Para esta sección entrevistamos a la Dra. Marlene Solís, investigadora del Departamento de Estudios Sociales de El Colegio de la Frontera Norte, sobre la situación en la que se hallan las mujeres que laboran en la industria maquiladora, en conmemoración al Día Internacional de la Mujer, que se celebró el pasado 8 de marzo.
La industria maquiladora es la más importante en la frontera norte de México y da trabajo a gran parte de la población, sin embargo las relaciones de poder tanto en las estructuras económicas, políticas y hacia dentro de la familia ponen a la mujer en situación de desventaja, aunque a lo largo de los años la mujer ha luchado por la igualdad de condiciones con el género masculino.
La Dra. Solís ha estudiado el tema de la situación laboral de la mujer en la maquiladora desde 2006: “es un sector de la población que ha resentido particularmente las crisis económicas que hemos vivido en la región”, debido a la crisis económica de Estados Unidos que afectó a toda la frontera; “en el sector de las maquiladoras, un indicador de la crisis de la caída de la actividad económica fue el cierre de varios establecimientos de industrias de exportación, entonces uno de los problemas que han tenido las trabajadoras es la falta de empleo”.
Señaló que las estrategias que han emprendido las empresas han implicado un deterioro de la calidad del empleo y ha observado que es más difícil ser contratada por tiempo indefinido lo cual se traduce en mayor inestabilidad en el empleo y una pérdida de los salarios.
Agregó que a ello se suman los problemas en el hogar, la calidad de migrantes de muchas mujeres y las acciones que han tenido que emprender para obtener vivienda y, debido a la precariedad en el empleo, muchas han perdido sus las casas que obtuvieron por crédito.
Hubo un tiempo en que la industria maquiladora contrataba principalmente mujeres, debido a que los administradores de las empresas decían que las mujeres eran más dóciles y más hábiles con el trabajo de ensamble, en el cual se empelaban principalmente las manos, e implicaba menos esfuerzo físico; sin embargo, “con los años, los hombres empezaron a ingresar al mismo nivel, en el año 2006 eran casi 50% hombres y 50% mujeres, claro, hay empresas donde hay más presencia femenina como en la industria electrónica”, aclaró.
A pesar de esa situación, “las mujeres sí ocupan los puestos que tienen menor remuneración y los hombres se encuentran en puestos técnicos y realizan tareas de este tipo, por ejemplo, como en la administración, en la parte superior de la pirámide”.
La doctora explicó que este sector de la población rompe con la dinámica de la mujer que está ceñida al hogar el papel en la sociedad donde juega el rol de ama de casa, “porque empiezan las mujeres a participar en el mercado de trabajo remunerado”.
Una de las preguntas que se ha reflexionado a lo largo de los años, desde los años de 1970 cuando se dio esta entrada masiva de mujeres a estos mercados de trabajo, es cómo ha configurado la industria maquiladora a la identidad de la mujer; a diferencia de las mujeres que estudian y construyen una vocación, las mujeres de la maquila se ven obligadas a realizar esta labor debido a que necesitan dichos ingresos, porque los ingresos por parte del hombre no son suficientes para el sostenimiento de la familia.
La discusión sobre cómo le dan significado las mujeres a estos espacios que aparentemente son más masculinos, “llevaba a preguntarse si estar empleada en una empresa maquiladora significaba un proceso desde el feminismo de lo que llamamos el ‘empoderamiento’, es decir, si llevaba a que las mujeres tomaran conciencia del papel que estaba jugando en la sociedad y si se podían valorar a ellas mismas y ganar en autonomía, en independencia, en capacidad, para negociar con la pareja y en general con la comunidad, mejores condiciones de vida y un acceso al desarrollo, que eso era una de las preguntas”, dijo.
Una de sus conclusiones a las que llega es que trabajar en la maquiladora “es todo una experiencia que implica ganar muchos recursos para las mujeres, […] ha influido en que las mujeres sean más autónomas, tengan mayor capacidad de decisión, se puedan mover más en sus espacios, pero al mismo tiempo se observa que son trabajos muy precarios que pueden traer situaciones contradictorias, algunos conflictos con la pareja, violencia en el hogar, precisamente porque la mujer es más independiente, y en ocasiones algunas situaciones de exclusión social”.
“Hay situaciones en la fábrica en que las mujeres tienen que asumir un rol más masculino en la fábrica para permanecer en el trabajo”, ellas se ven enfrentadas y saben negociar y cómo comportarse.
