El séptimo arte en México

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jueves 15 de febrero de 2018

Tijuana, B.C., a 15 de febrero de 2018.- El Director de cine y Guionista italiano Federico Fellini dijo en una ocasión “un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria, es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador”.

En esta edición de El Correo Fronterizo entrevistamos a la Dra. Ana Gabriela Hernández, Investigadora en el Departamento de Estudios Culturales, Doctora en Humanidades por la Universidad Autónoma de Barcelona, y especialista en consumo cultural, audiencias cinematográficas, cine, ocio, políticas culturales e industrias culturales, quien nos habló acerca de lo que acontece en el mundo del séptimo arte, internacional y nacional.

El Correo Fronterizo (C.F): Buenos días, Dra. Ana Gabriela Hernández, para ir entrando en materia, el cine es una gran industria de entretenimiento alrededor del mundo, pero ¿en qué momento deja de serlo para tornarse en una herramienta que facilita la empatía entre personas?

Dra. Ana Gabriela Hernández: Desde hace más de cien años, ir al cine es una de las actividades de ocio más populares de nuestra cultura. Considero, que desde siempre, el cine como industria del entretenimiento, así como el cine que realizan productoras independientes, además de contar una historia, también busca generar empatía en el espectador. La mayoría, de la  gente, en la cual me incluyo, hemos disfrutado desde que éramos pequeños, observando mundos fantásticos que nos han emocionado, nos han sorprendido, o que nos han hecho llorar o reír, ya sea en compañía de amigos y la familia o incluso solos.  Podemos decir que uno de los aspectos centrales de este fenómeno cultural es la experiencia de ver una película, donde el espectador tiene un papel activo y se sumerge en esta realidad creada y le da vida a lo que ve en la pantalla; siente las emociones, disfruta el filme y le da un sentido.

Desde este punto de vista, el cine puede ser utilizado como una herramienta que transforma la vida de las personas, si hablamos, por ejemplo, del cine que se produce de manera independiente, ya que el objetivo de este tipo de películas, más que obtener un beneficio económico, es contribuir y sensibilizar a las personas sobre temas que exponen problemas sociales, violación de derechos los humanos, promover la ecología, etc.

C.F: México tuvo un período histórico conocido como “La época de oro” en cuanto a producciones cinematográficas que alcanzaban un mercado internacional ¿Esta tendencia aún continúa o ha disminuido frente a las producciones de otros países?

Dra. Ana Gabriela Hernández: Sin duda alguna, la época  de oro del cine mexicano fue uno de los más importantes momentos de la historia de nuestro cine. Las películas que se realizaron en esa época se exportaron por todo el mundo, donde obtuvieron reconocimientos internacionales en diversos festivales. Estas películas contribuyeron a la preservación de lo mexicano, así como a exaltar el espíritu nacionalista. Cuando termina la época de oro del cine, en la década de los años sesenta y setenta, llega una generación de nuevos cineastas, que a diferencia, de la generación anterior, se formaron de manera profesional en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Este tipo cine, el cual, podemos considerar como cine de autor, fue financiado por la política del Estado Mexicano, que estaba interesado en fortalecer la industria cinematográfica nacional, aunque no tuvo la misma fuerza en los mercados internacionales, hubo películas muy críticas importantes como Canoa de Felipe Cazals y Los Albañiles de Felipe Leñero.  La década de los años ochenta fue muy difícil para el cine mexicano debido a la crisis económica que invadía al país, podemos decir, que es una de las épocas más pobres del cine mexicano con producciones de muy baja calidad.

En el año de 1992, se estrena la película de Alfonso Arau, Como agua para chocolate, la cual empieza a generar un gran interés del cine mexicano en el extranjero, por ejemplo, en Estados Unidos logró recaudar en taquilla 21 millones de dólares. Este acontecimiento, abre un camino para varios cineastas mexicanos, quienes son invitados a realizar películas en los Estados Unidos en los años posteriores. Después de Agua como Chocolate, vinieron títulos relevantes como Danzón, Sólo con tu pareja, los cuales tuvieron presencia en festivales como Cannes y Toronto, al igual que en otros países europeos, incluso Japón.

