Actualmente preexiste el debate sobre la tarea de las ciencias sociales entre su papel en desarrollar una conciencia crítica y el de agente en la resolución de problemas sociales. En su más reciente publicación en la revista Frontera Norte (no. 48), el Dr. Alfredo Hualde nos explica las diferentes posturas, lecturas y conceptos, así como las nuevas propuestas que siguen a estas ciencias a través del artículo “Reflexiones sobre la relación entre ciencias sociales y actores regionales en México” (2012).
Algunas universidades privadas, por ejemplo, proponen una visión pragmática e instrumental, mientras que el Dr. Hualde asegura que su función es más bien de “un tipo de inserción que las ciencias sociales deberían tener en la sociedad para participar en el debate de los problemas nacionales y contribuir a su solución utilizando planteamientos”. Es decir, el debate gira en torno al cómo de la intervención de las ciencias sociales y cuál es su concepción de utilidad social más adecuada.
Según el autor, para que los proyectos de investigación derivados de las observaciones de estas ciencias tengan un papel de desarrollo, debe haber una política de descentralización, donde los espacios subnacionales (las regiones) adquieren mayor protagonismo.
Sin embargo, nos enfrentamos a otras propuestas, ciertas instituciones plantean que tienen una forma de hacer ciencia con cierta finalidad, la cual no es la de crear conocimiento, sino obedecer intereses de otra índole. Ante tal observación, el Dr. recupera el término de Uvalle “racionalidad exhaustiva”, la cual se refiere a una atmósfera de modelos y técnicas llevados a cabo por la comprensión lógica y de análisis de diversos fenómenos. Así mismo, sugiere la neutralidad para el sujeto cognoscente como observador distante de los hechos. Para el Dr. Hualde, lejos de la neutralidad, la misión de estas ciencias es la comprensión del sentido de la historia, “de la que surge una praxis política comprometida”. Y agrega que “otras posturas se basan en una redefinición de lo público como una esfera que evidentemente trasciende lo gubernamental y/o estatal”.
Tras una serie de reflexiones sobre la manifestación de la importancia de estas ciencias en distintas comunidades, el Dr. concluye que “por fortuna para la investigación social, el espacio regional ha experimentado un resurgimiento como ámbito de reflexión propio”. Ante esta especialización, las regiones aprovechan las ventajas de la globalización a la vez que evitan sus perjuicios, pues “se potencian las posibilidades de éxito de la región”.
De esta manera, tales enfoques enfatizan el desarrollo regional y la idea de la región “como un espacio social, económico y cultural en constante evolución”. El estudio de lo regional, a su vez, se aborda desde diferentes vertientes, capitalistas y marxistas; o socioespacial e institucional, entre otras. Pero siempre debe responder “al propósito de aprovechar el conocimiento existente y crear nuevo conocimiento”.
Un enfoque que incluye diferentes teorías convergentes es el que utiliza el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el cual señala que “los sistemas de innovación pueden entenderse como el conjunto de elementos y sus relaciones, que interactúan en la producción, difusión y uso de un conocimiento”.
Tras una entrevista con el Dr. Hualde, se nos explica que dicho tema prosigue en el proyecto de investigación “Ciencias Sociales en México, un enfoque regional” el cual coordina desde el extremo noroeste hacia todo el norte del país.
Este proyecto surge del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (COMECSO) con la tarea de lograr un inventario de las instituciones de ciencias sociales desde una perspectiva regional en cada una de las sedes que son coordinadas por esta institución. Cada coordinación, a su vez, toma en cuenta las dependencias, la realización (o ausencia) de trabajos de investigación, sus programas de ciencias sociales, de licenciatura y/o de posgrado. Dicho inventario tiene como meta incluir a cuantas instituciones integren las ciencias sociales, y ver conceptos tales como la interdisciplina, las metodologías y, a partir de ahí, llevar a cabo trabajos etnográficos con tal de escoger determinadas temáticas importantes.
El esfuerzo principal de este inventario no es incluir propuestas de intervención, sino ofrecer una actualización de datos que sirvan como herramienta para futuros análisis. Su antecedente más próximo es un trabajo de la década de los 90; es ahí donde recae la importancia de este proyecto de investigación, pues tan solo se sabe que en 20 años esta ciencia y sus instituciones han crecido enormemente.
El proyecto parte de ciertas monografías, información obtenida tras una revisión exhaustiva de otras bases de datos, informes de universidades, y otras fuentes, con lo que se hicieron monografías orientadoras para emprender este trabajo de análisis en cada región.
Por la aportación de su coordinador a este proyecto, se puede concluir que hay una fuerte centralización incluso en la ciencia, pues “entre el DF y el resto de los estados de la República hay una distribución poco clara”. Esto a pesar de que las cifras de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) han evolucionado esta información. La concentración, sin embargo, sigue existiendo pero no es tan fuerte como hace 20 años, tal es el claro ejemplo de crecimiento de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
La laboriosidad en este proyecto recayó, en un principio, en delimitar el objeto de estudio, es decir, a qué se le iba a considerar ciencias sociales. Se descartó a Administración y Derecho por una serie de conversaciones largas de reproducir y reconsiderar, reafirmó el Dr. Hualde.
