En fecha reciente, dos eventos ocuparon la discusión en el escenario laboral: la propuesta presidencial al Senado que se enviará referente a la aprobación de jornada laboral de 40 horas, (https://www.gob.mx/presidencia/prensa/presidenta-claudia-sheinbaum-anuncia-proyecto-de-reforma-para-la-implementacion-gradual-de-la-jornada-laboral-de-40-horas), y el incremento salarial de 13% a los salarios mínimos. Incremento que no se extiende a todos aquellos que tienen salarios contractuales o más altos, en esta parte deberá ser negociado con la empresa, (https://www.eleconomista.com.mx/capital-humano/salario-minimo-sube-mi-sueldo-20251210-790463.html). Mucho menos cubre a todos aquellos trabajadores que están en la informalidad, es decir, el 55 % de la fuerza laboral de México, que representa 33 millones de trabajadores, los cuáles no cuentan con un salario mínimo, ni seguridad social, ni prestación alguna, (https://elpais.com/mexico/economia/2025-10-28/la-informalidad-sigue-deteriorando-el-mercado-laboral-en-mexico.html).
Ambos anuncios fueron realizados por la presidenta Claudia Sheinbaum, según lo expresado, son resultado del diálogo mantenido con los sectores productivos, es decir empresarios, sindicatos y trabajadores. A pesar de este supuesto diálogo, los sectores no están satisfechos, los sindicatos argumentan que la jornada de 40 horas debería implementarse de ya; en tanto que, el sector empresarial, especialmente pequeñas y medianas empresas, señalan la dificultad financiera para implementar esta medida de manera inmediata, petición que fue escuchada por la mandataria, dado que la jornada de 40 horas, abarcará a todos los trabajadores hasta el 2030. En el tema de las 40 horas, hay serias dudas de si realmente está se traducirá en la liberación de dos días para el descanso del (a) trabajador (a), para algunos analistas, hay muchos recovecos en la propuesta que no permitirán esta descanso, (https://lasillarota.com/opinion/columnas/2025/12/9/la-jornada-de-40-horas-en-modo-patronal-573548.html).
En la parte del incremento salarial, los empresarios han argumentado, las dificultades empresariales que podrán presentarse con estos aumentos salariales continuos (https://www.notisistema.com/noticias/coparmex-alerta-que-aumento-salarial-podria-afectar-el-empleo-formal-y-a-empresas/), especialmente en cuanto a la planta productiva. Los sindicatos del sector privado y público manifestaron su inconformidad y lo lejano que está de un aumento justo para los trabajadores. En tanto que los trabajadores manifiestan que el salario, aunque ganarán más, no les alcanzará para cubrir sus necesidades diarias. Pese a los incrementos salariales que se han dado a partir del 2019, el poder adquisitivo no se ha recuperado, dado el incremento de los costos de los productos básicos. A la compra de alimentos habría que aunar los gastos en medicinas y educación, a pesar de contar con seguridad social, y educación pública, dado la ausencia de medicinas y el recorte al sector salud y educativo. De acuerdo a estimaciones hacen falta entre 2.5 y 3 salarios para que una familia, de 4 miembros, pueda vivir dignamente, (https://upress.upaep.mx/secciones/academia/15649-salario-minimo-no-alcanza-para-una-familia-de-cuatro-integrantes).
Las dos propuestas anteriores, se suman a otras más, como la Ley silla o la regulación de los trabajadores de plataforma, que a pesar de que los gobernantes mencionan que beneficia a l@s trabajador@s, resulta muy difícil encontrar evidencia de que esto sea así. Primero, porque la mayor parte de trabajadores sigue estando fuera de estos beneficios; segundo, porque en lugar de disminuir este sector desfavorecido, la informalidad sigue aumentando, y porque las mujeres siguen teniendo las menores expectativas de empleo,a demás de mantenerse la diferencia salarial entre hombres y mujeres (https://mexicocomovamos.mx/publicaciones/2025/02/observatorio-del-mercado-laboral/). Así pues, paradójicamente, mientras la cantidad de iniciativas y aprobaciones laborales que se realizaron en el 2025, el balance es negativo, no estamos mejor, al menos en cuanto a que todas estas nuevas aprobaciones estén alcanzando a un mayor número de trabajadores.
En una mirada más amplia, partiendo del 2019, el balance tampoco parece ser favorecedor, primero, porque a pesar de la aprobación de una legislación laboral y de la firma del TMEC, con dos apartados laborales, uno referente al apoyo sindical y la contratación colectiva, y otro para quejas de no respeto de derechos laborales, no hay una mayor tasa de sindicalización, se estima que sólo el 13.5 % de trabajadores en el mercado formal, alrededor de 5 millones, cuenta con sindicato. Segundo, porque la situación de la contratación colectiva es poco clara, primero porque de acuerdo a la Ley Federal del 2019, todo aquellos contratos que no fueron legitimados desaparecieron, desconociéndose con claridad que paso con esos trabajadores; segundo, porque algunos de los nuevos sindicatos, que han logrado la constancia de representatividad han enfrentado fuertes problemas y oposición de la parte patronal para firmar el contrato colectivo, y finalmente, porque la impartición de justicia, que se preveía eficientizar, sigue siendo muy lenta y burocratizada, hay trabajadores como los de una maquiladora en Matamoros, con un juicio ganado, desde hace casi dos años, siguen esperando indemnización. Además, resulta preocupante, que según testimonios recopilados por quien escribe, en los mismos Centros de Conciliación y Registro Sindical, a veces se les desanima a demandar por lo largo y costoso que le saldrá al (a) trabajador (a) pagar un abogado, cuando el estado debería garantizar esta representatividad.
El año 2026 tampoco parece vislumbrarse muy prometedor, dado la recesión económica que se prevé, el incremento en los aranceles de Estados Unidos, en primas y productos ensamblados y finales; el incremento del uso de la inteligencia artificial en el mundo laboral, que está llevando a despido laboral, y la consolidación de economías, con las que México no ha fortalecido, ni diversificado sus relaciones comerciales, resultan un panorama preocupante que sin duda incidirá en el empleo.
Los gobernantes deberán encontrar formas de que las iniciativas y leyes que aprueben, en materia laboral, realmente se traduzcan en el beneficio de los trabajadores y no solo queden en el papel, y sobre todo en seguir manteniendo al sector laboral en sus agendas para el desarrollo del país tanto nacional como internacional. Una primera prueba del interés que el sector gubernamental en el apartado laboral se verá en la renegociación del TMEC, en donde se espera una mayor cobertura en los trabajadores de distintas ramas productivas, como la agroindustria, menos burocratización en la presentación de quejas laborales, y mayores sanciones para las empresas que no respeten los derechos laborales básicos. El gobierno ya ha escuchado a los sindicatos, de todas las variantes, el reto llevar estas propuestas, y defenderlas, en la mesa de negociación.
Cirila Quintero Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Matamoros.
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