Opinión de Blanca C. García Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 6 de febrero de 2019

La demanda de recursos en las zonas urbanas alrededor del mundo se ha multiplicado exponencialmente a partir del nuevo milenio, período en el cual más de la mitad de la población mundial se ha mudado a vivir en zonas urbanas (Landry, 2008). América Latina alberga una buena cantidad de los ecosistemas del mundo más ricos en biodiversidad, pero es al mismo tiempo una de las regiones de más rápido desarrollo urbano del mundo, generando paradójicamente, algunas de las desigualdades sociales y económicas más profundas a nivel regional. En el caso de Latinoamérica, sus áreas metropolitanas y las ciudades intermedias están teniendo un crecimiento exponencial, cada una con su individualidad y particularidades regionales. Por ello, vale la pena explorar las interrelaciones que plantean algunas propuestas de espacios urbanos como las Ciudades Verdes, las Ciudades Azules y las Ciudades color marrón, entre otras. En estas ciudades se observa el potencial urbano en términos de gestión integral del agua (GIA), abastecimiento de agua potable, uso de energía etc., y más colectivamente, los procesos que generan nuevas relaciones sociales y oportunidades para el aprendizaje colectivo, así como la capacidad de gobernanza en nuestras comunidades urbanas.

De manera dramática, las desigualdades sociales en América Latina han determinado en parte que la mayoría de nuestras ciudades estén fragmentadas, con una distribución desigual de la calidad y la disponibilidad del agua y los espacios verdes en nuestras comunidades. Pero muchas ciudades latinoamericanas ya están trabajando para generar centros urbanos más incluyentes y sostenibles, con iniciativas de los colores del arcoíris. Por ejemplo, las áreas verdes urbanas, a veces llamadas ‘infraestructura verde’ o ‘vegetación urbana’, son fundamentales para que los residentes urbanos logren reducir los efectos del calentamiento urbano, y puedan crear múltiples servicios eco-sistémicos. Pero, ¿cómo medimos qué tan “verde” es una ciudad? Pues se han utilizado varios índices, entre ellos el Índice Europeo de Ciudades Verdes (EGCI), con el que en 2009 la Economist Intelligence Unit (Londres), analizó por primera vez el desempeño ambiental de 30 ciudades grandes en Europa. El índice resultante evalúa 16 indicadores cuantitativos y 14 indicadores cualitativos, en ocho (8) dimensiones, que son la siguientes: 1.Gobernanza medioambiental, 2.Emisiones de carbono, 3.Energía Limpia, 4.Edificios Ecológicos, 5.Transporte, 6.Manejo de Desechos + Uso de Suelo, 7.Agua (GIA) y 8.Calidad del Aire. La Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla son parte del perfil que el EGCI generó para América Latina.  https://www.siemens.com/press/pool/de/events/corporate/2010-11-lam/study-latin-american-green-city-index_spain.pdf). En un caso más reciente, la organización internacional CDP, con sede en Reino Unido, analizó en el 2018 los datos sobre impacto ambiental de 570 ciudades en el mundo y halló solo una ciudad mexicana, en el estado de Guanajuato que se coló entre las 100 más verdes en este índice. Se trata de León de los Aldamas, en donde el 76.3% de su energía viene de fuentes limpias: el 73.8% es geotermal y 2.5% es solar. (https://www.excelsior.com.mx/de-la-red/2018/03/01/1223462).

En otro índice regional que toma en cuenta el uso de energías renovables, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la gestión de deshechos de manera sostenible y en general el cuidado del medio ambiente, se encontraron las “Seis ciudades más verdes de México”. Entre ellas las tres ciudades más grandes del país: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey (ver http://laredverde.com/2018/03/conoce-las-6-ciudades-verdes-de-mexico/).  

Estos casos constituyen ejemplos significativos de Ciudades Verdes en México. Sin embargo, actualmente no se cuentan con ejemplos de Ciudades Azules (BCI) mexicanas, las cuales presuponen variables clave en el uso del agua [Huella Hídrica, Calidad del agua superficial y subterránea, Eficiencia en los sistemas de saneamiento, calidad y cantidad suficiente de agua potable para cada habitante, entre otras (https://www.watershare.eu/tool/city-blueprint/)]. Aunque es deseable que las ciudades mexicanas y Latinoamericanas se enfoquen en la calidad de sus recursos hídricos propuesta por las Ciudades Azules, podemos explorar las nuevas propuestas que combinan ambos índices ya mencionados, la de las Ciudades Verdiazules. (http://www.bluegreencities.ac.uk). Estas propuestas sugieren entre otras, la gestión de inundaciones urbanas como parte de una gestión del agua más amplia, destinada a lograr mejoras ambientales y la renovación urbana con los índices EGCI y BCI combinados. Así que, viendo las ventajas que ofrece este arcoíris para nuestras ciudades, ¿de qué color sería tu ciudad, querido lector?

Dra. Blanca C. García.

El Colegio de la Frontera Norte