Debido a que vivimos inmersos en una semiosfera mercadológica prácticamente infinita, es fácil olvidar que la economía rige, en nuestro tiempo, los compases de la política, la sociedad y el lenguaje. Vivimos, pues, bajo la lógica existencial de un totalitarismo de mercado. Los rituales y sistemas sígnicos del capital se han invisibilizado a través de su interminable repetición dentro del marco de cotidianidad de las naciones occidentales, las relaciones de producción no paran de socializarse, y los distintos sectores del mercado se vuelven progresivamente dependientes entre sí. En este sentido, las relaciones mercantiles entre México y Estados Unidos se complejizan.
En ese sentido, el estudio de ciertas regiones comerciales dadas, que expresen en sus relaciones mercantiles el proceso económico general de Estados Unidos y México, se convierte en un provechoso campo de análisis académico. Tal es el caso del doctor César M. Fuentes, y su artículo de investigación El comercio transfronterizo al menudeo entre Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas.
En el resumen del artículo se identifica que la dialéctica de la que tratará el estudio: de estados México-Estados Unidos, y entre el gran comercio transfronterizo y el menudeo. La síntesis de ambas relaciones, adelanta el doctor, se elabora a través del estudio sobre el impacto que tienen estas dinámicas de comercio a gran escala con la distribución a niveles más pequeños, con las relaciones sociales de producción en menor grado de socialización.
Esta síntesis da enfoque a la descripción de las economías locales de dos ciudades en diferentes lados del muro, Ciudad Juárez y Texas. Se trata de una de las más importantes zonas comerciales a lo largo de la frontera, y para proponer un ejemplo de la importancia de su estudio, el académico propone un análisis del número de vehículos y peatones que a diario cruzan la frontera por motivos económicos. En 2018 cruzaron: 22, 200 000 automóviles y 7, 200 000 transeúntes.
Debido a esta alta carga de intercambios demográficos, también se intensifican las asimetrías en la economía de ambas ciudades. Mientras que, por ejemplo, los mexicanos cruzan hacia El Paso para adquirir productos perecederos, ropa, zapatos y comida rápida, los estadounidenses cruzan a Juárez para adquirir medicamentos o servicios médicos que el sistema de salud de su país les niega. A estas desigualdades básicas se añaden otras como la diferencia en el tipo de cambio, el valor de las divisas, los impuestos, la seguridad pública, etc. Debido a esto, el doctor califica la integración económica entre Juárez y El Paso como “parcial”.
Para exponer con datos sus argumentos, el autor cita un estudio en el que se pormenorizan todos los aspectos que tienen que ver con las relaciones entre distintos sectores comerciales, así como los propios niveles comerciales, y el tipo y la afluencia de gastos en los consumidores de cada país. De tal manera expone que, por ejemplo, la cantidad que los mexicanos gastan de forma individual en tierra norteamericana es considerablemente menor que en el caso inverso, pero son los mexicanos los que aportan más dinero con sus transacciones en Estados Unidos.
Otra relación que explica perfectamente esta simbiosis, es que gran parte de los sueldos y beneficios que obtienen los profesionales de la salud de esta área transfronteriza, proviene de los estadounidenses que cruzan para adquirir servicios médicos y medicinas.
En esa compleja red de desequilibrios, variables económicas y demográficas, se encuentra el sustento del comercio al menudeo. En efecto, y tal como lo señala al final de su artículo, un mercado local como este, que ofrece precios más accesibles y una mayor variedad de productos, se beneficia de los vaivenes productivos entre las dos naciones y las dos ciudades.
El artículo se encuentra disponible a través de: https://ref.uabc.mx/ojs/index.php/ref/article/view/1047
