Opinión de Blanca García Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 11 de junio de 2018

Como cada año, el recién celebrado Día Mundial del Medio Ambiente el pasado 5 de junio nuevamente nos movió a reflexionar sobre el estado de nuestros ecosistemas y lo que estamos haciendo (o no) a favor de ellos. En particular, nos llevó a revisar la cultura del agua en nuestras comunidades urbanas para los próximos años.

Por ejemplo, el Heraldo y el Universal publicaron notas sobre cómo transformar basura en energía, cómo cuidar de nuestras 177 áreas protegidas, o cómo incrementar el número de playas limpias etc. Pero la nota que mereció un encabezado fue la que, en tono enfático, comentaba que la Ciudad de México se quedará sin agua en 60 años (http://www.infotecnia.mx/e-news/nl_img.php?l=7265636f727465732f706572696f6469636f732f31323535363139). Pudiera parecer alarmista, pero el hecho es que a nivel nacional, tenemos varias ciudades y municipios ya en esas condiciones por ejemplo La Pas y Los Cabos (https://regeneracion.mx/la-paz-y-los-cabos-seran-primeros-municipios-sin-agua-de-america/). De este tema, ya se ha comentado en este espacio anteriormente (http://www.milenio.com/firmas/corredor_fronterizo_corredor_fronterizo/agua-ciudad-dia_cero-oms-ciudad_cabo-foro_mundial-cdmx-deficit-contaminacion_18_1161663865.html).

Sin embargo, se ha publicado menos acerca de las nuevas propuestas de planeación urbana participativa. Por ejemplo, la propuesta de Ciudades Sensibles al Agua es una de las varias conceptualizaciones para ciudades Sostenibles, en la que se planea la gestión del agua tanto en términos de uso de la población, como en términos de la preservación del medio ambiente. (https://www.fnca.eu/guia-nueva-cultura-del-agua/el-agua-en-el-medio-urbano/diseno-urbano-sensible-al-agua). Con ello, esta propuesta urbana sensible al agua toma en cuenta conocimientos como: las inundaciones en las partes bajas de las cuencas de agua, la reutilización de las aguas dentro de las áreas de vivienda, y reciclaje de la misma, es decir, dar al menos dos aplicaciones antes de salir al sistema de alcantarillado público. También considera temas ambientales tales como agua potable en las zonas urbanas, paisajes ecológicos y la necesidad de incrementar las áreas verdes dentro de las ciudades. Para la Ciudad de México, es apenas en 2016 que se propone la gestión de agua de lluvia en espacios públicos y un catálogo urbano de posibilidades sensibles al agua.  (http://www.urbanisten.nl/wp/wp-content/uploads/2016.07.21_Reporte_CAF_Urb-AEP_lr-2.pdf, Cap. 6, p.155). Por otro lado, la realidad del consumo de agua en el Noreste Mexicano, dentro de la región denominada Arido-América, la describe CONABIO como una región con aprovechamiento desmedido de los recursos hídricos, desforestación, desecación, urbanización y construcción de caminos (que evitan la evo-transpiración), explotación forestal y pastoreo. (http://www.conabio.gob.mx/conocimiento/regionalizacion/doctos/rhp_052.html). El agua renovable per cápita, calculada para 2015 en Nuevo León era de 843 Metros cúbicos por habitante por año, mientras que la calculada para Coahuila fue de 1,064 y de 2,520 para Tamaulipas. En contraste, la calculada para la Ciudad de México es de 54, con un promedio nacional de 3,692 (http://201.116.60.25/publicaciones/eam_2016.pdf ,p.22). Claramente, entre las estrategias anunciadas para Nuevo León, es el ahorro de agua, el cual se ha venido implementando a través de la gestión de demanda por incentivos en Monterrey (http://siteresources.worldbank.org/INTLAC/Resources/257803-1351801841279/1PrincipalGestionIntegralAguasUrbanasESP.pdf, p.29), entre otras medidas de gestión. Pero usted, querido lector, ¿cómo ahorra el agua que usa?

Dra. Blanca C. García.

El Colegio de la Frontera Norte