Cierran oficina de campo de la OPS

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Opinión de Felipe Javier Uribe Salas Investigador de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 27 de marzo de 2014

El 27 de enero del año en curso dos agencias de importancia internacional sobre la salud (OPS/OMS) anunciaron el cierre de su oficina de campo situada en El Paso, Texas, la cual tiene 72 años prestando sus servicios en la frontera entre México y Estados Unidos (http://www.paho.org/fep/index.php?lang=es).

Los argumentos para el cierre de la oficina se basan, según el comunicado, en sendas evaluaciones realizadas en 1997 y en 2013 sobre su eficacia en función de los costos de mantener una presencia física en la frontera. Según los escasos y nebulosos argumentos esgrimidos en el comunicado, la decisión de cerrar la oficina estuvo respaldada por la consulta de 200 expertos y organizaciones asociadas, sin proporcionar mayores detalles al respecto.

Más allá de las verdaderas razones del cierre de dicha oficina de campo habrá que preguntarse si en una frontera cuan larga, dinámica y compleja, como la que existe entre México y Estados Unidos, sale sobrando esta oficina siendo que se dedica exclusivamente a estudiar y proponer soluciones a los problemas de salud en la región.

Vea usted, las poblaciones que radican en uno y otro lados de la frontera comparten muchas características ambientales, sociales, económicas, culturales y de salud. Sin embargo, el abordaje de los problemas se hace bajo diferentes políticas, normas y reglamentos que son propios de la organización político-administrativa de cada país.

Si en 1942, cuando se estableció la oficina, se abordaban problemas identificados como prioritarios en su momento como las enfermedades de transmisión sexual y la tuberculosis en la frontera “… que en ese momento incluía contingentes de soldados en rotación entre despliegues de combate en la Segunda Guerra Mundial” (El Diario del Paso, 28 de enero de 2014), en la actualidad la situación de salud en las poblaciones de la frontera son más complejas pues predominan las enfermedades no transmisibles como causas principales de morbilidad y mortalidad.

En ese contexto, la oficina de campo en la frontera representa a un actor facilitador de procesos de colaboración entre diferentes instituciones estratégicas y organizaciones sociales para el estudio y solución de diferentes problemas de salud. Es así que muchas actividades de salud pública se han realizado con la iniciativa o el apoyo de esa oficina de campo, incluyendo la denominación colectiva de “comunidades hermanas” a las ciudades de mayor concentración demográfica en ambos lados de la frontera, lo que ha llevado a constituir una visión integral en el estudio de los fenómenos de salud en dicha región.

Una aportación de gran calado para evaluar las condiciones de salud de las “comunidades hermanas” ha sido el estudio de “Los perfiles de mortalidad de las comunidades hermanas fronterizas México-Estados Unidos”, publicado en el año 2000. Más allá de la necesidad de actualizar la información presentada en ese documento, la oficina de campo ha jugado un papel de gran importancia en la gestión de estudios que articulan el fenómeno de la salud en ambos lados de la frontera.

El estudio de la diabetes mellitus es un ejemplo paradigmático. Ese estudio se llevó a cabo a pesar de las grandes limitaciones administrativas de cada país impuestas a su realización y donde la gestión de la oficina de campo resultó determinante para su concreción (RevPanam Salud Pública 2010; 28: 151-58).

Ante estas circunstancias resulta difícil creer, cómo se nos quiere hacer ver en el informe, que el cierre de la oficina es anodino e incluso sugiere que la presencia de esa oficina en la frontera es completamente irrelevante.

No basta el argumento con que termina el comunicado de que las instituciones de marras (OPS/OMS) seguirán trabajando en la zona fronteriza prestando apoyo a la Comisión de Salud Fronteriza México-Estados Unidos. No, porque esta figura tiene un amplio componente central desde el punto de vista administrativo y político, que impiden aquilatar los problemas de salud vividos por las comunidades de la frontera.

Habrá que ver qué institución puede llenar el vacío dejado por la oficina de campo en la frontera entre México y Estados Unidos.