Fiesta, migración e inseguridad aborda El Colef en Oaxaca.

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Durante el II Seminario Internacional organizado por la Universidad del Mar

jueves 10 de abril de 2014

El pasado 27 y 28 de marzo se llevó a cabo el II Seminario Internacional “Los nuevos rostros de la migración” en donde los investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, el Dr. Luis Escala Rabadán y la Dra. María del Socorro Arzaluz presentaron sus investigaciones sobre los festivales culturales oaxaqueños en California y las rutas y problemas de los migrantes centroamericanos en su travesía por México, respectivamente, en la Universidad del Mar en Oaxaca.

El Dr. Escala, profesor investigador del Departamento de Estudios Culturales presentó la ponencia El papel de los festivales en la configuración de comunidades migrantes oaxaqueñas entre México y Estados Unidos: las guelaguetzas en California, como parte del proyecto “Festivales y comunidades oaxaqueñas entre México y Estados Unidos: las guelaguetzas en California”, investigación realizada en colaboración con el Dr. Gaspar Rivera-Salgado de la Universidad de California.

La Guelaguetza es un festival que se realiza tradicionalmente todos los veranos de julio en la Ciudad Capital de Oaxaca, en donde se presentan música y danza básicamente y en la que participan las diferentes regiones que integran el estado de Oaxaca, dijo el doctor en entrevista.

El vocablo Guelaguetza en el lenguaje zapoteco está relacionado con la reciprocidad, la ayuda mutua entre vecinos y paisanos y “por eso el festival estila este sentido de convivencia armónica”; es un evento muy concurrido de atracción turística, en el cerro del Fortín en donde se celebra la tradición centenaria o milenaria de los pueblos originarios en Oaxaca; sin embargo, el investigador hace énfasis en que la Guelaguetza no tiene tanto tiempo, sino que fue una invención de los gobiernos locales, así como lo conocemos, a mediados del siglo pasado para crear una industria turística.

El centro de interés del proyecto está en la recreación de las Gulaguetzas por parte de diversas comunidades oaxaqueñas en el estado de California.

La Guelaguetza más antigua es la que se celebra en la Ciudad de Los Angeles, que se ha celebrado de manera ininterrumpida desde 1987; la segunda Guelaguetza más antigua es la que se celebra en el Condado de San Diego, en la ciudad de San Marcos desde 1994; y la tercera más antigua es la que se celebra en la ciudad de Fresno desde 1999, siendo las tres principales de un total de 12 en este estado y las que se tomaron para realizar el estudio.

En la organización e impulso para la celebración de estas tres Guelaguetzas en California se hallan tres organizaciones de migrantes oaxaqueños: en Los Angeles, la realiza la Organización Regional Oaxaqueña siendo ésta la Guelaguetza más grande; en el caso de San Maros la organiza la Coalición de Comunidades Indígenas de Oaxaca; y en Fresno lo hace el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales.

“Una de las cosas que une a las comunidades indígenas en California es precisamente la puesta en escena de estos festivales que son grandes eventos de carácter público [..], que tienen una afluencia de 2 mil hasta 5 mil personas” en donde se resalta la condición migrante, la exaltación étnica del contenido indígena, “yo diría que hay una lectura muy de clase, como población migrante indígena y oprimida”, expresó.

“Una de las cosas que queríamos hacer al concebir en nuestro proyecto varias guelaguetzas organizadas por asociaciones distintas es que eso nos iba a permitir evaluar similitudes y diferencias”, partiendo de la hipótesis de si se construía una especie de gueto cultural o si había apertura a la interacción con la comunidad estadounidense “como una especie de puente que permitiese establecer contacto con los otros, sean quien sean y sobre todo los otros pensando en audiencias y actores sociales estadounidenses.

Una de las cosas que observaron fue que en el caso de Los Ángeles en la celebración de su 25 aniversario, el alcalde de la ciudad estuvo en la inauguración del festival y varias autoridades y actores sociales; caso contrario a la guelaguetza de San Marcos en donde no se ve “el desarrollo de este tipo de vínculos de la misma manera en que lo vimos en Los Ángeles”.

El doctor finalizó diciendo que la parte sociocultural de las comunidades migrantes no se ha estudiado tanto como la parte económica y política y hay que poner más sobre las expresiones culturales de estas.

Por su parte la Dra. Arzaluz del Departamento de Dirección Regional Noreste con sede en Monterrey, dictó la ponencia Migrantes centroamericanos, rutas de tránsito e inseguridad por el noreste de México, investigación realizada en conjunto con el Dr. Vladimir López Recinos de la Universidad Autónoma de Zacatecas, en la cual se analizaron las rutas de tránsito de los migrantes centroamericanos y la inseguridad que sufre en su paso por el país.

El estudio se hizo en base a los datos obtenidos de encuestas aplicadas en albergues y los datos de investigaciones realizadas por parte de El Colef; la doctora presentó una estadística sobre los tipos de violaciones que más se presentan, como el robo, amenaza y agresiones físicas y los actores de donde proceden.

La participación del crimen organizado en la violación de los derechos humanos ha ido en aumento, siendo el Cártel del Golfo y los Zetas quienes protagonizan los crímenes como el secuestro y el asesinato, dijo.

La investigadora explicó que no hay una política específica de atención y protección de migrantes centroamericanos, existen algunos como el Programa de Repatriación Humana, pero es exclusivo para mexicanos.

Señaló que los migrantes centroamericanos al ser deportados se hacen pasar por mexicanos para no ser regresados a sus países y quedarse en la frontera para buscar la oportunidad de volver a cruzar a territorio americano.

Por otro lado, las deportaciones han bajado en las ciudades como Tijuana y Ciudad Juárez y han aumentado principalmente en Ciudad Acuña.

La cantidad de migrantes centroamericanos se incremente en esta parte de la frontera, siendo los albergues los que principalmente atienden estos casos, sin embargo son muy pocos en relación a la población de retornados: “en Ciudad Acuña hay sólo un albergue, con una capacidad aproximada para cien personas y por Acuña están siendo deportados 6 mil personas aproximadamente en una ciudad de 120 mil habitantes”.

Esto ha impactado en la dinámica de estas ciudades “en el sentido que no están preparadas para recibir tanta afluencia de personas, el apoyo gubernamental es mínimo y básicamente la sociedad civil y los grupos religiosos son los que hacen ese trabajo”.

El gobierno de Coahuila y el de Tamaulipas han comenzado a implementar políticas pero no son suficientes para combatir el problema, completó la investigadora.

“El tema de la migración indocumentada de centroamericanos en la zona noreste, es un tema de seguridad pública» y son básicamente los organismos de la sociedad civil los que están llevando las acciones más concretas de atención a estos migrantes, a diferencia de las acciones gubernamentales, concluyó.

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