Agenda Internacional del Agua Post 2015

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Opinión de Ismael Aguilar Benítez Profesor-Investigador de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 19 de junio de 2014


El cambio en la agenda internacional respecto a las prioridades en los objetivos de desarrollo puede dar oportunidad para una mejor gestión del agua. En septiembre de 2000, los países miembros de Naciones Unidas acordaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), cuyo plazo para lograrlos se fijó para el año 2015. La meta número 10 fue: Reducir a la mitad para el año 2015 el porcentaje de personas que carezcan de acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento. Esta meta se ubicó dentro del objetivo siete: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Sin embargo, la revisión del cumplimiento de metas se realiza sin volver al objetivo dentro del cual se propuso. El informe de la OMS y Unicef Progresos en el Acceso a Agua y Saneamiento: Actualización de 2014, reporta que en 2012, 116 países habían logrado alcanzar la meta relacionada con el agua potable y que 77 países habían alcanzado la meta del saneamiento. No hay, sin embargo, un análisis sobre cómo esos avances en las metas contribuyeron al objetivo de garantizar la sostenibilidad.
En preparación para la Agenda del Desarrollo Post 2015, el mecanismo interinstitucional para todos los asuntos relacionados con el agua dulce y el saneamiento de las Naciones Unidas (ONU-Agua) publicó el documento: Un Objetivo Global para el Agua Post 2015. Ese objetivo global es: “Asegurar agua sostenible para todos”. Un cambio de enfoque que se observa en este documento es que se propone como objetivo explícito: apoyar la protección de los recursos hídricos de la sobreexplotación y la contaminación, y a la vez satisfacer las necesidades de agua en los distintos usos (agua potable, saneamiento, energía, agricultura y otros).
El objetivo global se apoya en cinco metas: a) Lograr el acceso universal al agua potable, saneamiento e higiene, b) Mejorar el uso y desarrollo sostenible de los recursos hídricos en todos los países, c) Fortalecer una gobernanza del agua equitativa, participativa y responsable, d) Reducir las aguas residuales sin tratar y aumentar la reutilización de aguas residuales y, e) Reducir la mortalidad y las pérdidas económicas por desastres naturales y antrópicos relacionados con el agua. Sin embargo, a diferencia de los ODM, en esta propuesta sí se proponen indicadores específicos para cada meta. Específicamente para la meta B se contemplan tres elementos: 1) Control de la extracción de agua dulce en función de los recursos hídricos disponibles sosteniblemente; 2) Restauración y mantenimiento de los ecosistemas para proporcionar servicios relacionados con el agua y; 3) Aumento de la productividad del agua para todos los usos. Para cada elemento se plantean indicadores, por ejemplo para el primer elemento de la meta B se proponen: 1. Cambios en la relación extracción-disponibilidad (cambio en extracciones como porcentaje del total de los recursos hídricos renovables reales) 2. Porcentaje de cuencas con un marco para la asignación (equilibrando las demandas de todos los sectores, incluyendo el medio ambiente, de aguas subterráneas y superficiales) 3. Capacidad de almacenamiento per cápita/porcentaje de agua disponible. Si estos planteamientos se aprueban por la Asamblea General en el proceso de negociación intergubernamental que comienza en septiembre de 2014, la Agenda de Naciones Unidas para el Desarrollo Post 2015 ofrecerá mejores expectativas para una gestión sostenible del agua.

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