Diálogo sobre vulnerabilidad y salud de los migrantes

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Entrevista con el Dr. René Zenteno

miércoles 10 de julio de 2013

En el marco del evento Diálogo Binacional sobre Migrantes Mexicanos en Estados Unidos y México: Vulnerabilidad y Salud,  realizado el pasado lunes 8 en El Colef,  el organizador del evento, Dr. René Zenteno Quintero, nos habló sobre Salud y Migración y abordó el tema de la reforma migratoria en un contexto binacional.

¿Qué consecuencias tiene la reducción del flujo migratorio?

Muchísimas consecuencias, especialmente en el contexto de una reforma migratoria en los Estados Unidos. El hecho de que actualmente haya condiciones para convencer a un público difícil sobre el tema migratorio se facilita en este momento porque están en niveles muy bajos. Sobre todo los flujos mexicanos en Estados Unidos de forma indocumentada están en niveles muy bajos que no se habían visto en 70 años de la historia de ambos países.

¿Cómo se puede ejercer una «responsabilidad compartida» para que los migrantes mexicanos que actualmente residen en Estados Unidos puedan acceder a los programas de salud, seguridad personal, trabajo y demás áreas de desarrollo humano?

Principalmente es un asunto de relación bilateral, es decir, de los gobiernos federales de ambos países, en este caso México-Estados Unidos. Evidentemente hay muchos niveles en los que se da esta interacción que tiene que ver con el tema migratorio, tanto al nivel de sociedad civil o, como el que se da aquí en El Colef, a un nivel académico e intelectual de política pública, que es un diálogo entre gente informada sobre el tema bilateral que quiere realmente dar a entender esta visión compartida sobre la problemática educativa, de programas sociales, empleo, aspectos demográficos.

Generalmente, cuando decimos “visión compartida” se trata de establecer una agenda entre ambos gobiernos, tanto a nivel ejecutivo como legislativo de que mientras no se aborde el tema migratorio, entendiendo tanto las causas como las consecuencias, la atracción que hay en Estados Unidos para la migración, va a ser muy difícil que cambiemos realmente de forma determinante las complicaciones de este sistema migratorio disfuncional que hay entre México y Estados Unidos.

 Hablando de un sector en particular, ¿Qué problemas enfrentan los niños mexicanos nacidos en Estados Unidos en materia de educación?

La desigualdad en los Estados Unidos ha aumentado en los últimos 25 años. Fue un país que se caracterizó por una gran movilidad social de su población. Es decir, no tenía los niveles de vida que tenían los europeos pero la movilidad social era importante. Ahora no, ahora la movilidad social en Estados Unidos se ha vuelto muy difícil y la inequidad realmente se ha acentuado. Parte de cómo se  acentúa el mecanismo de inequidad es en el acceso a la educación; es decir, la diferencia entre el contexto de aprendizaje y las escuelas a las que va el 20% de la población más rica de Estados Unidos en comparación con el 30% o 40% con menores ingresos en aquél país es abismal.

Justo leía ayer en el New York Times que en primer año de primaria un niño en situación ventajosa en Estados Unidos tiene 21 meses más de formación en matemáticas que un niño de los estratos más bajos. Comento todo esto porque, evidentemente, por el nivel educativo, el tipo de empleos, y el lugar en el que viven los mexicanos en Estados Unidos, su acceso es a una educación de baja calidad.

Si bien, el nivel de un niño mexicano es mucho más alto a que si estudiara en México, cuando lo comparas con el resto de los grupos de la población en aquél país, sí tienen una desventaja importante. Realmente no es fácil tener acceso a una educación de calidad en el caso de la población mexicana en Estados Unidos.

¿En qué consistiría un acuerdo bilateral sobre protección social básica para migrantes estadounidenses?

Se habla mucho de la transferencia de cierto tipo de servicios o de cobertura, por ejemplo, el Seguro Popular, que los migrantes puedan tener acceso a la salud tanto en Estados Unidos como en México; se habla de cierta convertibilidad, de cierto tipo de protección allá y aquí para que al cruzar la frontera no se sienta la diferencia en los sistemas de protección social. Pero esto todavía sigue muy insipiente, precisamente es algo que se hablará el lunes, reunión que se enfoca al tema de salud y a hablar del aspecto de la vulnerabilidad que existe en la población migrante; tanto bajo qué condiciones de salud retornan como la diferencia que hay en los servicios de protección, además de la calidad y acceso que hay a los servicios de salud en México y Estados Unidos.