Indicó que hay un sector de las mujeres que trabajadoras que consideran su sueldo como complementario al del hombre y que considera que puede ajustarse a la dinámica del hogar tomando al esposo como proveedor, “estas mujeres son distintas a las que se consideran proveedoras”, esto es algo que se ha estudiado en todas partes.
Hay contradicciones que se dan cuando las mujeres trabajan por necesidad y donde el padre también está ausente, por trabajo u otra situación, y donde los hijos resultan afectados: estas mujeres “tienen que desarrollar una ‘doble presencia’, una habilidad para mantenerse presente con los hijos y no descuidar el trabajo”.
Finalmente, la doctora hizo la invitación a las mujeres a conocer sus derechos laborales para entender los nuevos cambios debido a la reforma laboral, a acercarse a las organizaciones como Ollin Calli que se dedica a tratar los casos que afectan los derechos laborales de los trabajadores de maquiladora principalmente.
For this section, Marlene Solis was interviewed, professor in the Social Studies Department at El Colegio de la Frontera Norte, she was asked about the condition in which women stand in the assembly plant industry, related to the international Women’s Day on March 8th.
The Assembly plants are the most important industry in the north border of Mexico, it gives jobs to a large part of the population, nevertheless, the power relationships among the economical, political, and familiar structures locate the females in disadvantaged situations, even though, women have been fighting for equal conditions at their workplaces.
Solis, have been studying the labour condition of women at assembly plants since 2006: “Is a sector of the population which have been suffering the economical crisis experienced in the region”, due to the economical crisis in the US that affected all border region; in the assembly plant sector, an indicator of the crisis and fall of the economical activity was the closure of many export establishments, in consequence, the women workers become unemployed”.
The professor pointed out that, the company’s strategies have generated a lack in the job’s quality, it has become more difficult to be hired for an undefined time which it means more instability at work and less salaries. She also mentioned the familiar and domestic problems, the migrant condition of some women and the actions that they had had to begin to buy a house, and how the unsteadiness at work generates sometimes the lost of the houses because the lack of payment.
For a long time, assembly companies hired mostly women, companies’s administrators said that women were docile and more talented at assembly work, which needs only the use of hands and requires less physical effort, nevertheless, “gradually, men started to work in assembly plants at the same level as women do, at 2006 statistics showed nearly 50% women and 50% men”, there are some companies where women are a majority like electronical industry”.
Besides this situation, “women actually do the work that is less paid, and men are located in technical positions and they do activities related, like administration as an example, which is located in the top of the pyramid”. Marlene Solis explained that this population sector breaks down with the dynamic of the woman who stays at home where plays the housekeeper role only, “They start to participate in paid-jobs”.
Since 70’s when women began to work at the companies and labour markets, one question has been analyzed through the years: Which is the way woman’s build identity into the assembly plant industry?. On the opposite side where there are women that actually have an higher education level and build a life project. Women in the assembly plants are forced to do this kind of work due to the need of economical incomes, also because men’s economical incomes are not enough.
The discussion of how women have been attaching meaningfulness to this work spaces, which in appearance belong to men, Marlene Solis says: “it was necessary to ask if being employed in an assembly plant means an ‘empowerment’ process, a concept used from the feminist theories”, this means that, women were taking conscious of the role played in the society, have the chance to give value to themselves and earn autonomy, independence and skills to negotiate with the family members and the community, better quality of life and development access”.
As a conclusion of the research, Solis says that, to work in an assembly plant “is an experience which implies the earning a lot of sources for women […] has influenced in more autonomous women, more independence and chances of taking decisions, and mobility into their spaces, but in the opposite side, there are bad conditions of work which have some conflicts with the partner, intrafamilial violence, sometimes social exclusion, just because the autonomy of the women” […] There are some specific situations in which women have to behave like a men in order to preserve her job”, they know how to deal with it.
There is a sector of worker women who consider their salary as a complement to the male salary and still believe that the men should be the supplier. “These women are different to others who consider themselves as suppliers”, this has been deeply studied.
There are some contradictions, when women work because they are in a need and the partner is absent for work or other situation, the children are directly affected: these women “have to develop a ‘double presence’, a skill to be with their sons and at work”. Finally, Marlene Solis made an invitation to women in order to know and meet their labour rights, to get close to organizations like Ollin Calli, an organization dedicated to deal with dangerous labour cases which could affect the assembly workers.