En los últimos días en medios de comunicación y redes sociales, uno de los temas recurrentes es el de la caravana migrante -la de octubre-, integrada principalmente por hondureños que buscan cruzar México para llegar a Estados Unidos. Se trata -según donde se lea- de entre mil y cuatro mil personas que huyen de la violencia y la falta de empleo. También es recurrente leer notas sobre las reacciones del gobierno mexicano y estadounidense ante este hecho.
Donald Trump exigió a los gobiernos de los países de tránsito que detengan la caravana –incluido al de México- de lo contrario cerraría la frontera sur de Estados Unidos y retiraría las ayudas que su gobierno hace a estos países. Por su parte el gobierno mexicano envío elementos de la Policía Federal para reforzar la frontera – situación inédita-, pero según el comisionado el INM, no es para detener a las personas migrantes sino para garantizar el orden, es decir que los migrantes entren al país por puntos oficiales ya sea con una visa o a solicitar refugio. Posteriormente Trump agradeció a México por el envío de refuerzos a la frontera con Guatemala, al parecer no estaba enterado de lo que indicó el comisionado del INM.
El relato de este conjunto de hechos, además informar sobre el tema, busca hacer una segunda lectura y motivar algunas preguntas ¿Qué le preocupa más al gobierno estadounidense, el número de migrantes que efectivamente llegarán a su frontera? Si se toma como parámetro que según el reporte anual del año fiscal 2016 en Estados Unidos hubo 115,339 solicitudes de asilo, lo que involucró a 167 mil personas migrantes (solicitantes más dependientes) ¿Qué tanto representa para ese país el incremento en solicitudes asociado a esta caravana? Respecto al gobierno mexicano ¿qué representa el ingreso indocumentado de este grupo de migrantes si diariamente hay cientos de eventos de este tipo y muchos suceden a escasos metros de las oficinas del INM?
La reacción de Estados Unidos, específicamente del Presidente Donald Trump, posiblemente tenga fines electorales, así lo comentó el canciller mexicano Luis Videgaray, ya que están aproximas las elecciones intermedias en Estados Unidos, y es altamente probable que tenga razón, pero también es probable que tanto el gobierno mexicano como el estadounidense estén preocupados por la manifestación organizada de las y los migrantes; ver a cientos o miles de migrantes, caminando unidos y manifestándose por las condiciones que tienen es su país, quizá es lo que más incomoda.
Por lo pronto al terminar de escribir esta nota la caravana ya había tirado las vallas de la puerta de entrada en el puente de río Suchiate e inició su camino por México atravesando la oficina de migración –al menos entraron por un punto oficial-. Hay que estar atentos a ver cómo resuelve el gobierno mexicano esta contingencia y constatar si efectivamente se respetan los derechos de los migrantes.
Dr. Luis Enrique Calva Sánchez, El Colegio de la Frontera Norte