Desde 1986, con el panorama político global a filo de derrumbe, el sociólogo alemán Ulrich Beck identificó en los nuevos metalismos globales una reorganización de las preocupaciones básicas en las sociedades occidentales. Si el futuro se gestionara, en los albores de la guerra fría, como una jugosa promesa de bienestar sociopolítico y felicidad individual para los ciudadanos, se convirtió en una súplica general, un llamado a rescatar, a como diese lugar, resquicios de una modernidad que ya a partir de su mismo nacimiento se tambaleaba.
Beck identifica, entre otras características de estas llamadas sociedades del riesgo, el advenimiento de los discursos sociales que cuestionan y en amplios casos se movilizan contra el poder político; la sensación de miedo e incertidumbre respecto de los futuros nacionales y la venta de la libertad personal y colectiva en pos de un ilusorio sentido de seguridad. De estos mismos hechos da cuenta el volumen “El análisis del riesgo y riesgos de fronteras: aportes desde las ciencias sociales”, coordinado por Lorena Raquel Pérez Floriano. Juan Manuel Rodríguez Esteves, publicado por la editorial de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) , en el que se reconoce el riesgo, básicamente, como la administración social y política del peligro.
A lo largo del volumen, sin embargo, se matiza y se expande la concepción académica (interdisciplinaria, por demás) que se ha tenido de el riesgo. Se considera, por ejemplo, el factor contextual que en el individuo abre paso a la vulnerabilidad, que es gradual en función de una serie de características relacionadas con el género, el nivel socioeconómico o la edad, se diserta sobre entramado que vincula las políticas públicas con la contingencia de los riesgos naturales, sanitarios o provocados por actividad humana.
El libro se propone, en ese sentido, ahondar en la plétora de riesgos que están presentes a través de la cotidianidad fronteriza, relacionada con siniestros como inundaciones o deslaves, hasta atentados en contra de la dignidad humana a niveles individuales y colectivos (la mala gestión de un área de trabajo, por ejemplo, cuya directiva irresponsable conlleva el peligro de los trabajadores), sea de grupos de la sociedad civil o de pueblos indígenas, que en su condición de marginalidad colonial, personifican la gradualidad de los riesgos mencionada previamente.
El libro presenta, además, en su segunda parte, un interesante abordaje que relaciona las defensas psicológicas desarrolladas por los habitantes fronterizos para adaptarse y normalizar la presencia de ciertos tipos de riesgos. Destaca, asimismo, el cierre del volumen, en el que se ejerce un análisis contrastivo de dos riesgos separados en tipología y cronología, que alumbra posibles caminos epistemológicos y temáticos en la investigación del riesgo.
El panorama general ofrecido por la suma de ensayos, en suma, acomete los propósitos didácticos y críticos estipulados en la introducción de la obra; esto es, produce una serie de conocimientos cabales sobre las condiciones de producción, adaptación y resolución de los riesgos en la frontera norte mexicana, con la postrera intención de desarrollar políticas públicas que afronten de manera científica, y desde una perspectiva de bienestar social, la prevención y/o disminución del riesgo.
El libro se encuentra disponible a través de: https://libreria.colef.mx/detalle.aspx?id=7371
