El pasado 22 de abril fue el Día Mundial de la Tierra, y nuestro contexto actual, de escasez y de crisis climáticas constantes, nos obliga a plantearnos tal fecha en un sentido reflexivo más que celebratorio. Efectivamente, y aunque nuestro astro es sin duda hermoso y abundante en vida, las sociedades humanas, al coexistir con los ecosistemas, dejamos huellas que a menudo son nocivas para nuestra única casa.
En ese sentido, la Dr. María Eugenia González Ávila, Directora El Colef, Unidad Monterrey, nos plantea una reflexión alrededor de la ilógica idea de vivir sin contaminar, pues todas nuestras acciones tienen un efecto, sea directo o indirecto, en el equilibrio ecológico. El punto estaría, entonces, en encontrar la manera de sostener una existencia colectiva que afecte lo menos posible al planeta, en un equilibrio ecológico que no descarte las necesidades tanto de la naturaleza como de la humanidad.
La reflexión completa se encuentra disponible a través de: https://youtu.be/0oIajNhS_V4