Día Mundial de los Refugiados

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jueves 20 de junio de 2019

De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en la actualidad, en todo el mundo, cada dos segundos una persona se ve obligada a desplazarse como resultado de los conflictos y la persecución. Y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que alrededor de 70,8 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares. Entre ellas hay casi 25,9 millones de personas refugiadas, más de la mitad menores de 18 años.

Además, se estima que hay 10 millones de personas apátridas a quienes se les ha negado una nacionalidad y acceso a derechos básicos como educación, salud, empleo y libertad de movimiento.

En esta edición de El Correo Fronterizo y en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Refugiado, platicamos con el Dr. Rafael Alonso Hernández, Coordinador del Doctorado en Estudios de Migración, quien nos habló sobre los retos de las y los refugiados en México, las acciones que las autoridades deben aplicar para su protección y el papel de la academia para brindar soluciones.

El Correo Fronterizo: ¿Existe alguna diferencia entre un refugiado y un migrante?

Dr. Rafael Alonso Hernández: Tradicionalmente se ha clasificado a las personas migrantes como aquellas que se desplazan de un país a otro, incluso al interior de un mismo país, por razones económicas. Existe una multiplicidad de causas que generan este movimiento de población. En el caso de las personas refugiadas, se definen como aquellas que tienen un fundado temor de persecución o peligro que pone en riesgo su vida, por motivos de raza, religión, ideologías, opiniones políticas, y en consecuencia se ven forzados a huir, con la firme intención de preservar su vida. Para ello recurren a la protección de otro país diferente al suyo.

El Correo Fronterizo: ¿México es un país de refugiados?

Dr. Rafael Alonso Hernández: México tiene una amplia historia de recepción de población refugiada. Podríamos recordar el caso de los españoles, y hasta de los sudamericanos, que vinieron a nuestro país, y que fueron acogidos a esta representación. De manera más reciente, el tema se ha posicionado a raíz de la población de origen centroamericana. Fundamentalmente son salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, que utilizan este derecho, y que vienen a nuestro país con la intención de permanecer aquí, y encontrar las condiciones que posibiliten el desarrollo de su vida. En los últimos años hemos sido testigos de un gran incremento en las solicitudes de refugio en nuestro país. Pasando de alrededor de 2,000 solicitudes en 2014, a más de 29,000 en 2018, y en los primeros meses de 2019 ya tenemos alrededor de 24,000 solicitudes de refugio.

El Correo Fronterizo: Menciona que el solicitar refugio en México es un derecho pero ¿puede negarse el refugio?

Dr. Rafael Alonso Hernández: Es un derecho que tienen, por supuesto, las personas, y que está fundamentado en tratados internacionales suscritos por México. El asunto es que el procedimiento para solicitarlo genera condiciones que someten los casos a una especie de revisión y validación para posteriormente otorgar o designar el reconocimiento como refugiado. Efectivamente, en nuestro país no todas las personas que solicitan refugio son reconocidas como tales, y en consecuencia se aplican otro tipo de derechos o de mecanismos, dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, en México existe la figura de la protección complementaria, en donde se presupone que hay un contexto generalizado de violencia, en este caso para Centroamérica, lo que anima a reflexionar que devolverlos a su país significaría ponerlos de nueva en cuenta en riesgo, y entonces, quizá no se les otorga el reconocimiento como refugiado, pero se le otorga protección complementaria. Hay otros casos en donde, desafortunadamente, no se pueden acoger a las personas a estas figuras, y en consecuencias son retornadas a sus países de origen, esto debido a que se considera que no tienen un caso sustentado y, por otro lado, su condición migratoria es irregular. Lamentablemente son devueltos a sus países de origen.

El Correo Fronterizo: Y a los que sí se les otorga refugio ¿qué garantías de ayuda reciben?

Dr. Rafael Alonso Hernández: En los últimos años el proceso se ha caracterizado por limitarse a la entrega de una tarjeta que reconoce como refugiado, y en consecuencia te permite cambiar el estatus migratorio. Al ser reconocidos como refugiados pasan a ser residentes permanentes en este país, porque se presupone que no quieren o no pueden regresar a su país de origen, precisamente porque su vida corre riesgo. Lo que hemos visto es que muchas de las personas que reciben este reconocimiento quedan a la deriva, debido a que la institución encargada de revisar estos casos y determinar el reconocimiento es la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), y es una institución que ha venido a menos en los últimos años, en un contexto en donde las solicitudes han crecido exponencialmente, la cantidad de recursos que tiene esta institución es muy limitada, y prácticamente se enfoca al análisis y resolución de estas solicitudes. Haría falta, para el caso mexicano, verdaderamente un fortalecimiento de instituciones, para la COMAR, como ejemplo. El objetivo sería poder establecer y diseñar planes de integración, de seguimiento, de acompañamiento a las poblaciones que son reconocidas.