¿Qué resultados nos traerá este diálogo?

El diálogo ya se dio, lo que se va a discutir es el documento al que llegaron este grupo de expertos binacionales, mexicanos y estadounidenses, sobre diferentes temas, como el cambio demográfico, el empleo, el retorno de mexicanos en Estados Unidos a México, la salud, la educación. La idea es discutir ahí cuáles son los hallazgos y cuáles las propuestas que quieren retomar para un diálogo más formal entre gobiernos sobre estas preocupaciones que manifiestan claramente este grupo de académicos.

¿Qué papel cree que deben desempeñar los funcionarios públicos para atender esta responsabilidad?

En primer lugar, tienen que sensibilizarse muchísimo con la realidad. Es muy difícil para muchos funcionarios públicos que están más atrapados en la política que en la atención a sus responsabilidades. Deben tener claridad de lo que está pasando enfrente de ellos y el caso, por ejemplo, de la deportación de tantos mexicanos en Estados Unidos es un buen ejemplo de cómo se ha tardado tanto el Instituto Nacional de Migración como tantas otras dependencias federales y algunas estatales y locales; reaccionar ante una problemática realmente compleja. Es decir, la responsabilidad es muy grande y mi preocupación es y seguirá siendo el por qué tardan tanto tiempo en reaccionar ante una problemática que está claramente delineada en lo cotidiano en la frontera. Se ejemplifica en las deportaciones, los problemas con el río, en la falta de albergues para ellos, el transporte hacia el interior del país, y en los problemas para identificarse para poder abrir una cuenta y poder recibir dinero de su familia, o conseguir un empleo simple y sencillamente. Como se ha dicho, también están indocumentados en su propio país.

Ante este fenómeno migratorio, ¿qué reacción tuvo usted ante la opinión del presidente de México de dejar la reforma migratoria como un problema exclusivo interno de Estados Unidos?

Es muy difícil para México participar en un debate de manera airada o abierta como injerencista, es decir, como parte de una resolución legal que le compete a Estados Unidos propiamente. Sin embargo, el problema no es exclusivamente un asunto de carácter legal sino también de derecho internacional, que es la obligación que tiene el Estado mexicano de proteger a sus migrantes en aquél país.

La parte que más perturba es que al mismo tiempo que se dice “es un asunto interno y no nos vamos a meter” no le sigue un punto y seguido diciendo “sin embargo debo decirle a mis ciudadanos, a mis connacionales que siguen en aquél país que el gobierno de México seguirá velando por sus intereses”. Es decir, el discurso del gobierno de México hacia sus propios ciudadanos que están en Estados Unidos es nulo.

Es cierto que los servicios de protección consular allá siguen activados, los siguen atendiendo. Hay muchos cuidados. Hay consciencia de lo que puede implicar la reforma migratoria. Pero no hay una posición clara, una voz donde se sienta que el gobierno de México está realmente detrás de la protección de los intereses de los migrantes.

Es realmente injusta la forma que recibimos en México a nuestros deportados porque ellos nos han enviado billones de dólares en remesas a este país. O sea, cuando vemos la importancia que tienen para nuestra economía y la importancia social que les damos, hay un gran desnivel. Yo creo que ahí el silencio que tiene el gobierno de México o el hecho de que no acompañe una política de no injerencia en los asuntos internos de Estados Unidos con un discurso más sólido de protección a los migrantes es la parte que realmente molesta.

Especialmente ahora que se dio la reforma migratoria se comentó la propuesta de los ochos senadores para que se doblara el número de agencias en la frontera y se construyeran más muros, el gobierno mexicano tenía argumentos para decir que era una insensatez, era un contrasentido porque la Historia nos ha demostrado que los muros no paran la migración. Hay una demanda de trabajo emigrante en estados unidos, hay mucha evidencia para ello y especialmente porque la mayoría de los que están actualmente indocumentados en aquél país no pasaron por esa frontera, pasaron con documentos legales de Estados Unidos. No es un problema de frontera, es un problema de insuficiencia institucional en Estados Unidos para no corregir o canalizar la demanda tan grande de trabajo migrante por las vías legales.

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