[:es]Desde que China ingresó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, los aranceles de importación impuestos por los países miembros se redujeron o eliminaron para permitir la entrada de productos chinos a sus mercados. México no fue la excepción y el mercado nacional fue inundado con una gran variedad de productos, que independientemente de su calidad, desplazaron a algunos productos nacionales que ofrecían precios mayores y tenían menor escala de producción. Los productos más afectados y que de hecho batallaban desde la entrada en vigor del TLC fueron de los textiles, ropa de vestir, juguetes y calzado. Para frenar los efectos negativos, en 2001 se aplicaron “medidas de transición” por seis años que obligaban a pagar en la aduana entre 60 y 350% de impuestos arriba del valor del producto chino. Aún así no se logró contener la entrada de importaciones. Actualmente, entre empresarios y la sociedad en general se percibe un sentimiento de animosidad hacia China y sus productos. De alguna forma, se les culpa por la desaparición de productos mexicanos que no pudieron competir con los productos chinos, cuyos precios nos obligan a imaginar cuál será el costo de producción, de los insumos y del trabajo, que les permiten poner precios extremadamente bajos. En fin, el punto es reconocer que sí existe una inundación de productos chinos en México que han desplazado a los nacionales, y que no solo se trata de artículos vendidos en comercios ambulantes sino que incluye productos como el acero, se debe a la alta demanda que ejercen libremente los importadores mexicanos que abastecen sus comercios, bodegas y plantas industriales con estos productos.
No solo en este aspecto China parece ser una amenaza, sino también para algunos sectores exportadores mexicanos que compiten por el mercado de Estados Unidos. La entrada de China a la OMC fue un éxito extraordinario, de tal suerte que en 2003 desplazó a México como proveedor de importaciones en EUA del segundo al tercer lugar. Para entrar a la OMC, China tuvo como requisito mejorar la calidad de los productos y aumentar el nivel tecnológico incorporado, es decir, no se trata de productos baratos de mala calidad. En este sentido, México ha perdido competencia frente a China, mientras en 1980 alrededor de 22% de las exportaciones chinas contenían un nivel tecnológico medio y alto, en México el porcentaje era de 47%. Para 2002, China aumentó el contenido tecnológico a 65% y México lo redujo a 42%. Pero también parte de la competencia que adquirieron los chinos se debió a la manipulación del valor de su moneda, ya que estuvo subvaluada para que los productos chinos se abarataran y aumentara la demanda internacional. Por ejemplo, el tipo de cambio estuvo fijo durante diez años, en 8.2 yuanes por dólar, de 1995 a 2005. Lógicamente hubo un reclamo internacional en Europa y EUA, ya que aunado a prácticas de competencia leal, la sobrevaluación del tipo de cambio disminuía aún más los precios de sus productos. Ante la presión internacional, el tipo de cambio se redujo a 8 en septiembre de 2005, y a 6.8 en 2008, lo que permitió aminorar la ventaja artificial de sus productos. Actualmente aunque existe una fuerte competencia entre México y China, la desaparición de industrias intensivas en mano de obra ha permitido que México se especialice en manufacturas con alto contenido tecnológico, donde es líder proveedor en EUA y donde China no puede competir, por ejemplo en las exportaciones de autos de pasajeros, de camiones para transporte de mercancías, autopartes, televisores, instrumentos médicos y equipo eléctrico y electrónico.
Por: Belem Iliana Vásquez Galán
Profesora Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte en Monterrey
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