Escrito por Iván Francisco Porraz Gómez, el artículo «¡Hacer vida en el sur! Ser joven migrante centroamericano en Tapachula, Chiapas», señala que las y los jóvenes no son un actor genérico u homogéneo, existen marcas internas y externas como la etnia, la clase, el género, o la latitud de donde se proviene: norte o sur. Muchos jóvenes centroamericanos que llegan a la frontera sur de México, específicamente a Tapachula, han descrito la vida cotidiana en sus lugares de origen de acuerdo a la noción de Lorey de “precariedad extrema” como “modo de vida”. Es decir, experiencias que conjugan la paradoja de la expropiación y apropiación de las dimensiones vitales de sus vidas cotidianas en su nicho, lo cual devela una experiencia de producción de subjetivación y de sustracción que posibilita enfrentar los desafíos de una violencia con muchos rostros y la tarea imparable de “negociar” el derecho a la vida.
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