El Colegio de la Frontera Norte, sede Tijuana, se mudó a sus actuales instalaciones en San Antonio del Mar en 1990. Debido a su localización en la carretera escénica Tijuana -Ensenada, y ante la ausencia de transporte público que llegara hasta este lugar, desde entonces la institución ha proporcionado servicio de transporte a su personal académico y administrativo, becarias/os y estudiantes. En estos 19 años la evolución del transporte interno de El Colef ha ido acompañando el crecimiento de nuestra comunidad ajustándose siempre a las necesidades requeridas.
En días pasados un usuario del transporte se quejó en el email institucional debido a la exigencia del chofer, a los “caballeros”, de “dar el asiento a las damas” para que la unidad pudiera partir. Otra usuaria advirtió que el problema “es que nadie debería ir parado”, ya que las personas que viajan en estas condiciones pueden resultar lesionadas en caso de accidentes, como ya ocurrió en una ocasión. Por tanto, el problema, además de insuficiente capacidad, es uno de seguridad para los y las usuarias. Al respecto, otra persona también advirtió de la ausencia de un reglamento de transporte.
A estos señalamientos la institución respondió lo siguiente:
“Con el fin de evitar cualquier percance que afecte la integridad física de todos los usuarios del transporte de El Colef, a partir de hoy y en todas sus rutas, sólo se brindará el servicio a aquellas personas que durante el viaje utilicen uno de los asientos del autobús, por lo que en caso de no alcanzar asiento deberán trasladarse por sus propios medios a otro punto de otra ruta de trasporte dentro de los horarios establecidos o directamente a las instalaciones de San Antonio del Mar.”
Entonces, la regla que al parecer deberá aplicar a partir de ahora, es que, si no alcanzas asiento en una unidad de alguna de las rutas, tendrás que llegar a El Colef por tus propios medios. Aunque no soy usuaria común del transporte Colef, como especialista en Estudios del Trabajo y Género, me parece que la medida institucional contribuye a la precarización laboral y está en contra de los derechos de las y los trabajadores, y de las y los estudiantes a contar con acceso pleno y en condiciones de igualdad al sistema de transporte que ofrece la institución.
Lo sucedido parece indicar que la reducción en el número de unidades y los ajustes en las rutas recorridas se debe a los ajustes presupuestales, teniendo como consecuencia que algunas personas tengan que viajar de pie. Sin embargo, no contar con un transporte de calidad, con las rutas necesarias y con suficientes unidades, que además deben incluir una sección de asientos destinados a las personas de la tercera edad, embarazadas y discapacitadas, demerita las condiciones de trabajo para la comunidad de El Colef Tijuana, así como las condiciones óptimas para la realización de estudios de posgrado de calidad.
Para una institución cuyas instalaciones no son de fácil acceso, es fundamental contar con un sistema de transporte con capacidad para cubrir la demanda total de la población usuaria. El transporte de personal debe ser una prioridad, los beneficios para las personas usuarias están relacionados con menores niveles de estrés debido a la reducción de los tiempos de espera y traslado, lo cual redunda en puntualidad y mayor productividad laboral que son algunos de los factores que contribuyen al logro de los objetivos de excelencia de El Colef como Centro Público de Investigación.
El Colef cuenta con una Comisión de Seguridad e Higiene en la que participa el Sindicato del Personal Académico de El Colef (SipColef), la cual debería retomar el caso de los problemas suscitados recientemente con el transporte. En un periodo anterior fuí parte de dicha comisión, y en ese momento nos dimos a la tarea de elaborar el Reglamento del Estacionamiento para la sede Tijuana (que al parecer a la fecha no ha sido puesto en práctica). Por tanto, considero que el tema de transporte compete a esta comisión bipartita, de la cual se esperaría el diseño de una política del servicio de transporte, y la formulación del Reglamento respectivo que incluya las disposiciones oficiales del servicio y seguridad para todas y todos los usuarios, y en particular para las personas con discapacidad. Aunque estamos en tiempos de austeridad republicana, hay condiciones laborales que no pueden desatenderse.
Estas son algunas acciones que permitirían a El Colef cumplir con su responsabilidad (y al SipColef con su corresponsabilidad) de garantizar que el personal académico y administrativo, becarias/os y estudiantes que no cuentan con medios propios de transporte y dependen del servicio que proporciona El Colef puedan llegar a tiempo a las instalaciones de San Antonio del Mar para desempeñar sus actividades respectivas.
Dra. Silvia López Estrada
El Colegio de la Frontera Norte