Agenda del agua y construcción de paces

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Opinión de Enrique Pasillas Pineda de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 21 de marzo de 2024

Con gratitud, para V.S.M.

El crecimiento de la población del mundo, el mercado de consumo asociado al crecimiento económico de corte extractivo o los enclaves de monocultivos agroindustriales de exportación, entre otros, son factores que han generado un sostenido aumento global en la demanda de agua. Si la demanda aumenta constantemente, pero no la oferta, es evidente que existe un problema natural de sostenibilidad ambiental y económica frente al cambio climático, la sequía, la contaminación y el estrés hídrico de muchas fuentes de agua. Así, tenemos un escenario internacional de crisis hídrica con aspectos sociales y económicos complejos, puesto que en muchas cuencas y acuíferos alrededor del mundo se documentan casos de sobreexplotación y contaminación, lo que evidencia que se hace un uso no sustentable de un recurso vital que ni es infinito ni está garantizado. Ello nos obliga a poner miras en los posibles conflictos sociales internos e internacionales que se pueden generar por una escasez de agua prolongada. Se dice incluso que en el futuro de la humanidad será el agua y no el petróleo, una fuente de guerras y conflictos armados entre estados-nación. Sobre todo en las aguas y cuencas transfronterizas. Así, los conflictos por el agua son susceptibles de generar escaladas violentas o dinámicas de guerra que pueden comprometer la paz y la seguridad de las regiones y del mundo, puesto que la gestión del agua puede bien transformarse en un instrumento de presión y de chantaje ante conflictos territoriales y políticos, y de ello existen numerosos ejemplos alrededor del mundo. Pero las así llamadas “guerras por el agua” no son ficciones teóricas, puesto que los territorios están llenos de casos de ejemplo donde las luchas sociales existen y se alimentan por el uso y gestión del agua. Sabemos ya que la construcción de paces va mucho más allá que la mera ausencia de guerras o conflictos violentos, así que la sociedad mexicana debe prepararse para el futuro ahora, tomando decisiones de política pública acertadas.

En dicho contexto, sabemos que el derecho al agua y su saneamiento son derechos humanos fundamentales en México. ¿Qué significa esto en términos reales cuando se dice que nuestro país vive la peor crisis del agua de la que se tenga noticia, dado que aproximadamente el 70% de la población padece algún tipo de escasez o sequía? No es entonces baladí decir que replantear el camino nacional en materia de agua y medioambiente será un reto inminente para la próxima presidenta de México y su gobierno en un escenario donde se ve amenazada no solo la disponibilidad, sino también la calidad del recurso hídrico para las personas ¿Resulta muy ambicioso pedir agua potable para todas las y los mexicanos en 2030, tal como estabelció la ONU en su objetivo 6 del desarrollo sostenible?

Enrique Pasillas Pineda
Estancia postdoctoral en el Colegio de la Frontera Norte

El Colegio de la Frontera Norte


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