Antes que nada, feliz año y los mejores deseos para este año, y esperando soplen vientos de paz en el mundo. Porque refiero esto último, al ver las notas de este año iniciamos con algunas noticias no muy alentadoras en temas ambientales como son incendio en Australia, incendio en mercados y efectos de contaminación en varias ciudades del país. Aunque lo más alarmante a mi parecer son las guerras y conflictos humanos, que desafortunadamente pueden causar o acelerar la degradación ambiental, esto por las luchas que se dan entre los seres humanos y con ello la descoordinación de la gestión ambiental que protege a los ecosistemas.
Es importante recordar que desde hace más de seis décadas, los conflictos armados han tenido afectaciones en la biodiversidad del mundo, limitando su protección y conservación. Lamentablemente, las guerras y conflictos reportan sólo el número de soldados y civiles muertos o heridos y las ciudades destruidas. Sin embargo, poco o nada se menciona sobre la otra víctima, el medio ambiente, el cual es devastado al talarse o quemar los bosques, contaminar el suelo y el agua; lo que va exterminando flora y fauna, que además se usa como alimento para la población civil o para el enemigo. A lo que se añade que los sistemas de gestión ambiental suelen ser afectados, por lo que las acciones para prevenir o mitigar los daños causados por las guerras no se realizan.
Cabe referir que los conflictos armados en las últimas décadas, acorde al programa de ONU de Medio Ambiente (PNUMA) indican que se presentan principalmente en zonas con alta biodiversidad, por lo cual las acciones de conservación se ven limitadas. A lo que se suma que el cuarenta por ciento de los conflictos están ligados a la explotación de los recursos naturales, sean estos petróleo, diamantes, oro y madera o actualmente a nuevo recursos como el litio y gas natural entre otros muchos.
Ejemplos de la devastación que causan los conflictos sufridos por años Afganistán ha llevado que el noventa y cinco por ciento de su territorio haya sido deforestado a causa de conflictos, acciones de sobrevivencia de la población y el colapso de la gobernanza medio ambiental. Mientras que en el caso de Nepal, los conflictos sufridos en los años noventa e inicios de este siglo, llevó al colapso de la protección ambiental, además que el personal responsable tuvo que desplazarse por las acciones de contrainsurgencia y civiles realizaron una sobreexplotación de la flora y fauna en zonas como el Parque Nacional Khaptad, en Makalu Baru. Otro ejemplo de devastación ambiental se dio en Colombia, por extracción minera de oro y la explotación forestal realizada por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quienes sobreexplotaron de forma irracional e ilegal recursos como madera de los bosques, que financió las acciones de la guerrilla. En caso de la explotación minera tuvo como consecuencia la contaminación de ríos y tierras con mercurio, que afectó la cuenca del río Quito, y que en conjunto ha provocado afectaciones de los ecosistemas donde se hallaban el bosque, petróleo u oro.
Lo anterior llevó a que la ONU, declarara el 6 de noviembre como Día Internacional para la Prevención de la Explotación de Recursos Naturales en las Guerras y Conflictos Armados. Esto sobre todo considerando las afectaciones que han tenido otros conflictos y guerras al usar sustancias como “agente naranja” que se liberó para eliminar la selva durante la guerra contra Viet Cong en Vietnam, y cuyo efecto devastador se ha detectado hasta hoy día. Se sabe que el agente naranja es un herbicida altamente tóxico, afecta suelo, sedimento y agua, que entra en las cadenas alimenticias perturbando funciones ecosistémicas que probablemente afectarán a la humanidad. Otro ejemplo de los daños ambientales ha sido la guerra civil congoleña que casi acabó con la fauna local siendo que se usó como fuente de carne para los combatientes y civiles, por lo cual cebras, antílopes, monos y roedores, además especies como simios y elefantes fueron las víctimas ocultas del tráfico de especies a nivel internacional.
Lo mencionado sé que resulta triste, pero es importante saber, reflexionar y realizar alguna acción individual o grupal por el medio ambiente, siendo que la nube negra del conflicto entre Irán, Irak y Estados Unidos parece crecer. Espero de todo corazón no ocurra, porque mencionar armas nucleares son palabras mayores tanto en pérdidas humanas como afectaciones ambientales tanto locales como mundiales. Así, mi deseo es que en este año 2020 disminuyan los conflictos, guerras o problemas que afectan al ambiente y al humano, siendo que la Tierra es el único planeta que compartimos con flora y fauna, y que sostiene nuestra vida.
Dra. María Eugenia González Ávila
El Colegio de la Frontera Norte