[:es]El pasado domingo 21 de mayo, en la ciudad fronteriza de Matamoros, la canción “El apagón” de Yuri, se vivió como un oráculo rítmico. Poco después de las 8:00 pm un corte de energía eléctrica sacó a más de un vecino o vecina de su casa, y entonces sí, se preguntaron qué cosas suceden con el apagón.
Después de constatar que el corte no solo había sido en su manzana o sector, sino que se trataba de un hecho democrático en la ciudad, la preocupación no fue si “una mano ligerita” los palparía “con confianza y libertad”, como cantaba Yuri, sino el tiempo que el servicio demoraría en restablecerse, pues el calor era intenso y, para colmo, el ventilador celestial poco a poco disminuyó la velocidad.
El oráculo de Yuri cobró preocupación cuando, en las redes sociales, se supo que no solo en Matamoros sino también en la vecina ciudad de Reynosa, el servicio de electricidad estaba ausente. Ante esto, llegó a pensarse que Yuri, en tanto pitonisa transmisora delo que sucede con el apagón, posiblemente había ocultado algo acerca de las causas del mismo; pues si en Reynosa había pasado, tal vez tenía que ver con los bad hombres, como dijo Donald Trump con relación a los muchachos que administran empresas paraestatales (mal vistas) en la frontera; quizás se trataba de un complot tramado por ellos como revancha o estrategia ante sus competidores oficiales o ante los agentes de la ley.
Después se supo que no, que era una sospecha descartable. Los ojos de los mortales fueron abiertos cuando una facebookera, al parecer una regia que transitaba de Monterrey a Nuevo Laredo, nos compartió evidencia empírica de que había un tornado que estaba arrasando no solo con el paisaje agreste, con las casa de los pobres, con vehículos, con vacas y burros sueltos, sino también con la infraestructura del Puente Internacional 3 Las Américas y, por supuesto, con postes y una estación eléctrica.
Los que dudaron de Yuri y su oráculo rítmico, ahora comprendieron que podría haber más de una interpretación que solo los abiertos de mente y corazón podían conocer. Al día siguiente se supo que el corte de electricidad, derivado de los estragos del tornado en Nuevo Laredo, no solo fue en esa ciudad ni en Reynosa o Matamoros, sino también en otras de la frontera de Tamaulipas. Sin embargo, también ese día el oráculo de Yuri se reveló completamente: con el apagón no solo algunas manos traviesas juguetearon ni cuerpos inquietos fueron llevados a calles oscuras o al zaguán para quitarles el abrigo o el sombrero, con el apagón los bebés de varios hogares sufrieron el calor, los alimentos en refrigeradores se echaron a perder, maquiladoras dejaron de producir, se hizo un caos vial porque los semáforos no funcionaban, y, en mi caso, no se guardaron los cambios del primer artículo que escribí en la computadora, lo que me hizo volver a pensar y trabajar sobre el apagón.
El oráculo rítmico, después de todo, tenía razón en algo: hay que cuestionarnos Qué es lo que sucede o puede suceder con un apagón. Al mismo tiempo hay que preguntarnos qué puede haber de fondo, sin que caigamos en posibles teorías de la conspiración, pues nada tiene que ver posibles alzas en los cobros de la electricidad, el cambio climático, complots del Estado hacia la ciudadanía, que la electricidad de los gringos no se suspendiera o, en última instancia, el hecho de que hace un par de días una estación eléctrica de Yucatán se descompusiera y este estado, así como Tabasco y Campeche, también se quedaran sin electricidad; no, nada que ver. Yo creo en el oráculo y recomendaría a Yuri como asesora del a Comisión Federal de Electricidad.
Dr. Óscar Misael Hernández
Profesor-Investigador de El Colegio de la Frontera Norte Matamoros [:]