Para nadie pasa desapercibido cuando el peso gana valor frente al dólar. En los últimos años se había observado una tendencia hacia el decrecimiento entre estas dos divisas, en la que la moneda mexicana llevaba la ventaja. Hará no menos de un lustro que el valor del peso todavía rondaba la veintena, alcanzando precios de hasta 25 pesos por dólar. Recientemente, y siguiendo la histórica tendencia de apreciación, se había alcanzado un mínimo de 16 pesos mexicanos por dólar. Hace pocas semanas, sin embargo, el precio del dólar volvió a subir. Entender la naturaleza de estas dinámicas económicas resulta crucial si se pretende emitir una reflexión acerca del panorama financiero no solo nacional, sino global.
En ese sentido, el Dr. Eduardo Mendoza Cota, del Departamento de Estudios Económicos de El Colef, señala que para entender los vaivenes de las divisas, apreciación y depreciación, es necesario tomar en cuenta los flujos de capitales entre México y Estados Unidos. Desde este aspecto, la percepción de solidez en las reservas internacionales mexicanas, los altos índices de exportación y, sobre todo, las elevadas tasas de interés, vuelven a México un destino atractivo para la inversión extranjera, lo cual repercute directamente sobre el precio de nuestra divisa.
Sin embargo, debido a esas mismas altas tasas, y a través del proceso del reajuste entre las tasas de ambos países (un concepto denominado <<condición de paridad de intereses>>), pueden observarse movimientos como el de la reciente depreciación del peso frente al dólar. Sin embargo, señaló el académico, esto forma parte del flujo de variación en los precios de las divisas, y todas las señales son positivas para una continuación del fortalecimiento del peso mexicano frente a la divisa norteamericana.
