De El Colef: Una muerte emblemática

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Opinión de Artemisa López León Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 1 de diciembre de 2016

MATAMOROS / TEXCOCO.- Sin duda la muerte de Fidel Castro fue el suceso más trascendente del fin de semana y no es para menos, se trataba del elegido, como expresa esa famosa canción de Silvio Rodríguez.

El Comandante Fidel era la figura viva de la revolución cubana y, como tal, el símbolo de esperanza de muchos luchadores sociales que aún creen que un régimen distinto es posible, aunque la nación más poderosa del mundo se ubique a menos de 200 kilómetros de casa, aunque la nación que lucha sea una pequeña isla severamente bloqueada por el Goliat de nuestros tiempos.

Quizá de Cuba no emergió ese hombre nuevo que imaginaba el Che Guevara, quizá Cuba tampoco es el mejor modelo a seguir pero la lucha del pueblo cubano es muy significativa: los cubanos se han mantenido firmes y han salido adelante a pesar del boicot económico estadounidense y de un socialismo que parece diluirse y, por tanto, deja de ser su principal sostén.

En esas condiciones tan adversas aún florece un pueblo que en ningún momento ha dejado de ser solidario con sus hermanos y sigue abriendo las puertas de su casa para que los polos opuestos se encuentren e intenten limar asperezas, como ha ocurrido con la firma de los Acuerdos de paz en Colombia.

Más allá de las críticas que puedan hacerse a la manera en que Fidel ejerció el poder durante casi medio siglo como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba, a su persona, sus amores o su forma de vida en la Isla -como han dado cuenta muchas notas periodísticas en las últimas horas-, es innegable que la muerte de Fidel Castro muestra el fin de un importante ciclo histórico.

Si la semilla fue sembrada en tierra fértil, el aprendizaje será profundo y duradero. En los próximos años, veremos emerger nuevas formas de lucha ad hoc a los tiempos actuales pero con el mismo sentido que provocó el famoso asalto al Cuartel Moncada: cambiar el rumbo de una nación.

La muerte de Fidel ocurre mientras Donald Trump se prepara para asumir la presidencia de los Estados Unidos, lo que permite vislumbrar que su muerte será el ícono de un parteaguas importante en las relaciones binacionales que establezcan Cuba y los Estados Unidos.

Es difícil saber hacia dónde irá la balanza porque, como se va haciendo costumbre, fue muy visceral el primer comentario, en redes sociales, del presidente electo de Estados Unidos sobre la muerte de Fidel Castro. Pero la historia de estas últimas semanas también va mostrando que Trump ha tenido que ir regulando sus opiniones, a veces más, a veces menos.

Descanse en paz Fidel Castro, un polémico hombre, un afamado líder y un símbolo de la esperanza del cambio de rumbo político en el mundo.

Artemisa López León
El Colegio de la Frontera Norte