Es fácil tomar por violencia una caricatura de la misma. Golpes, agresiones físicas, heridas abiertas, cosas muy explícitas y denunciables como violentas. Lo que pasa es que dichos actos, cualquiera que sea su índole, se encuentran amparados bajo una densa red de relaciones sociales, que los legitiman a nivel social, los incentivan y finalmente los producen. Es decir, a dichos fenómenos les preexiste una serie de condiciones que los posibilitan. La violencia comienza desde las cosmovisiones insertas en cada mentalidad individual componente de un cuerpo social, en los medios masivos de comunicación, en las ideas que estos hacen circular, en la cultura y política; en la vida diaria, en suma.
Dado dicho contexto, la violencia se multiplica como acontecimiento fenoménico, gana complejidad, y por ende, los esfuerzos necesarios para estudiarla deben multiplicarse, abarcar manojos de miradas, de métodos, de maneras de hacer investigación. Tal viene a ser el caso de este primer volumen, coordinado por la doctora Artemisa López León, Matamoros violento. Participación ciudadana y capital social, en el que a varias manos se pretende precisamente eso, llegar al eje de lo que violencia significa y materializa en contexto particulares, para dar con posibles respuestas, reformas y maneras de repensar esto que tristemente forma parte de la vida de tantos, y es la vida de muchos más.
Una característica esencial del volumen, es que cruza el tema de la generación de la violencia desde las estructuras micropolíticas con el tema (de larga raigambre bibliográfica) de la participación ciudadana, concepto polisémico que ha dado lugar a multitud de análisis, abordajes desde diversos puntos de mira y objetivos teóricos. Los capítulos del libro lo enmarcan, básicamente, como una necesidad propia del actual estado democrático, en que la población debiera involucrarse en la producción de las soluciones para los problemas más acuciantes respeto a su propio existencia y bienestar, en conjunto con el gobierno.
En aras de abarcar cabalmente sus objetivos, el proyecto detrás del volumen evoca una compleja definición del propio concepto de violencia, un establecimiento de parámetros mínimos para focos rojos, que revelasen a nivel territorial las distintas maneras en que estas circunstancias ponen en peligro las vidas de los seres humanos. Se pueden resumir los últimos a través de los siguientes paradigmas: Territorio, capital social, condiciones de seguridad, cultura de relaciones humanas y capacidad de las instituciones para velar por la seguridad pública. Cinco ejes sobre los que gira el análisis, cinco ejes que cruzan de arriba abajo a su sociedad de estudio.
Así, los cuatro capítulos y el epílogo afrontan una variedad de temas, desde la propia participación ciudadana en la manera de organizaciones civiles, que buscan de manera explícita combatir las condiciones de posibilidad de la violencia, hasta la implementación de ciertas estrategias de seguridad preventiva implantadas en el sistema educativo de Matamoros, los efectos, beneficios y limitaciones que han mostrado las iniciativas así cuando son ejecutadas en el plano social.
La conclusión, digna de mención, pondera los resultados obtenidos en la escala de los temas y metodologías abordadas, considera las limitantes en cuanto a la aplicación de los conocimientos obtenidos dentro de la política pública. Se dan, en suma, los suficientes elementos para un análisis más complejo de la situación de seguridad pública en los estados del norte de México, y particularmente de Matamoros.
El libro se encuentra disponible a través de: https://libreria.colef.mx/detalle.aspx?id=7844
