-Háblenos primero un poco sobre sus estudios, ¿cómo se decidió por esta profesión?
–La verdad, no soy bibliotecario porque haya estudiado la carrera, más bien me fui incorporando por experiencia laboral y finalmente terminé aquí en el colegio como coordinador de la biblioteca. Yo estudié la licenciatura en lengua y literatura de Hispanoamérica y posteriormente estudié la maestría en estudios humanísticos con especialidad en literatura en el Tec de Monterrey, en una maestría virtual. Posteriormente empecé en la biblioteca Benito Juárez en 1985. Entré porque había oportunidad de trabajar y por mi interés en los libros, la lectura, etc. La biblioteca representaba para mí un empleo por un lado pero por otro un espacio que estaba completamente acorde con mis gustos, mis intereses de lectura. Estuve allí una año y medio aproximadamente. Después estuve en la biblioteca de la UABC casi dos años. Luego se abrió la posibilidad de entrar aquí al colegio porque no tenían director de biblioteca y pedí el puesto con la formación de una experiencia mínima y de unos cursos que había tomado, pero no bibliotecología. Finalmente me aceptaron y aquí estoy desde entonces.
-Entonces, no fue un obstáculo…
En el caso de Baja California, la mayoría de los que estamos y han estado al frente de las bibliotecas somos personas que no hemos hecho cursos académicos formales, licenciaturas o maestrías en esta área de bibliotecología. Casi todos venimos de profesiones diferentes… relacionadas, sí, pero no tenemos esa formación. Tampoco hay muchos profesionistas en el área. Por esta razón, los que estamos al frente de bibliotecas provenimos de otras áreas.
-¿Nos podría hacer una valoración general de los 25 años que lleva desempeñando esta profesión? ¿Cuál ha sido su evolución?
–En lo personal yo estoy muy contento de estar en el colegio. Sigo aquí porque me apasiona el mundo de los libros y todo lo que está relacionado con la biblioteca. Claro que hay un desarrollo personal, realmente he aprendido. No ingresé sabiendo, sino que en la práctica fuimos respondiendo a las necesidades de organizar y administrar una biblioteca. Yo recibí la biblioteca en unas condiciones en las que prácticamente había que empezar de cero. No había catálogos, los libros no estaban procesados. Prácticamente lo que teníamos era un almacén con libros. Todavía no se había hecho el trabajo de organización, de clasificación, de catalogación, etc. En cuanto entré, esa fue la primera tarea que me di. Entonces pedí el apoyo para que se me contratara un técnico bibliotecario, sin embargo hemos logrado las condiciones en que estamos. La biblioteca ha venido creciendo.
Incluso me tocó participar en el diseño de este edificio de biblioteca, no se tenía un espacio adecuado ex profeso para una biblioteca. El desarrollo de la biblioteca, se puede decir, ha ido a la par de cómo se ha ido desarrollando el colegio. Hace 9 años se construyó este edificio, ya pensando que sería específicamente para una biblioteca. Yo había tomado un curso que se llamó “Organización y planificación de edificios de biblioteca” en El Colegio de México. Entonces tenía una idea de cómo hacer y planear el edificio de biblioteca. Un día me dijeron: “mira, vete preparando porque vamos a tener que construir el edificio de biblioteca. Prepara lo que se tenga que hacer”. Me di a la tarea de elaborar los primeros documentos para plantear primero las necesidades de la biblioteca, los espacios, las áreas, su función, el tipo de libreros, etc. Con eso, les entregamos un documento a los arquitectos que participaron en el concurso con tal que supieran las necesidades de la biblioteca con tal de que se apoyaran en éstas para el diseño que propusieran. Finalmente quedó seleccionado un arquitecto, presentó su proyecto y trabajamos varias personas con él directamente. Este edificio contó con una participación colectiva.
-¿Cómo ve el presente que enfrentan las bibliotecas en Tijuana?
–En general, no sólo bibliotecas y librerías, estamos en una situación en que tenemos que ir pensando cómo vamos a adaptarnos a nuevas circunstancias. Sobre todo porque se va tendiendo hacia lo electrónico cada vez más. En la biblioteca estamos revisando internamente situaciones que no tenemos totalmente claras, como la contratación de libros electrónicos. Esto nos introduce en un mundo nuevo, debemos ver cómo se va a administrar el libro electrónico, los formatos en que viene el libro, tipos de préstamos y una serie de cosas completamente nuevas. En las revistas pasa lo mismo. Los estudiantes e investigadores casi no consultan la revista impresa, a menos de que no exista en formato electrónico. La gran mayoría está recurriendo a las revistas electrónicas. Las revistas en formato impreso se compran y ahí se quedan, no se revisan. En la gran mayoría de las especialidades estamos combinando la suscripción en formato electrónico y en formato impreso. Eso nos está dando las pautas de hacia dónde se dirigen las bibliotecas, o hacia dónde se deben de ir perfilando, según las nuevas tecnologías, nuevas necesidades, tipos de consulta, de organización. Todo esto implica un cambio.
-¿Qué mensaje le gustaría compartir a los jóvenes que buscan formarse como bibliotecarios?
–La bibliotecología es un área muy apasionante definitivamente. Es un medio de formación muy rico en experiencias, sobre todo para quienes buscan una relación directamente con el libro en el formato que sea. Es una profesión muy apasionante, muy noble incluso, de muchas satisfacciones. Estar en una biblioteca, en cualquiera de las áreas de trabajo, no sólo las de coordinación, sino servicios al público, es un lugar muy noble de trabajo. Es para quien se sienta atraído por la información, sin olvidar nunca que la biblioteca es un área de servicio. La vocación del bibliotecario debe ser al mismo tiempo la de ayudar y servir a los demás para hacer llegar la información.
