Los jóvenes que buscan trabajo en México y la llamada generación «nini»

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jueves 28 de febrero de 2013

El término «nini» se ha convertido en una etiqueta para los jóvenes mexicanos sin empleo y que también han abandonado sus estudios, es una abreviatura de «Ni trabaja, ni estudia». La opinión pública los ha considerado como perezosos o que carecen de la voluntad para salir adelante. Sin embargo,  muchos expertos coinciden en que es una etiqueta injusta para los jóvenes a los que les han sido negadas las oportunidades de tener éxito y salir adelante.

Recientemente, durante un seminario organizado por el Departamento de Estudios de Población de El Colef en Tijuana, los investigadores Rodolfo Cruz y Eunice Vargas presentaron el tema de los llamados “jóvenes nini”  y el de los jóvenes que buscan empleo en México.

El problema de los «ninis» ha sido el centro del debate, en particular para evaluar exactamente cuántos jóvenes se encuentran realmente bajo esas circunstancias (ni trabajan ni estudian) y qué tan grande es el problema. Según el censo de 2010, había 8,358.140 personas que ni trabajan ni estudian, de los cuales 1.322.000 son jóvenes en “inactividad completa”: no estudian, no trabajan, no están buscando un trabajo, no trabajan en casa (trabajo doméstico) y no tienen alguna discapacidad. Entre las probables causas se han considerado, por un lado, la falta de interés por parte de los jóvenes, y por otro,  las estructuras de oportunidades frente a la exclusión. Sin embargo, existe un consenso entre los tomadores de decisiones al respecto de frenar este fenómeno y reducir estas cifras.

En el estudio sobre los jóvenes inactivos o «nini», el objetivo de los investigadores fue comparar los aspectos y estructuras de los jóvenes etiquetados como tales en el norte de México (estados fronterizos) y en el Pacífico sur. Los investigadores analizaron los factores asociados a estar en «completa inactividad». Su hipótesis es, que la inactividad entre los jóvenes está directamente relacionada con las oportunidades laborales y educativas, por lo tanto, relacionadas con el desarrollo social y los escenarios del mercado de trabajo a nivel local.

Después de analizar una gran cantidad de datos, Cruz y Vargas pudieron determinar  que el número de «ninis» varones  aumentó entre 2000 y 2010, especialmente en el norte del país. El número de «ninis» femenino disminuyó debido a una mayor asistencia escolar, participación económica (entre las mujeres entre grupo de edad 25-29) y las actividades relacionadas con el trabajo en casa. Tanto los hombres como mujeres en «inactividad total» disminuyeron significativamente entre esos años y hay niveles similares de jóvenes inactivos, tanto en la frontera norte de México y la región del pacífico sur.

Sin embargo, ambas áreas mostraron escenarios muy diferentes de inactividad juvenil. En la frontera norte, por ejemplo, los varones inactivos se encuentran concentrados en las últimas etapas de su adolescencia, pero en el área del pacífico sur, la inactividad se extiende a lo largo de la juventud. Asimismo, existe una fuerte asociación entre la inactividad de los jóvenes y las variables relacionadas con el desarrollo social y económico de las regiones, especialmente en el pacífico sur, donde las oportunidades de empleo formal son muy escasas o nulas.

En el segundo trabajo que presentaron, Rodolfo Cruz y  Eunice Vargas  examinaron  los aspectos de la búsqueda de empleo entre los jóvenes de México, mediante un estudio comparativo entre  la Encuesta Nacional de la Juventud de 2010 y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2010-IV; los investigadores  analizaron las variables relacionadas con la búsqueda de empleo, trabajo informal  y los mercados de trabajo a nivel regional.

Tanto a nivel nacional e internacional, la juventud se ha visto gravemente afectada por el desempleo, en gran parte debido a la crisis económica. En México, existe un amplio énfasis en el desempleo abierto, que solo se mide en quienes no trabajan. Sin embargo aquellos que trabajan y están en busca de trabajo no se contabilizan. De acuerdo a su hipótesis, la búsqueda de empleo será más común entre los jóvenes ocupados en empleos informales, que entre sus contrapartes en empleos formales. Por otra parte, los jóvenes en regiones con alta informalidad en el empleo presentarán mayores niveles de búsqueda que aquellos en regiones con menor índice de trabajo informal.

Cruz y Vargas concluyeron que, en efecto, los jóvenes que trabajan en la informalidad tienen mayores niveles de búsqueda que quienes tienen empleos formales (tanto hombres como mujeres) y que dependiendo de la región donde se encuentren varían los niveles de búsqueda, es decir, que las características de los mercados laborales regionales, como puede ser la informalidad, tienen un fuerte peso en el nivel de búsqueda de empleo de los jóvenes.

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