Hace algunos días me hicieron esta pregunta que parece sencilla: ¿Por qué no hay agua en Nuevo León? Sin embargo, la respuesta no resulta sencilla, sino más bien compleja. Porque el agua es la base del desarrollo, al ser un recurso fundamental para el desarrollo socio-económico, ecosistemas saludables y la supervivencia humana. Por tanto Los tres aspectos básicos que visualizó en la escasez hídrica de la entidad serían: las características geográficas ambientales, crecimiento poblacional y de empresas e industria, y quizás el más importante: la gestión local que se ha hecho del recurso hídrico en las últimas décadas.
En una primera idea es importante contextualizar el problema hídrico desde las características climáticas e hídricas de la entidad, siendo que presentan altas variabilidades debido a las grandes regiones que forman la Sierra Madre; predominan los climas semisecos extremosos, por lo cual resulta a veces impredecible saber si lloverá o no. De hecho, la precipitación pluvial es bastante escasa y cuando sucede se presenta en unas cuantas horas. Mientras que la temperatura promedio es 32C y regularmente mayor hacia el verano, es decir, llueve poco y hay altas temperaturas en la región.
A nivel hidrografía superficial (cuerpos de agua) se ubican en cinco cuencas como: Río Bravo-San Juan (30.9%), Presa Falcón-Río Salado (21%), Río Bravo-Sosa (5.88%), Río Bravo-Nuevo Laredo (2.45%) y Río Bravo-Matamoros-Reynosa (1.59%). Lo que da una idea de que sí hay agua, pero no como en Tabasco. De hecho, las tendencias indican que se vivirá bajo estrés hídrico y en condiciones de vulnerabilidad por disponibilidad extremadamente baja (menos 1000 m3/habitante) o muy baja (1000-2000 m3/habitante), lo que implica una alta vulnerabilidad ante la sequía; tal como indicaba Ortega-Guacin (2012), y debe llevarnos a reflexionar sobre cómo lidiar con la sequía y hacer una entidad resiliente (mayor capacidad de recuperación a factores de estrés hídrico).
En cuanto al crecimiento poblacional, la Conapo indica que entre 2020 y 2030 los municipios de la zona metropolitana de Monterrey (ZMM) (Monterrey, San Pedro Garza García, Santa Catarina, García, Guadalupe, San Nicolás de los Garza, Apodaca, General Escobedo y Juárez) son los más han crecido y están teniendo problemas de distribución de agua y por ende enfrentan escasez hídrica extrema. A la par que se dio el crecimiento de empresas e industrias que consumen grandes volúmenes de agua (acerera, cervecera, refresquera, de embutidos, otras muchas). A las que se suman la industria inmobiliaria y particulares, que acaparan agua para cultivos insostenibles hídricamente. Además, por supuesto está el robo de agua en la red pública hasta de presas o ríos, que junto a la contaminación ilegal y las pocas o nulas acciones de gestión para infiltrar, retener o captar agua a nivel superficial y subterráneas. Esto se vuelve todo un reto para una gestión sustentable del agua en la entidad.
Si bien Nuevo León ha sido una entidad atractiva para industrias, empresas e inmobiliarias debido a la facilidad para su establecimiento por el acceso a servicios públicos incluyendo el agua y las concesiones de esta, que llevaron a ser el imán de empleo, que impulsó la economía.
Ante lo referido, darle agua a toda esta población no resulta sencillo, por ello es necesario que la población experimente cambios de adaptación para vivir en la escasez y un gobierno que adopte nuevos modelos de gestión sustentable del agua. Siendo que hace un par de semanas se declaró a la entidad en situación de emergencia hídrica no solo por los bajos niveles de agua en las presas Cerro Prieto, La Boca y El Cuchillo, sino porque la tendencia hidrometeorológica no mejora y nos encontramos en una sequía y escasez extremas. Por lo anterior, llevaría a Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM) a establecer restricciones extremas de consumo de agua en la ZMM, debido a los altos consumos y así establecieron el programa “Agua para todos”, que en la fase I implicó no tener agua un día, acorde con la zonificación establecida. Lamentablemente no tuvo resultados positivos, lo que llevó a la fase II, que fue dotar de agua a la población solo de 4:00 a 9:00 todos los días. Esto desafortunadamente ha tenido tinos y desatinos, que han enfurecido a la ciudadanía y no está generando una cultura del agua entre la población ni en el SADM.
Así finalmente, la gestión del agua en Nuevo León es un reto para la actual administración, pues ha sido abandonada por varios sexenios y ya repercutió en el SADM, el cual en su momento fue uno de los mejores organismos operadores de agua y drenaje del país. Sin embargo, hoy en día enfrenta un enorme reto por la falta de una política hídrica a mediano y largo plazo, una escasez propia de la región, una falta de comunicación certera gobierno contra ciudadanía, traduciéndose afectaciones severas en diversas colonias de la entidad, siendo los pobres los más vulnerables. Todo lo anterior, creo responde de manera general a la pregunta inicial, pero nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Cómo lograremos una gestión sustentable de la escasez hídrica que vivimos en Nuevo León?
Dra. María Eugenia González Ávila
El Colegio de la Frontera Norte