A 50 años ¿2 de octubre no se olvida?

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jueves 4 de octubre de 2018

“No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.

Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.

Duele, luego es verdad. Sangre con sangre

y si la llamo mía traiciono a todos.

Recuerdo, recordamos.

Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca

sobre tantas conciencias mancilladas,

sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,

sobre el rostro amparado tras la máscara.

Recuerdo, recordamos

hasta que la justicia se siente entre nosotros”.

El poema “Memorial de Tlatelolco” fue publicado por la escritora Rosario Castellanos en 1972 como parte del libro En la tierra de en medio.

Medio siglo ha transcurrido desde el terrible suceso de la matanza de Tlatelolco, donde estudiantes de la Ciudad de México fueron blancos de armas militares. Muertos, arrestos, violaciones de los cuales no hay registros oficiales, incluso están fuera de la historia oficial. Y solo a  través de la recuperación de testimonios y diferentes documentos, se ha podido conocer la historia.

En esta edición de El Correo Fronterizo entrevistamos al Dr. José Manuel Valenzuela, Investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), quien habló sobre los orígenes del movimiento estudiantil del 68 y su legado en la memoria histórica de las generaciones posteriores.

 

El Correo Fronterizo: ¿Que consignas planteaban los estudiantes del movimiento del 68 y cómo han repercutido estos reclamos a lo largo 50 años?

Dr. José Manuel Valenzuela: El movimiento del 68 habría que ubicarlo como una irrupción de las y los jóvenes, que plantea a una serie de consignas pero esas consignas obedecen a un contexto que ellos están experimentando y que se define por varios elementos: el primero tiene que ver con el incremento de la población juvenil, esta explosión del llamado baby boom, una población en México que crece de 13 millones a más de 45 millones a finales de los años 60.

Número dos, la urbanización de la población, estos desplazamientos que se dieron del campo a la ciudad van a generar otro tipo de experiencias sociales y culturales que protagonizan los jóvenes.

En tercer lugar, el crecimiento del sistema educativo y de las clases medias, el joven estudiante se vuelve relevante en términos sociales, la juventud representa el futuro, esto es una expresión de lo que fue el incremento de las clases medias; otro eje tiene que ver con la colectividad internacional de los años 60s a través de la televisión, del cine, de las revistas, a través de la prensa. La vanguardia cultural juvenil hace cuestionamientos a las formas plásticas de vida, influye de manera importante a los núcleos de las clases medias de estudiantes en México, el jipismo en sus distintas expresiones, junto con la fuerza de las industrias culturales, y los productos que se convierten en elementos inscritos en las mediaciones de esa experiencia social como lo es el rock y la literatura nos presenta cambios culturales que son protagonizados por los jóvenes.

El otro gran actor, de estos cambios son las mujeres, a partir de mediados de los años 50, las mujeres junto con los jóvenes irrumpen como las y los grandes protagonistas del cambio social y cultural; dichas transformaciones sociales y culturales, confrontan un régimen político, anquilosado, represivo, autoritario, corrupto, y que encuentra su clara expresión en la figura de Díaz Ordaz.

El 68 va a colocar una serie de demandas democráticas, que en ningún momento ponían en peligro el régimen político institucional mexicano, era la indemnización para los familiares de las víctimas de la violencia provocada por las agresiones de la policía y de los granaderos en contra de algunos estudiantes preparatorianos y universitarios; la segunda demanda era la desaparición del cuerpo de granaderos; la tercera demanda fue la destitución de Cueto y Mendiolea, figuras centrales de la policía que participaron en la dirección de la represión durante las jornadas de julio a octubre y la otra consigna era el castigo a los responsables de la violencia y agresiones contra los estudiantes; y la última era, acabar o quitar del código penal el artículo 145 del delito de disolución social; como vemos ninguna de estas demandas tenía un tinte que pusiera en riesgo al estado. Estas eran las consignas, sin embargo se fueron añadiendo otras a medida que el movimiento se desarrollaba y los embates del estado tenían repercusiones, así se añadieron consignas como “presos políticos libertad” una vez que se empieza a detener a los participantes del movimiento, “alto a la represión” que va ser otro de los grandes temas, y en las marchas se añaden algunas consignas interesantes, “no queremos reformas, queremos revolución” que era parte de un sector digamos minoritario dentro del movimiento.

Sonaban los ecos del mayo francés y la primavera de Praga, de los movimientos estadounidenses por los derechos civiles de la población afroestadounidense, desde el sur llegaba la información de figuras como el Che Guevara asesinado en el 67 con toda una carga sacrificial, heroica, y la resistencia del pueblo vietnamita, contra la invasión y el genocidio estadounidense, todo esto, parte de un contexto que nos ayuda a entender lo que está ocurriendo.

El movimiento del 68, lo que va a enarbolar son básicamente estas consignas que están expresando esa necesidad de un cambio en el país hacia la democracia, están manifestando un  cambio cultural importante, están expresando también, nuevas necesidades de jóvenes que no asumen la represión y eventos recientes como la represión del movimiento ferrocarrilero, la represión al movimiento de los médicos, la represión de los maestros, el asesinato de campesinos copreros en Acapulco, la intervención en la universidad Nicolaíta, en la universidad de Sonora en el 67 todos estos elementos anteriores del 68, que ilustran que el 2 de octubre se presenta dentro de una serie de experiencias de represión por parte del estado contra los estudiantes, contra los obreros, contra los campesinos, contra los profesionistas entonces, las demandas y las consignas dentro del movimiento tiene que ver con una resistencia frente a ese autoritarismo lo que fue el gobierno de Díaz Ordaz.

