Buy American, Hire American… o mejor vénganse pa´ca

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Opinión de Melissa Ley Cervantes Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

martes 20 de marzo de 2018

“Compra estadounidense, contrata a estadounidenses” es el nombre de una orden ejecutiva firmada por el presidente estadounidense Donald Trump en abril de 2017. En muchos sentidos dicha orden ejecutiva sintetiza el lema de su campaña “Poner a Estados Unidos primero”, y como su nombre lo indica, intenta dar prioridad tanto a productos como a trabajadores estadounidenses. El foco de atención de dicha orden fue la visa H-1B que es el instrumento migratorio bajo el cual un importante número de extranjeros altamente calificados trabajan en empresas de corte tecnológico asentadas en Estados Unidos  (Cognizant, Accenture, Amazon, IBM y Deloitte, sus principales empleadores). Dicho visado, se ha vuelto uno de los puntos más contenciosos de la agenda migratoria estadounidense pues quienes se oponen a ella argumentan que la contratación de extranjeros para estos trabajos especializados está desplazando a los y las trabajadoras estadounidenses y al mismo tiempo ampliando el margen de ganancias de las grandes empresas a costa de la reducción del gasto en salarios.

Entre otras cosas “Buy American, Hire American” endureció los requisitos para la concesión de visas H-1B e incrementó el escrutinio sobre el proceso de petición, autorización y seguimiento de las mismas. El tiempo, costo y cantidad documentos probatorios para realizar el proceso han incrementado de manera dramática y éste se ha vuelto tan errático que por primera vez desde 2014 el número de solicitudes disminuyó durante el año fiscal de 2018. Sin embargo, las crecientes dificultades a las que se enfrentan las empresas tecnológicas, sobretodo medianas y pequeñas, para reclutar trabajadores extranjeros -estamos hablando primordialmente de personas con formación en los campos de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)-  no necesariamente tienen porqué traducirse en la contratación de más estadounidenses en este campo.

¿ Y eso que tiene que ver con México? La mala noticia es que México está dentro de los diez principales países de origen de trabajadores con visado H-1B (los dos principales son India y China). La buena noticia es que gracias a los avances tecnológicos en términos de telecomunicaciones y transportes, dichas empresas ya no necesitan tener a sus trabajadores radicando en Estados Unidos, pues éstos pueden trabajar de manera remota, o desplazarse a Estados Unidos solo de manera puntual. De hecho, Canadá y (posiblemente) México son las alternativas lógicas en este escenario.

El gobierno del estado de Jalisco ya ha tomado nota de la ventana de oportunidad, y ha bautizado a la ciudad de Guadalajara como el Silicon Valley de México. Si bien es cierto el estado se ha posicionado desde hace varias décadas como un área de maquila tecnológica, actualmente tiene la posibilidad de consolidarse como un polo de innovación tecnológica, esto  gracias a la inversión en formación de talento local que sería potenciado por la llegada tanto de empresas como de tecnólogos de otros países. Ante el constante caos en el que hemos estado sumergidos gracias a las órdenes ejecutivas del presidente estadounidense en turno, lo mejor será hacer leña del árbol caído y aprovechar no sólo el posible influjo de inversión, sino también humano.

El futuro de la H-1B, como tantas otras cosas en el gobierno de Trump, es incierto. Mientras tanto el gobierno de Jalisco no quita el dedo del renglón e insiste: come2jalisco.com (we want you!). ¿Le harán caso? Por lo pronto ITEX, Tech Mahindra, y Luxoft ya han planteado expandir sus operaciones en México. ¿No sabe quiénes son? Googléelo.

Dra. Melissa Ley Cervantes

El Colegio de la Frontera Norte