La legitimación de la heterosexualidad en la cultura

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Entrevista con la Dra. Margarita Sayak Valencia

miércoles 10 de julio de 2013

El desarrollo de una moral compartida tiene su cauce en la organización económica, por ello Estados vecinos como California en Estados Unidos y Baja California en México tienen aspectos culturales tan distintos a pesar de su proximidad geográfica. Un ejemplo es la comparación de su visión ante la propuesta de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En una entrevista con la Dra. Margarita Sayak Valencia, investigadora del departamento de estudios culturales y especialista en estudios de género y derechos humanos, señaló que la historia de la homofobia en México se debe principalmente a la inmersión del conservadurismo católico en la política y la falta de información de los mismos funcionarios ante las posibles repercusiones de dicha legalización.
Además, reiteró la heterosexualidad no es una institución consagrada, sino que nace en el siglo XII a partir de la aceptación del matrimonio por parte del clero. Sin embargo, anteriormente ni el rey ni la medicina estaban de acuerdo con un lazo que debilitara a los guerreros, pues se vivía una cultura homosocial; es decir, toda vinculación afectiva era entre varones para mantener este régimen. Es a través del “amor cortés’’ que la heterosexualidad se legitima como cultura excluyendo que otras prácticas sexuales sean posibles.
A partir del siglo XVIII y XIX, en plena industrialización, se lleva a cabo una patologización de las homosexualidades. “La economía requiere mano de obra y que las mujeres produzcan hijos. Este es el auge del capitalismo”. La sexualidad debía responder a la visión de “el trabajo nos hará libres”, por lo que no estaba bien vista una relación libidinal.
Con la colonización se comparte una cultura en que “los homosexuales son vistos como deficientes porque no participan en el sistema, al igual que los enfermos o discapacitados; una serie de anormales, no productivos para el sistema. Por lo que se les debe injuriar para que se adapten y reproduzcan. Capitalismo y homofobia van juntos, comparten la cultura de lo productivo”
Desde la perspectiva de la Dra. Valencia, “la heterosexualidad no es un problema, sino que se haya construido como una institución que no da permiso a otras prácticas sexuales”. A través de la reproducción estandarizada y lugares comunes que incitan a la burla, se crea un imaginario generalizado para deslegitimar las prácticas no heterosexuales. Es decir, por medio del escarnio se insiste en seguir los mismos patrones para no discernir de la cultura heterosexual establecida.
El Estado de California en EE. UU. ha contado con el movimiento de San Francisco, la cuna del movimiento en favor de los derechos a homosexuales a nivel internacional, mientras que en México las autoridades entregan sus municipios al servicio de Jesucristo, como el ejemplo de la alcaldesa de Monterrey (http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/06/10/903319).
Sin embargo las posturas y transiciones sociales y/o morales corresponden a las políticas económicas. La relación entre el matrimonio heterosexual y la etapa de producción para el capitalismo. Actualmente, con la economía y Estados primermundistas en crisis, la sociedad concibe de forma diferente las necesidades económicas y ya no responde a la mismas que antes, consecuentemente.
Otra razón que explica la negativa por parte del gobierno actual ante las apelaciones a juicios de amparo por matrimonios homosexuales está en las tecnologías de género; es decir, los roles y estereotipos de género se difunden a través de la radio, la televisión y el cine, promoviendo una homofobia generalizada. Para comprobarlo sólo hace falta escuchar un programa de estación local de amplia cobertura. “Los medios deben revisar que los sistemas pueden estar reproduciendo el machismo, la homofobia. Deben cuidar lo que reproducen”.
Para la Dra. Valencia, a pesar de ver un panorama mayormente despegado de los asuntos de las comunidades LGTB y feminista, no cree que podría haber una controversia por parte de la población general de lograrse un primer matrimonio homosexual en el Estado de Baja California. En cambio, una contraposición dependería del poder de convocatoria que tengan algunos funcionarios con intereses particulares en la derecha para reunir gente a protestar contra la causa, más que por propia convicción de que ese hecho realmente le afecte a su integridad.
Las coreografías de géneros que construimos nos llevan a reconsiderar los valores de las tradiciones que nos preceden a pesar de desobedecerlas. “La sexualidad no es estática, tenemos que dejar de verla como un tótem” pues va evolucionando conforme se van generando nuevas disidencias.

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