La dificultad más importante que ha surgido a lo largo de este proyecto, fue encontrar a qué nivel en específico se iban a hacer las entrevistas “porque evidentemente las instituciones de las ciencias sociales son muy heterogéneas”. Las formas de organización son muy distintas, sobre todo a nivel de dependencia.
Otra tarea difícil ha sido definir el nivel de análisis y conseguir la información, ya que “la información sigue estando muy dispersa dentro de las universidades”. Refiriéndose a que hay informaciones de cierta investigación que tiene tal o cual dependencia sin coordinación alguna entre ellas; y esto hace de la investigación un trabajo laborioso.
A través del trabajo en conjunto de tantos otros miembros del proyecto de investigación, se espera obtener como resultado un inventario bastante completo, a pesar de que los recursos hayan sido insuficientes hasta ahora, pues la región noroeste, coordinada por el Dr. Hualde, incluye desde Chihuahua, Baja California Norte y Sur, Sonora, hasta Sinaloa; que a partir de la infraestructura de dichos Estados se define la facilidad de acceso a esta información, o bien, si el Estado en sí mismo no tiene tantas instituciones.
Por ser de interés general, este proyecto es de suma importancia, ya que a partir de sus resultados se podrán hacer inferencias y análisis de muy distintas cuestiones; por ejemplo, la concentración de las ciencias sociales por disciplinas, de las disciplinas en determinada región y la concentración/dispersión de la investigación en docencia, el tipo de profesores que se dedican a la investigación, etcétera. “Hay una gran cantidad de información que puede arrojar este inventario”, concluye el Dr. Hualde.
La finalidad primera es el análisis de sus datos. Una segunda parte sería el de monografías temáticas de las ciencias sociales. Prácticamente, en el Noroeste, ya se tienen resultados de las cédulas de Sonora, Baja California Sur y Norte, y una cantidad importante de Sinaloa; quedando pendiente completar la información de Chihuahua. Lo cual se logrará a través de colaboradores.
En su última publicación en la revista Frontera Norte de El Colef, el Dr. Hualde resalta su interés personal en dicho trabajo, reflejado en el artículo titulado “Reflexiones sobre la relación entre ciencias sociales y actores regionales en México”. En él, coincide con COMECSO en que la perspectiva regional es la ideal ante la heterogeneidad del país, incluso dentro de cada región. Hablar de las ciencias sociales en general, puede decirnos algo pero no logra dar cuenta de particularidades territoriales a las cuales se llegará a través del análisis, donde la comparación será una herramienta y parte importante. Este trabajo, pues, no ha concluido aún, pero podremos contemplar sus resultados a presentar en septiembre de 2013.
What is the role of social science programs in developing critical thinking and in helping elucidate social problems? That is the main premise of Alfredo Hualde’s article “Reflections about the relationship between social sciences and regional actors in Mexico” published in the academic journal Frontera Norte, vol. 24, 2012.
Although some universities teach a more pragmatic and instrumental program in social sciences, their role, according to Hualde should be some kind of assimilation in society to participate in the discussion of national problems and help decipher them using well-articulated approaches. In that sense, the debate revolves around how the intervention of social sciences should be and what is a more adequate social utility.
However, the author states, there are other programs which are more focused on doing research for other purposes; not to create knowledge but to follow some kind of agenda. Hualde considers that there needs to be a comprehensive approach to history to engage in social sciences as a political and committed praxis. Furthermore, the redefinition of what the public sphere represents in social sciences transcends the state level.
But, regardless of these programs that follow other agendas, fortunately for social research, the concept of regional space has experienced resurgence as an area of reflection in itself. In social sciences, he explains, regions can take advantage of globalization while avoiding its harmful aspects because they enhance the chances of success within the region.
With these perspectives that emphasize regional development and the idea of regions as “a social sphere in continuous social, economic and cultural evolution”, the study of “the regional” can be approached by different aspects: Marxism, capitalism or institutional views. But they should always focus on taking advantage of what is already known and in generating new knowledge.
With this in mind, Alfredo Hualde is currently working on a research project that is looking into all the academic programs in social sciences in Mexico under a regional perspective. He is the coordinator and is in charge of the north and northeast region of the country. The project is supported by the Social Sciences Council of Mexico (COMECSO) and its main purpose is to create a database of all the bachelor and graduate programs and their research projects. Also, the project aims to identify different concepts used in the programs, the interdisciplinary framework and methodologies in order to undertake ethnographic studies in certain areas of interest.
The project does not look to propose interventions in the programs, but aims to offer an upgrade of their databases to be used as tools for further analysis. The last study of its kind was made 20 years ago, thus making this an important update. The final results of the research project are expected to be presented in September 2013.
For more information on El Colef, publications, academia and research please visit www.colef.mx