crímenes de odio. La discriminación sigue siendo una práctica cotidiana que radica en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona debido a su orientación sexual diferente a la heterosexual. Quienes son víctimas de estas prácticas sufren el rechazo en instituciones educativas, religiosas, de salud, laborales, incluso en sus propios hogares. Las consecuencias de la homo/trans y bifobia conllevan en algunos casos a la invisibilidad, violencia y, en casos extremos, hasta la muerte, por lo que la discriminación supone un obstáculo en el desarrollo adecuado de las personas.
En este sentido, la labor que realiza la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los organismos regionales de Derechos Humanos, para resaltar los derechos humanos de la comunidad lésbico, gay, bisexual y transgénero (LGBT) aunque han sido buenos, han resultado aun dispersos, poco consistentes y poco efectivos. Por eso mismo debe abordarse con seriedad la discriminación por razón de orientación sexual.
Conmemorar el 17 de mayo como día contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia es un reclamo de atención, pero también una llamada a la acción, sobre todo si sirve para evidenciar cómo la homofobia involucra una innegable violación a los derechos humanos. El primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, por lo cual cabe preguntarse; ¿Cuán lejos estamos de vivir en una sociedad tolerante e incluyente? Situar la lucha contra la discriminación por orientación sexual, permite, al menos, avanzar en la ruta correcta. Redoblemos el esfuerzo.[:]