Como se estipula en el artículo 26 constitucional, el Presidente de la República dio a conocer hace unos días el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018. En el PND se establece, por un lado, que su objetivo general es “llevar a México a su máximo potencial” y, por otro lado, el presidente Peña Nieto afirma que se pretende lograr “un México donde cada quien pueda escribir su propia historia de éxito y sea feliz”.
Este énfasis en la motivación personal que quizá sin pretenderlo recuerda las conferencias de Miguel Ángel Cornejo, el famoso libro de Matthews Por favor sé feliz o la importancia de sacar el fua en los momentos difíciles, se refrenda a lo largo del PND con un claro enfoque hacia el crecimiento económico. Esto es, en el PND se establece que la tarea del desarrollo y crecimiento corresponde a todos, que el desarrollo no es deber de un solo actor –aunque sea tan central como el Estado– y que el crecimiento y desarrollo surgen de abajo hacia arriba, cuando cada uno sea capaz de lograr su mayor contribución.
Para que México alcance su máximo potencial, sea exitoso y logre ser feliz, el PND establece cuatro metas nacionales: paz, inclusión, educación de calidad y responsabilidad global. En cada una de esas metas se consideran tres ejes transversales: la democratización de la productividad, el gobierno cercano y moderno y la perspectiva de género.
Para lograr un México en paz se buscará fortalecer al Estado y garantizar la paz. Para que México sea incluyente es fundamental integrar una sociedad con equidad, cohesión social e igualdad de oportunidades. Para mejorar la calidad educativa se articularán educación-ciencia-desarrollo tecnológico para contribuir a una sociedad más justa y próspera. Con un México próspero se hace referencia a la eliminación de las trabas que limitan el potencial productivo del país. El México con responsabilidad global, por su parte, se refiere a consolidar el papel del país en el mundo a través de la ampliación y fortalecimiento de su presencia mundial, promover su valor económico, turístico y cultural, así como reafirmar el compromiso de México con el libre comercio, la movilidad de capitales y la integración productiva.
En términos generales, el PND continúa con la lógica neoliberal que ha caracterizado a los últimos cinco planes nacionales de desarrollo. Sin embargo, hay cuatro elementos que llaman la atención: el énfasis en la búsqueda de paz –y no en el combate al narcotráfico o el crimen organizado–, la relevancia de la productividad en sentido económico, la escasa referencia a la importancia del desarrollo humano y la breve mención a la participación ciudadana, a través de la contraloría social.
¿Podremos alcanzar nuestro máximo potencial, volvernos exitosos y ser felices en lo que resta del sexenio? Esa es la gran interrogante.