Aunque no es un fenómeno reciente, en los últimos años a lo largo de la frontera México-Estados Unidos la participación de menores de edad mexicanos en el tráfico de migrantes ha adquirido notoriedad en los medios. Sin duda se trata de un fenómeno relevante, pues según un reporte de la Procuraduría General de la República (PGR) en México, entre los años 2010 y 2014 fueron detenidos 158 menores acusados de cruzar migrantes de forma ilegal a Estados Unidos.
En este último país, los menores que participan como traficantes de migrantes han sido identificados por autoridades de la US Customs and Border Protection (CBP). En 2014, un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), afirmó que un 38% de los menores migrantes mexicanos no acompañados detenidos por la Patrulla Fronteriza en Texas han sido reclutados por el crimen organizado como polleros.
Los menores que participan en dicha actividad, han sido etiquetados como “polleritos” o coyotitos”, pero no sólo eso, sino también se considera que se encuentran involucrados con redes de tráfico de personas para que guíen el paso de migrantes por la frontera, o bien, con grupos del crimen organizado para el trasiego de droga, según ha afirmado el Programa de Defensa e Incidencia Binacional (PDIB). En la frontera entre Tamaulipas y Texas el fenómeno no ha sido la excepción.
Desde el 2012 y hasta el 2015, periodo durante el cual se han llevado a cabo dos proyectos de investigación, uno cualitativo sobre las experiencias migratorias de los menores mexicanos repatriados, y otro cuantitativo acerca de la violación de sus derechos humanos, se ha identificado la participación de menores en el tráfico de migrantes, en particular menores que han sido repatriados de Estados Unidos y entrevistados en albergues de las ciudades de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo.
A partir de las entrevistas, se ha identificado que la iniciación de los menores en el tráfico de migrantes se inicia ya sea porque algunos de los padres sabía de esta actividad, o bien porque algún familiar, pariente o amigo de la familia, invitó a los menores a involucrarse en la misma; y sobre todo, decidieron participar por dos razones: por necesidad y porque la paga es buena, la cual puede ser por persona (alrededor de 70 dólares) o bien por viaje (alrededor de 400 dólares).
Más allá de lo anterior, lo relevante de este fenómeno es cómo se articula con grupos del crimen organizado. Varios menores entrevistados señalaron que quienes los invitaron a participar cruzando migrantes, responden a un jefe y éste a otro y que, en conjunto, forman parte de una red de coyotaje que rinde cuentas a La Maña; la denominación popular que se hace de aquellos que forman parte del crimen organizado, en especial del Cartel del Golfo. Asimismo, señalaron que La Maña es la que recluta a coyotes (como ellos) o bien somete a los que ya existen cobrándoles una cuota.
El fenómeno ha sido considerado como grave por autoridades migratorias, en especial de Estados Unidos, al grado de que a mediados del 2014 CBP en Texas implementó un programa llamado Juvenile Referral Process, el cual tuvo como objetivo “estandarizar el tratamiento de menores de edad contrabandistas para interrumpir el crimen organizado, retirar a los menores del ciclo de contrabando, e impedir el reclutamiento continuo de traficantes de menores de edad”.
No obstante, después de un corto periodo de tiempo los menores son repatriados a México y vuelven a reincidir debido a la necesidad y utilidad económica; los grupos criminales los reclutan a sabiendas de que no reciben una sanción penal en Estados Unidos; y las autoridades migratorias mexicanas siguen contabilizándolos sin implementar programas de prevención o atención.
*El Doctor Oscar Misael Hernández participó en el libro coordinado titulado: «Riesgos en la migración de menores mexicanos y centroamericanos a Estados Unidos de América», editado por El Colegio de Tamaulipas y el cual reúne los trabajos de académicas y académicos de El Colef, la UNAM, la UV, El Coltam, la UAEM, y UNICEF México.
Dr. Oscar Misael Hernández-Hernández
Investigador del Departamento de Estudios Sociales
