El proceso electoral en Baja California inició formalmente el 1 de febrero. Pero en los días siguientes tuvimos una intensa actividad en el ámbito de los partidos políticos. De manera particular al interior de la alianza “Compromiso por Baja California” conformada oficialmente el 31 de enero por los partidos PRI, PVEM, PT y el Partido Encuentro Social.
Durante las últimas semanas supimos que había siete aspirantes a la candidatura del PRI y de la alianza al gobierno del Estado de Baja California. Pese al número, se sabía que sólo dos tenían posibilidades de lograrlo; ambos eran líderes de los grupos más importantes y numerosos al interior del PRI. La expectativa se centraba en conocer la forma en la cual se designaría al candidato y luego, si ello no generaría una crisis al interior del instituto político.
He repetido que el proceso que conduce a la designación de candidatos es uno de los que mayor peligro potencial de crisis encierra para los partidos. Por ello, en los últimos tiempos hemos sido testigos de todo tipo de mecanismos empleados para designar a sus candidatos: encuestas, votaciones abiertas, decisiones de los consejos políticos nacionales o electos en convención de delegados. Todo para evitar las divisiones y rupturas.
En el caso que nos ocupa, el PRI anunció que lo haría por medio de una convención amplia de delegados; sin embargo se decidió por un método mixto: el Comité Ejecutivo les adelantó el pasado martes 5 de febrero a los siete aspirantes quién aventajaba en las consultas y sondeos internos. El mensaje fue indirecto pero claro para quien lo debería entender: el candidato sería Fernando Castro Trenti.
Durante las 48 horas siguientes dos de los aspirantes, los alcaldes Enrique Pelayo de Ensenada y Francisco Pérez Tejada de Mexicali, se sumaron a la postulación de Castro Trenti. En las horas posteriores lo haría el alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante Anchondo. La incertidumbre sigue estando en el pronunciamiento del otro fuerte aspirante, el Ingeniero Jorge Hank Rhon. Simpatizantes organizaron a través de las redes sociales un par de manifestaciones que tuvieron lugar el miércoles 6 y el martes 12 de este mes. También a través de la misma vía, uno de las personas más cercanas al ingeniero se pronunció en contra de la manifestación y adelantó que la batalla la darían por los medios establecidos, es decir, en la convención.
Dice el dicho que a río revuelto… ha trascendido que adversarios del tricolor aprovecharon el llamado a las manifestaciones para difundir la convocatoria y sumarse a la marcha. El objetivo es generar un ambiente de división para lograr la simpatía y el apoyo de los votantes y negociar posiciones o desbarrancar al aspirante puntero. Es una estrategia sumamente peligrosa para el PRI; claro que en la casa azul se alienta y se valora como una oportunidad de eventual triunfo ante un panorama cuesta arriba.
Por lo pronto los pretendientes tienen hasta el día 15 de febrero para registrarse formalmente. El periodo de precampañas inicia el día 22. Esto quiere decir que en los próximos días sabremos quien sigue por su cuenta o si decide sumarse a la postulación de Fernando Castro Trenti. Ir contra la decisión del comité ejecutivo nacional priista parecería un contrasentido o un suicidio político y se podría perder hasta lo negociado.
Por ello el llamado de Castro Trenti a la “Unidad responsable por el cambio verdadero”. El PRI sabe que en la casa azul el choque de trenes sería inmejorable para las aspiraciones panistas de refrendar el triunfo en la elección de gobernador. Pero también calculan que el PAN puede salir dividido de su proceso interno de designación de candidato. Esa es la historia que sigue.
Esto apenas inicia y es como un juego de ajedrez. Podría perder quien cometa más errores producto de la desesperación o de la falta de concentración. Ya lo veremos.
Artículo anterior (publicado el 07 Febrero 2013): ¿Solos o acompañados?