Combates por la ciencia y el derecho a ser científico en México

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Opinión de Cirila Quintero Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 4 de marzo de 2021

En los años cincuenta, Lucien Febvre, historiador francés, publicó su libro Combates por la historia, que era una fuerte crítica al tipo de historia política, diplomática, de grandes hombres, cronológica, y fragmentada en diversas áreas (económica, social, diplomática, etc), que se realizaba en esos tiempos. Enfatizaba sobre todo la defensa de la historia como un todo integral, en donde lo central era el entendimiento de los procesos sociales, no para ensalzar el pasado sino para visualizar los escenarios futuros de la sociedad. Ahora quiero retomar esa frase para realizar un análisis de la situación actual de la ciencia en México,  porque en este momento la ciencia y los que hacemos ciencia estamos confrontado fuertes retos y cuestionamientos que nos colocan en una posición crítica:  se nos ha  atacado discursivamente, reducido presupuestalmente y más recientemente amenazados en nuestros derechos laborales, al querernos transitar del apartado A al apartado B, lo que significaría la violación de nuestros derechos humanos laborales básicos, como el derecho a sindicalizarnos y a nuestro contrato colectivo.  Mediante la aprobación de la denominada Tesis: P./J. 1/96,  que data desde 1996, el Pleno del Tribunal de Justicia mandaría a cientos de trabajadores de un apartado con derechos laborales plenos a un apartado con derechos laborales acotados, pero más aún pondría en riesgo la libertad para hacer investigación, y cátedra dado que la mayor parte de los investigadores damos clases, primero, porque la investigación sería considerada una actividad de confianzas; segundo, porque se dependería de instancia gubernamentales en la contratación, permanencia y despido en la fuente laboral más que de la evaluación por criterios académicos.  La decisión que parece ser discutida como algo meramente administrativo no considera los fuertes impactos y retrocesos laborales en que incurriría (https://educacion.nexos.com.mx/?p=3065). La resolución debe ser seguida muy de cerca no solo por los centros que están involucrados, sino por aquellos que tenemos un carácter que nos inserta en la estructura gubernamental, porque esto solo puede ser el inicio para migrar a todos los trabajadores del gobierno federal al apartado B. Algo que no se puede permitir. Empero, esta lucha, que se ha dado a través de sindicatos, desplegados, movilizaciones, diálogo con legisladores, solo es una de las batallas que libramos la comunidad científica. A continuación, enumero otras tres. 

Primero, los recortes presupuestales y el trato a la comunidad científica: mientras países, como Israel, dedican poco más del 5% de su PIB a educación y ciencia, en nuestro país sólo se le asigna menos del .5, habría que mencionar que parte de la comunidad científica teníamos confianza que el cambio gubernamental nos llevará al menos al 1% del PIB para la ciencia y educación. Empero, aconteció lo contrario, dentro de una política de austeridad, el presupuesto fue reducido a centros de investigación. En un momento en que la ciencia, no solo médica, sino en todas las áreas resulta central para aportar insumos para la solución de problemáticas que aquejan a nuestro país. Asimismo, en la mayoría de los países los científicos son valorados y tratados con respeto dado las aportaciones, no soluciones, esa tarea le corresponde a los políticos, que brindan al país; en México se nos ha tachado de elitistas, de contempladores del mundo, de no salir de nuestro cubículo, cuando los que hacemos investigación en México, lo hacemos con grandes carencias en equipo, infraestructura, materiales para la investigación, y la realizamos precisamente porque consideramos que podemos contribuir con un granito de arena a mejorar al país. Me pregunto: si los que nos consideran así ¿conocen las vicisitudes del historiador para checar archivos locales, regionales, en donde el polvo es lo de menos, en comparación a encontrar arañas, alacranes en las cajas de archivo? o ¿bien si conocer el arriesgue de la vida de compañeros sociólogos, antropólogos, junto sus estudiantes, al realizar trabajo de campo o investigación de lugares de violencia, o de los compañeros de ciencias de la salud e ingeniería, al querer responder a los requerimientos de medicamentos, equipos que se les exige al instante para combatir a la epidemia?. Me parece que no tienen ni noción de lo que significa hacer investigación y el tiempo que lleva no solo la recopilación de información, sino las pruebas, la reflexión. No, la investigación no es una tarea sencilla en México. 

