En el marco del cierre de la exposición fotográfica Cargando sueños. Mochilas, destinos y esperanzas, del fotógrafo Alfonso Caraveo, se llevó a cabo el conversatorio Detrás de la cámara. Experiencias de juego de los menores migrantes en campamentos y albergues de la frontera, en el Centro Cultural Tijuana (CECUT), donde la muestra ha permanecido exhibida desde agosto. Durante el diálogo, especialistas reflexionaron sobre la representación de la niñez y las familias migrantes, así como sobre el papel del juego como un espacio de resiliencia en contextos de movilidad.
La Doctora Olga Odgers, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, destacó que las fotografías de Caraveo proyectan una esperanza que no niega el sufrimiento. Señaló que reconocer la esperanza implica aceptar la vulnerabilidad y la incertidumbre que atraviesan los procesos migratorios, pero también subrayar la capacidad humana de imaginar un futuro posible. En palabras de la académica, las imágenes conmueven sin romantizar, muestran dignidad sin ocultar la dureza y permiten mirar de frente la realidad sin adornos.
Odgers centró su comentario en tres fotografías que, desde su perspectiva, condensan la paradoja entre fragilidad y vitalidad que caracteriza a muchas experiencias migrantes. En la primera, un padre sostiene la mano de su hijo mientras carga en la otra no una maleta, sino un juguete: un gesto que revela la decisión de resguardar la infancia incluso en medio de la incertidumbre del trayecto. En la segunda imagen, un vientre gestante simboliza la persistencia de la vida en condiciones adversas, una metáfora —indicó— de la migración contemporánea, donde todo parece suspendido, pero el cuerpo insiste en continuar. La tercera fotografía muestra a un grupo de niños que, con dos bolsas de plástico y una cuerda, construyen un momento de risa; un instante lúdico que no simplifica la complejidad de la migración, pero sí evidencia la capacidad de crear alegría en medio del tránsito.
Alfonso Caraveo, autor de la exposición, compartió que a lo largo de sus 28 años de trabajo fotográfico ha observado la importancia del juego para niñas y niños migrantes, ya sea en albergues como El Desierto o en campamentos como el de El Chaparral, que permaneció activo por más de un año. El fotógrafo subrayó que el juego es parte esencial de los procesos migratorios y una ventana para comprender la fuerza emocional con que las infancias enfrentan los desplazamientos.
El conversatorio también contó con la participación del Doctor Luis Scala, investigador de El Colef, quien amplió la reflexión hacia los juegos de las personas adultas en contextos migratorios. Recordó el ejemplo de una comunidad de migrantes en Los Ángeles, California, que pese a las largas jornadas laborales encontraba tiempo para jugar futbol como forma de convivencia y arraigo. Scala recuperó además el libro Juegos en el parque de David Triath, para destacar el derecho a jugar como un elemento fundamental del bienestar humano, independientemente de la edad o la condición migratoria.
La actividad permitió profundizar en la relevancia de la niñez y la vida familiar en la obra de Caraveo, y en cómo el juego se convierte en un espacio de resistencia, dignidad y continuidad afectiva en los desplazamientos contemporáneos. La exposición estará disponible hasta este domingo 30 de noviembre.

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