El 5 de diciembre se llevó a cabo el seminario “Reforma del Estado, descentralización y municipio. El papel de los actores” en las instalaciones de El Colef. Presentada por la Dra. Sárah Martínez, en la mesa participaron los doctores Rogelio Cogco, Marcos Reyes y Daniel Hernández.
Para el ponente Rogelio Cogco, «el proceso de descentralización tiene su punto de convergencia operativo para su abordaje desde 1982 con una nueva tendencia a reformas estructurales», donde la descentralización es vista como un proceso a través del cual se empiezan a transferir acciones de un órgano gubernamental a otro. En la descentralización parcial, o descentralización política, el gobierno transfiere algunas actividades y funciones pero no descentraliza al 100 por ciento. Los programas sociales federales deben ver a donde dirigir el gasto, ver si se está logrando un desarrollo social armónico y si hay eficiencia. «Vemos un desarrollo desarticulado en el plano de evolución urbana», agregó.
La descentralización es un proceso en construcción que, más que ser un objetivo, es un instrumento a través del cual se busca dar mayor agilidad una serie de acciones y aumentar el número de participaciones desde el área local para mayor eficiencia de la atención pública a los ciudadanos. Asimismo, la descentralización es un proceso dinámico y complejo; donde «lo ideal sería que hubiera una ciudadanía basada no solamente en la idea del derecho, sino también orientada hacia la responsabilidad y corresponsabilidad de las acciones». Para ello, los programas sociales deben buscar que sus impactos sean múltiples en el desarrollo del país para transformar la política social, entonces dichos programas serán vistos como un derecho, afirmó el investigador.
«Si la política económica está afectando mi condición de vida, el gobierno tiene la obligación de resarcir ese daño, aquí la cuestión es que va al revés, una discriminación hacia la población pobre y condiciones especiales para personas que viven en condiciones de pobreza». De esta forma, la descentralización impacta la política social en medida que haya corresponsabilidad de la ciudadanía. Sin embargo, mientras no exista una nueva arquitectura desde la base, los ayuntamientos de los municipios no atenderán la continuidad de proyectos, para los cuales «debe haber una profesionalización de la administración pública y estatal».
Además, el proceso de descentralización tiene más que ver con la transferencia de poder más que una agencia en las comunidades.»El problema es que la reversa también es cambio, y lo que veo ahora es un proceso de recentralización». Se ha contraído la opción de darle mayores espacios a la ciudadanía y la tendencia centralista es cada vez mayor. Entonces, lo poco que se pudo haber construido de participación, contrucción y educación, es derrocado.
El Dr. Marcos Reyes planteó la ide a de que la política es un proceso de prueba y error según la lógica de pensamiento de los óganos federalistas. «Tenemos una tradición centralista en el que la participación del gobierno federal ha sido apabullante». Se descentralizan los servicios y los recursos pero sigue habiendo un control de carácter federal con reglas de operación que le atribuyan mayores controles sobre los recursos y servicios.
El Dr. Cogco, agregó que una participación ciudadana auténtica es una agencia por parte de los distintos actores, «no sólo ONGs, sino que somos todos». Para apropiarnos de aquello que es público son necesarios procesos identitarios, pues sin ellos se inhibe la participación colectiva. «La descentralización sólo puede ser si desde las comunidades se crean agencias locales para la apropiación de una identidad para el impacto sobre el colectivo».
La percepción de seguridad pública también tiene un papel importante, pues «la autoprotección inhibe los procesos de participación colectiva», sin embargo, no se ofrecen mecanismos que permitan una participación auténtica efectiva. La descentralización queda como una coyuntura que debe ser implementada, con factores y elementos «perversos» que repercuten en la perpetuación de un Estado centralista desde una oligarquía. Dicha estructura inhibe el desarrollo local y las libertades reales de acción; sin embargo, los cambios deben generarse desde lo local, concluyó el investigador.