Segundo, las condiciones laborales de los investigadores tampoco son las mejores. El mejoramiento de instalaciones, infraestructura, modernización, de distinto equipo, particularmente en los centros públicos de investigación, ha llevado décadas conseguirlos. Los compañeros investigadores de universidades están aún peor porque no solo tienen que tienen que cumplir con una fuerte carga docente sino porque deben encontrar horas para hacer investigación por que sus autoridades, con conocimiento administrativo más no académico, no saben lo que es hacer investigación. Sin embargo, quieren que sus profesores hagan investigación para tener un indicador más que les de presencia, como si eso se lograse en meses. La investigación no se hace por decreto, ni por mandato, sino a través de años de investigar.  Asimismo, los salarios base de los investigadores (que también hacemos docencia) tampoco son exorbitantes, puede usted checar cualquier tabulador de universidad pública cuanto gana un profesor con doctorado y años de experiencia, y el salario quincenal fluctuará entre 11 y 16,000 pesos, y me estoy refiriendo a los profesores de base, no me refiero a los profesores por horas que están en la precariedad total. Alguna vez una gerente de una maquiladora me pregunto ¿qué cuanto ganaba?, cuando le dije mi sueldo mensual, se asombró y me dijo que ella ganaba eso en una quincena sin contar compensaciones.  Por eso los estímulos que recibimos los investigadores son complemento no solo al salario sino un recurso para seguir haciendo investigación ante las carencias y recortes que sufren nuestras instituciones. El estímulo pagado por el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), tan cuestionado desde el comienzo de la actual administración, no es una prebenda es el complemento salarial necesario para los investigadores, mientras no se cuente con el salario digno para los que realizamos investigación. A pesar de la defensa  y las argumentaciones que se han dado en distintos foros, el día de ayer, 3 de marzo, la Junta de Gobierno de CONACYT, sin consulta alguna a la comunidad académica, ha aprobado el nuevo reglamento del SNI, https://mobile.twitter.com/conacyt_mx/status/1367259602849574915, lo que se convierte en una más de las decisiones unilaterales que se toma sobre la comunidad científica, y que sin duda ha de tener impacto en las condiciones de vida de parte de los investigadores, como se ha enunciado en varias publicaciones, https://lasillarota.com/nacion/formaliza-conacyt-precarizacion-de-cientificos-impone-reglamento/492397. Por si la situación laboral no fuese preocupante, ahora los profesores ya retirados, y próximos al retiro, se han enterado que sus pensiones han sido traducidas en UMAS perdiendo con ello la posibilidad de beneficiarse de los incrementos salariales anuales, lo que afectará sus percepciones. como han explicado algunos analistas https://youtu.be/JDj17WqwHnQ

Finalmente, y quizá lo más relevante, actualmente se debate el Anteproyecto de Iniciativa de Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, caracterizada por el verticalismo estatal y la ausencia de la participación de la comunidad académica, a través de sus órganos colegiados, además de asignar a la ciencia una tarea meramente empírica que la aleja de la creación del conocimiento, basado en un método científico, que no solo resuelve problemas puntuales o coyunturales sino que contribuye a visualizar problemáticas en el medio y largo plazo a los que se enfrentará México en un contexto globalizado y no solo nacional. Podríamos parafrasear a Febvre y decir que urge rescatar de lo político y coyuntural a la ciencia por ser la base del conocimiento para mejorar todos los aspectos de la vida social, y sobre todo escuchar a los científicos, que son los encargados de hacerla, y no solo emitirla desde un escritorio y de manera vertical, de lo contrario se corre el riesgo de sumar más décadas al atraso estructural que tiene la ciencia en México.

Dra. Cirila Quintero

El Colegio de la Frontera Norte