Amores perros, de Alejandro González Iñárritu, fue un fenómeno único cuando se presenta en el festival de Cannes en el año 2000 y en el resto del mundo,  que les abrió la puerta a la más reciente generación de cineasta mexicanos, de los cuales destacan “Los tres amigos”, es decir, Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro.

C.F.: En años recientes hemos visto figuras como Emmanuel “El Chivo” Lubezki, Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, entre otros, que se han ido posicionando como destacados guionistas, directores, fotógrafos. Mientras que cada vez más actores y actrices de México migran hacia Estados Unidos para continuar con su carrera ¿Por qué los connacionales destacan en el extranjero? ¿En México no existen las condiciones para elaborar producciones cinematográficas grandes o cuál es la postura de los estudios?  

Dra. Ana Gabriela Hernández: Continuando con lo que te respondí en la pregunta anterior, todas las figuras que mencionas como Lubezki, Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, es importante resaltar que aunque fueron invitados por algunas casas productoras de Hollywood, son contratados para hacer otro tipo de películas, pero no para hacer cine mexicano propiamente. Pienso que todos estos destacados cineastas que mencionas, siempre tuvieron la intención de hacer cine en el país del norte y contar historias diferentes a las que históricamente se contaban en el cine mexicano. Aunque debo reconocer que sí han tenido interés por contar en algún momento historias desde este lado de la frontera, como vimos en la película de Babel y, más recientemente, Desierto de Jonás Cuarón.

Considero que las ambiciones artísticas de estos directores necesitan de grandes presupuestos de millones de dólares, lo cual, es notable en las últimas películas que han hecho “los tres amigos”, como Gravity, La forma del agua o El Renacido; si estuviesen en México, difícilmente podrían realizar este tipo de películas debido a la diferencia de presupuestos que se manejan para hacer cine en nuestro país.

C.F.: En México tenemos el premio Ariel que se entrega año con año a lo más destacado de las producciones nacionales, sin embargo ¿Por qué estás producciones no llegan a estar al alcance de la mayoría? ¿Cuál es el papel de las compañías que cuentan con complejos para la exhibición de películas y los distribuidores en México?

Dra. Ana Gabriela Hernández: Habría que preguntar para qué público se está haciendo cine, es decir, si es para un público especializado conocedor de cine o es  solo un cine de entretenimiento. Asimismo, vale la pena preguntarse cuál es la estrategia de mercadotecnia social que están implementado para llegar a las audiencias cinematográficas nacionales. De acuerdo a las investigaciones que he realizado, una de las formas más sencillas que provoca que las personas se acerquen al cines es, a través del boca a boca, y a la necesidad de compartir de una película con otras personas de tu entorno social, es muy importante entre los  espectadores. Para que una película sea “exitosa” es necesario que grupos de personas converjan en  determinados lugares –las salas de cine- para experimentar juntos algo que es entendido como el cine. En México, desafortunadamente, ir a las salas de cine es elevado para la mayoría de mexicanos que viven con el salario mínimo. Asimismo,  las películas  como Tempestad, Desde allá, La 4ta compañía, etc. que concursaron por el Ariel el año pasado, no son historias tan “digeribles” o “divertidas”, por decirlo de alguna forma, como las películas, cuyo único fin es entretener a los espectadores. Esta situación, obliga a tomar a las compañías distribuidoras decisiones sobre qué es lo más conveniente económicamente exhibir en sus salas. Hay que tomar en cuenta que el beneficio económico que reciben las salas de cine no es de la taquilla sino de los productos que venden ahí.

Para concluir, considero que es necesario sensibilizar, de alguna forma, a las audiencias cinematográficas nacionales para que se interesen en este tipo de cine mexicano que es más reflexivo y donde se cuentan historias que nos hablan, muchas veces, de realidades muy crudas que hay en nuestro país.

La entrevista con la Dra. Ana Gabriela Hernández termina con la recomendación del libro, “La generación de la crisis” de Alejandro Pelayo donde se analizan los antecedentes, causas y resultados de la crisis de la industria cinematográfica en la década de los años 80, a partir de las políticas culturales de esa época.

 

 

 

 

 

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