El Correo Fronterizo: ¿Qué tiene que hacer México para establecer programas de atención e inserción de los refugiados?

Dr. Rafael Alonso Hernández: México tiene mucho por aprender en materia de protección a solicitantes y refugiados. Hay experiencias en muchos países, pues este es un tema de carácter mundial, entonces, por supuesto que hay buenas prácticas de las que se pueden tomar estos aprendizajes. Existen países de los cuales se podrían retomar algunas cosas, pongo el caso, por ejemplo, de Portugal, que si bien no es un país en un contexto fronterizo como lo tienen otros países de la Unión Europea, pues es un país que está desarrollando capacidades, fortaleciendo instituciones, para el trabajo de población extranjera que está llegando a radicar con ellos, no solamente refugiados sino también migrantes en situación irregular o, migrantes económicos que llegaron, pero hay planes y acciones que se están configurando para trabajar precisamente en esta ruta de integración.

Otro caso, que se podría analizar y del cual seguramente podrían salir algunas prácticas interesantes, es el caso de Canadá. Y finalmente decir que México tendrá que desarrollar de manera creativa, y de acuerdo siempre a su contexto y situación, mecanismos y formas para hacer frente a esta situación que ya está aquí, que es real, y que está demandando mucho de parte de las instituciones mexicanas. Desde esa perspectiva se vuelve clave el trabajo y la articulación con la sociedad civil, que tiene, mediante organizaciones, albergues y espacios de defensa de derechos humanos, una amplia trayectoria, un amplio camino recorrido en atención, el acompañamiento, y el seguimiento a estos procesos de inserciones, de integración para la población refugiada.

El Correo Fronterizo: ¿Es un fenómeno a nivel mundial el desplazamiento forzado y que conlleva a buscar refugio en otros países?

Dr. Rafael Alonso Hernández: Desde hace tiempo se ha hablado justamente de que esto es un fenómeno de carácter mundial en donde el desplazamiento forzado se ha vuelto una constante en ciertas regiones del planeta. Tenemos imágenes, tenemos conocimiento de experiencias, en donde estos refugiados están saliendo, y están buscando la protección en otros países. Para el caso del continente americano hay diferentes situaciones que nos invitan a voltear la mirada, y a repensar estos movimientos de población, desde esta lógica del desplazamiento forzado, que si bien se ha posicionado fuertemente en otros contextos, por escenarios de guerra, para el caso particularmente de Centroamérica, si bien no hay un conflicto armado declarado, el contexto de violencia generalizada es un detonante de esta movilización, de este desplazamiento, y lo tenemos que entender a la luz de estos otros movimientos y desplazamientos que se dan en todo el mundo. Una cosa interesante, visto en perspectiva de lo que pasa en otros escenarios, es que frente al crecimiento del desplazamiento forzado, de esta huida que emprenden millones de personas, pues hay estados, hay países que están generando políticas de restricción, de contención, de expulsión de esta población, y, definitivamente eso es una situación verdaderamente preocupante.

El Correo Fronterizo: ¿Cuál es el papel de la academia ante estos escenarios?

Dr. Rafael Alonso Hernández: Desde el trabajo académico no sólo tenemos la posibilidad, sino la responsabilidad de generar conocimiento que ayude a entender tanto las dinámicas de expulsión, como las dinámicas de recepción, así como las estrategias que generan los gobiernos por atender, o por contener, estos flujos de personas así como los esfuerzos que realiza la sociedad civil en acompañamiento de estas personas. Nuestro trabajo es propiamente el del análisis, el de la investigación, y debe tener esta vertiente de dar cuenta de estos procesos de los múltiples retos que tienen para los diferentes actores, y por supuesto generar propuestas alternativas para encontrar soluciones de atención, de gestión, de acompañamiento a estas poblaciones particularmente vulnerables.

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