Chuy Montenegro: el arte de ser una fina persona

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Opinión de Cirila Quintero Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 30 de junio de 2022

El pasado 28 de junio murió nuestro querido amigo Chuy Montenegro, una sensible pérdida tanto a nivel personal como institucional. Chuy Montenegro era como decían nuestros abuelos y padres: “una fina persona”. ¿Qué es una fina persona?   Con esta frase nos referimos a una persona atenta, gentil, afable, respetuosa, solidaría, servicial, y podríamos seguir enumerando cualidades positivas. Ser una persona fina remite a las cualidades más positivas del ser humano. Esas que ahora parecen estar en desuso. Hoy la mayor parte de la gente no es atenta o solidaria con sus congéneres, por el contrario, la agresión y la violencia distingue las relaciones sociales actuales.  De ahí, la mayor relevancia de cuando se pierde una persona con estos atributos. Porque nos invita a reflexionar no solo en lo personal e institucional que se pierde sino para visualizar lo importante que cualidades como las de Chuy aportan a las relaciones interpersonales e institucionales y a la tan buscada cohesión social.

Mi primer contacto con Chuy fue hace casi un cuarto de siglo cuando uno de nuestros proyectos estrella: la EMIF (Encuesta Migratoria de la Frontera Norte Sur y Norte) se inició en las principales ciudades de toda la frontera norte desde Matamoros hasta Tijuana, como Directora General del Noreste, encargada de Matamoros, Nuevo Laredo, Piedras Negras, me tocaba recibir las demandas, quejas, problemas que enfrentaban nuestros coordinadores y encuestadores en el campo y transmitirlas a Chuy. El siempre de manera atenta respondió a todos y cada uno de las peticiones, requerimientos que se le hicieron de manera expedita e inmediata. La prontitud con la que contestaba nuestras peticiones no solo era para las ciudades del Noreste sino para toda la frontera norte. 

En ese sentido, Chuy representó durante mucho tiempo nuestro pilar logístico, y emocional, para implementar una de las encuestas que más satisfacciones ha dado a el COLEF y ha sido útil para el país en cuanto a datos migratorios.  Chuy no ocupó un cargo administrativo relevante, sin embargo, su trabajo detrás del telón resultó fundamental para el levantamiento de miles de encuestas no solo de migración sino de otros aspectos que se agregaron a la encuesta: deportados, salud, cuestiones laborales, etc.  Siempre encontraba la forma de introducir nuevas preguntas, de incentivar a los encuestadores y coordinadores, a pesar de lo duro del levantamiento, a seguir adelante, y enfrentarse a problemas presupuestales para conseguir los pagos de este personal. Su jubilación hace algunos años, fue una pérdida que tuvieron que subsanar a marchas forzadas quienes quedaron al frente de la EMIF. Que después de una suspensión por falta de recursos, recientemente se ha informado que se volverá a levantar, sin duda las enseñanzas y las recomendaciones de Chuy serán retomadas en esta nueva etapa. 

Chuy no solo se quedó en el apoyo institucional desbordó su solidaridad en el ámbito personal. En su trato no hacía distinción lo mismo podía apoyarte en recomendaciones de encuestas, de trabajo de campo que darte un consejo personal o más aún de darte una palabra de aliento o un apapacho cuando más lo necesitabas, y lo más increíble, no solo apoyaba a quienes conocía sino a los amigos de sus amigos. Me toco recibir su apoyo solidario cuando una de sus hermanas recibió en su casa durante un mes a una asistente que realizaba un trabajo de campo en la junta de Conciliación y Arbitraje en Ciudad Juárez, durante los años noventa, cuando la violencia contra las mujeres estaba más acentuada.  Finalmente, tuve la gran dicha de compartir muchas pláticas y muchas risas con Chuy, era de esas personas que te sana el espíritu y devuelve la confianza en el ser humano.  Siempre que nos encontramos en el camioncito de Abelardo a COLEF,  donde llegaba impecable, arregladito con suéteres muy bonitos y un libro en la mano, nos echábamos unas ricas pláticas durante el camino en donde abordábamos desde problemas institucionales, académicos hasta superfluos como la moda o los espectáculos, era una delicia platicar con él, porque tenía una gran capacidad: el saber escuchar, una cualidad que muy pocos poseen, completaba sus habilidades con la cualidad de dar sabios consejos, que entre broma y con un grado de seriedad nos daba.  Realmente, Chuy dominaba el arte de ser una fina persona. Descanse en paz nuestro querido Chuy Montenegro.

Dra. Cirila Quintero

El Colegio de la Frontera Norte