Condiciones de salud en la frontera México-EU

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Opinión de Felipe Uribe Salas Investigador del Departamento de Estudios de Población de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 17 de abril de 2013

Podemos decir que existe una mayor mortalidad del lado , lo que sugiere que puede ser reflejo del nivel de organización de los servicios de salud en uno y otro lado de la frontera

Las poblaciones que radican en la frontera México-Estados Unidos comparten diferentes características ambientales, sociales, económicas, culturales y de salud. No obstante, en la realidad cotidiana el abordaje de los problemas que enfrentan estas poblaciones se hace bajo diferentes políticas, normas y reglamentos que son propios de la organización político-administrativa del país en que habitan. Ello ha traído como consecuencia que los problemas de salud, que muchas veces son compartidos por las poblaciones que viven en uno u otro lado de la frontera, sean abordados por los sistemas de salud de cada país en forma unilateral, destacándose en muchos casos una ausencia de cooperación interinstitucional para su solución. La interacción entre las poblaciones que radican en los márgenes de las fronteras arriba mencionadas no es un asunto trivial si se considera que dicha frontera se prolonga por 3,150 kilómetros y que la concentración demográfica, en las llamadas “ciudades hermanas”, situadas a cada lado de la frontera, asciende en la actualidad a más de once millones de personas.

En 1942, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) fundó una oficina de campo en la ciudad de El Paso, Texas, en respuesta a los requerimientos de los gobiernos de Estados Unidos y de México, dicho esto eufemísticamente, para buscar cooperación técnica enfocada a dar solución a los problemas de salud en la frontera entre ambos países. Muchas actividades de salud pública se han realizado desde entonces con la iniciativa o el apoyo de esa oficina de campo, incluyendo la denominación colectiva de “comunidades hermanas” a las comunidades de mayor concentración demográfica en ambos lados de la frontera, lo que ha llevado a constituir una visión integral en el estudio de los fenómenos de salud en dicha región. Una aportación de gran calado para evaluar las condiciones de salud de las “comunidades hermanas” ha sido el estudio de “Los perfiles de mortalidad de las comunidades hermanas fronterizas México-Estados Unidos”, publicado en el año 2000 por la OPS.

Los resultados mostraron que la tasa de mortalidad estandarizada fue mayor en el lado mexicano con 603 muertes por 100,000 habitantes contra 435.2 muertes por el mismo denominador del lado norteamericano. La tasa de mortalidad ajustada por edad fue mayor en hombres que en mujeres en uno y otro lado de la frontera pero con mayor diferencia de magnitud en el lado mexicano. Las principales causas de muerte para todas las edades fueron, en orden de importancia, las enfermedades del corazón que en el lado mexicano representaron el 18.7% del total de muertes, mientras que en el lado norteamericano representaron el 29.8%.

Siguieron los tumores malignos con 12.3% versus 23.1%, respectivamente. Mientras que en el lado mexicano los accidentes, incluyendo los de efecto retardado, representaron el tercer lugar con 10.6% de las muertes, en el lado norteamericano fueron las enfermedades cerebro-vasculares con 7% de las muertes. En cuarto lugar estuvo la diabetes mellitus del lado mexicano con 9.5% de las muertes mientras que en el lado norteamericano fueron las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica con 5.2% de las muertes. Finalmente, las enfermedades cerebro-vasculares representaron el 5.3% de las muertes del lado mexicano y los accidentes con 4.8% del lado norteamericano.

Podemos ver que estas cinco causas de muerte representaron para la población del lado mexicano el 56.4% del total de muertes mientras que para la población del lado norteamericano el 69.9%. Con esta breve información podemos decir que existe una mayor mortalidad del lado mexicano lo que sugiere que puede ser reflejo del nivel de organización de los servicios de salud en uno y otro lado de la frontera. Segundo, que la población del lado norteamericano tiene en promedio mayor edad, lo cual refleja una mayor proporción de muertes por enfermedades crónico-degenerativas con respecto del lado mexicano. Sin embargo, del lado mexicano sobresalen las muertes por accidentes y diabetes mellitus que en conjunto agrupan el 20.1% de las muertes.

Al separar por sexo estos últimos grupos de muertes, los hombres pasaron a segundo y cuarto lugares mientras que en las mujeres a quinto y tercero lugares, respectivamente. Por lo tanto, los accidentes afectan más a los hombres pero la diabetes mellitus afecta más a las mujeres. Además, es sintomático que en el quinto lugar, en hombres, se encuentren los homicidios con el 6.3% de las muertes. Si juntamos en hombres las muertes por accidentes y homicidios, estas categorías agrupan el 20.3% del total de muertes.

Aunque es necesario analizar los matices en las causas de la muerte por grupos de edad y sexo y diferenciando por “comunidades hermanas”, lo cierto es que el sistema nacional de salud de México no sólo debe lidiar con una mayor tasa de mortalidad que la presente en la población del lado norteamericano de la frontera, sino que al mismo tiempo debe hacerlo con las enfermedades crónico-degenerativas como causa de muerte, verbigracia la diabetes mellitus, así como con los accidentes y homicidios, tomando en cuenta que estos últimos grupos de causas de muerta  afectan principalmente a los hombres. Más allá de la necesidad de actualizar los perfiles de mortalidad presentados, la oficina de campo de la OPS ha jugado un papel de gran importancia, junto con otras instituciones tanto norteamericanas como mexicanas, en el estudio de la diabetes mellitus.

Enfrentando las limitaciones impuestas por las reglas administrativas de cada país para la realización de proyectos de investigación binacionales (Rev Panam Salud Publica 2010; 28: 151-58), utilizaron una muestra representativa de población de adultos de uno y otro lado de la frontera en 2002 y encontraron una prevalencia de diabetes mellitus de 19.5% del lado mexicano y de 16.1% del lado norteamericano (Rev Panam Salud Publica 2010; 28: 159-63). La Encuesta Nacional de Salud de 2006, que tuvo representatividad poblacional en México, mostró una prevalencia de diabetes mellitus de 14.4% en población adulta (Salud Publica Mex 2010; 52 (supl 1): S19-S26). Luego entonces, la prevalencia de diabetes mellitus en la población de la frontera de México no solo es mayor a la de la población de la frontera del lado norteamericano sino también al promedio nacional en México. La diabetes mellitus está en la base para el desarrollo de otras enfermedades crónico-degenerativas que, como vimos, se encuentran entre las principales causas de muerte en ambos lados de la frontera. La diabetes mellitus, los accidentes y los homicidios representan las principales causas de muerte en la población de lado mexicano de la frontera, causas que son susceptibles de intervención y modificación. Falta ver si las políticas públicas están encaminadas a abordar estos problemas de salud pública en la frontera del norte de México.

http://www.cronica.com.mx/notas/2013/742558.html