 

El Correo Fronterizo:  ¿Qué nos deja el 68?

Dr. José Manuel Valenzuela: En el México post revolucionario siempre ha habido una represión selectiva, independientemente de que haya habido una cantidad de eventos represivos, después del 68 tuvimos la llamada guerra sucia que no fue una guerra, fue una violación de los derechos humanos y civiles desde el Estado particularmente contra los jóvenes que pensaban en la posibilidad de un proyecto diferente.  Más de 500 desaparecidos, muchos jóvenes reprimidos por el ejército en el campo militar número uno, muchos otros asesinados, muchos muertos en la tortura, muchos desaparecidos. Pero eso no termina pues seguimos teniendo eventos violentos, los que podemos destacar Ayotzinapa, Tlatlaya, Aguas Blancas y podríamos seguir poniendo ejemplos, creo que lo que hay que ilustrar es que la represión no termina, tenemos casos como el de San Fernando Tamaulipas, con los 72 migrantes asesinados y luego más que en 2010, 2011 es un número mayor todavía.

El 68 también nos deja lo que sería una memoria social inscrita a la resistencia en el país, misma que se fue cristalizando a partir de experiencias y recuerdos fragmentados de quienes vivieron el 68 más allá de la represión que intentó ocultar, callar, invisibilizar, el 2 de octubre, como la prensa que presenta como nota principal el estado del tiempo, el enlatamiento y búsqueda de destrucción de evidencias como fue el video “el grito” de 1968 o la película “rojo amanecer” que estuvo enlatada, la desaparición de las organizaciones políticas, hasta la reforma política de 1977 lo que tenemos ahí, es una clara persecución a los intentos de participación política democrática.

Esto generó salidas de personas que pensaban que no había posibilidad de actuar en el país desde los canales democráticos, y que buscaron la opción armada, como la liga Comunista 23 de septiembre, como el movimiento de acción revolucionaria, al mismo tiempo surgen otras organizaciones que actúan desde la clandestinidad con un proyecto desde la organización de obreros y campesinos pensando que es la forma desde la cual se puede hacer las grandes transformaciones revolucionarias en el país, pienso en muchas organizaciones trotskistas, como el grupo Comunista Internacionalista, La Liga Comunista Internacionalista, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, las organizaciones maoístas;  hay una renovación del Partido Comunista Mexicano, a partir del 68 donde hay una transformación con jóvenes que ingresan a este partido, lo que nos deja como experiencia es que el 68 más allá de lo que sería el cliché, es un emblema de la resistencia social en nuestro país.

El 68 sigue siendo un referente importante por ejemplo lo que fueron las movilizaciones del 132, bastó un videíto filmado por 131 estudiantes de la IBERO para desmontar toda una maquinaria que ya se encontraba en movimiento, tratando de hacer creer que eran delincuentes, criminales, violentos; la experiencia de Ayotzinapa nos muestran que esas verdades históricas, del gobierno basadas en impostura, son rápidamente implosión, es evidencia sistemáticamente denunciada por parte de los propios estudiantes de esa escuela, los familiares, la solidaridad internacional. De alguna manera funciona como antípoda de varios aspectos de la lucha del 68 por la nueva conectividad internacional, por el papel de las redes sociales, como mediación de la experiencia social, pero particularmente porque ese silencio que generaron los medios, tratando de ocultar o tergiversar la verdad del 68.

Esa recreación de la experiencia del 68 en movimientos actuales que lo siguen teniendo como un referente histórico indispensable para plantear lo que sería un conjunto de dispositivos de acción social de acción colectiva de movimientos.   

 

El Correo Fronterizo: Existe una memoria histórica entre los jóvenes, que tomen como base o referente el movimiento del 68.

Dr. José Manuel Valenzuela: Los jóvenes universitarios están informados, sobre todo porque en los últimos años se le ha dado mucha centralidad a esta experiencia, los jóvenes que tienen cierta participación política se interesan en buscar y en informarse sobre lo que ocurrió en el 68, pero yo te diría que la gran mayoría no lo tienen como referencia importante en sus vidas, en todo caso lo que sí se logró sacar de los escombros de la represión es esa experiencia,  y finalmente cada vez más, surgen videos, surge información, surgen textos, que nos van planteando con mayor claridad sobre lo que ocurrió, aunque habría que decirlo, la justicia no se ha sentado entre nosotros, los responsables de ese crimen de Estado siguen libres, sigue impune la masacre del 68 entonces, todo eso es parte de una historia social de una memoria agraviada que logró resarcirse, que cada vez es más fuerte, que cada vez más encuentra otros canales de los cuales se piensa, veamos toda la gran cantidad de eventos que a los 50 años de 1968, queda instalada como uno de los grandes hitos de la resistencia social en México pero también del talante represivo del Estado mexicano.  

 

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