Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Profesor-Investigador del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 28 de febrero de 2013

El pasado viernes 22 de febrero arrancaron oficialmente las precampañas en Baja California. En los hechos la promoción de los aspirantes a los cargos de gobernador, alcaldes y diputados hacía tiempo que había empezado. Fuimos testigos que dicha promoción incluyó espectaculares, entrevistas, presentaciones de libros y todo tipo de actividades públicas de los aspirantes. Desde luego que está prohibido, desde luego que los aspirantes se las ingenian para darle la vuelta a la normatividad.

Los partidos políticos y los candidatos se mueven en el filo de la navaja; desafían las normas electorales. Los actores políticos saben que es menos costoso violar la ley que perder una elección. Hacen sus cálculos y deciden transgredirla y luego encarar una sanción que siempre será menor a lo obtenido. Ejemplos hay muchos. El ámbito electoral no puede ser ajeno a lo que acontece en otras esferas de la vida pública y privada mexicana. Vean si no el caso del encarcelamiento en el famoso “Torito” del Niño Verde. Siendo senador manejaba borracho y no tuvo empacho en dar un nombre falso una vez que el alcoholímetro reportó que excedía los grados permitidos. Pagó una fianza y se marchó. El otro delito, proporcionar datos personales falsos, no tuvo sanción.

Los procesos electorales mexicanos son atípicos por la cantidad de “candados” que hemos introducido con el objetivo de blindar las elecciones. Padecemos de un exceso de regulaciones y los problemas que se nos presentan en una elección buscamos resolverlos mediante nuevas normas.

Ya veremos cómo nos va en este proceso que inició el pasado viernes  y cuya etapa se extenderá hasta el 5 de abril. Hasta unos días antes habíamos vivido una cierta calma; pero una vez que han arrancado las precampañas la temperatura se ha ido incrementando. En elecciones competidas hay una tendencia a utilizar toda suerte de argucias contra los adversarios; es lo que se llama “campañas negras” o “guerra sucia”. Como en esta primera etapa se trata de la disputa al interior de los partidos, más bien lo debemos llamar “fuego amigo”.

Efectivamente, lo que el periodo preelectoral ha traído es la disputa al interior de los institutos políticos por lograr convencer a sus correligionarios y alcanzar la ansiada candidatura. Recordemos que al interior de la alianza “Compromiso por Baja California” lidereada por el PRI, sólo hay un precandidato a la gubernatura: Fernando Castro Trenti. El problema se presenta en la casa de enfrente, pues en la alianza “Unidos por Baja California”, encabezada por el PAN, se han registrados dos precandidatos fuertes: Francisco Kiko Vega y Héctor Osuna Jaime. Ahí están saliendo chispas.

Todo indica que antes que disiparse, los negros nubarrones sobre el cielo azul se transformarán en tormenta, pese a los intentos desesperados de las dirigencias por evitarla. El anuncio de este martes de que finalmente, pese al escaso tiempo que decidieron para las precampañas (15 días), sí habrá los cinco debates que demandaba Héctor Osuna Jaime, parece un tanque de oxígeno dentro de la casa azul. Sin embargo, no creo que baste para tranquilizar las aguas. Sobre todo porque la percepción del equipo del ex senador Osuna es que los «dados están cargados» o que el «piso no está parejo» y que tanto la estructura partidista como el gobierno del estado se han inclinado por Francisco Kiko Vega.

Lo que veremos en los próximos días será una fuerte disputa que trascenderá el ámbito de la militancia azul. Es muy probable que el «fuego amigo» se transforme en abierta «guerra sucia». Sobre todo en un escenario donde hay una queja abierta de que el proceso no es igualitario. Los derroteros son imprevisibles cuando las pasiones se desbordan. La moderación puede quedar de lado y la disputa desbordar los límites de la normatividad que sanciona las campañas negativas. Ya veremos. La tensa calma puede presagiar la tormenta perfecta…y el naufragio.

Al cierre

La detención de la profesora Elba Esther Gordillo tendrá fuertes repercusiones para el futuro del Partido Nueva Alianza y sobre todo para su alianza con el PAN, PRD y PEBC. Un efecto negativo, sin duda.

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