La violencia relacionada al narcotráfico y el crimen organizado en la frontera norte ha puesto a México, junto con Colombia y Perú, como uno de los tres países de América Latina y el Caribe que, durante los últimos cinco años, ha registrado el mayor número de muertes vinculadas a estas actividades.
Esta misma ha afectado severamente a la población mexicana, se ha incrementado y es particularmente relevante en la frontera norte por el cruce de mercancías hacia los Estados Unidos, porque la convierten en un territorio altamente disputable por los cárteles de la droga.
Es por ello que instituciones especializadas como lo es Protección Civil, cuentan con un bajo rango de participación. Específicamente en el departamento de Protección Civil de Matamoros, Tamaulipas, laboran 30 personas. Hay alrededor de 150 voluntarios y en casos de contingencias se han sumado hasta 800 en apoyo de las acciones de esta instancia.
Debido a la falta de personal, alrededor del 80% del trabajo que realiza se soporta en el voluntariado, principalmente cuando se trata de alguna emergencia o atención en caso de desastre (Meléndez Castellanos, 2013, entrevista). Sin embargo, la forma operativa de este departamento se ha visto severamente afectada por la violencia cotidiana en esta ciudad fronteriza.
Pero ¿qué es Protección Civil? Esta se encarga de llevar una acción solidaria y participativa que prevé la coordinación y concertación de los sectores público, privado y social en torno a cuatro ejes fundamentales: prevención, auxilio, apoyo y recuperación, ante algún incidente que afecte a una determinada comunidad (Cervantes Herrera. 2013, Entrevista).
Ahora el número de emergencia se ha convertido en una alerta interna para preservar la vida de los encargados de auxiliar a la población y se han vuelto vulnerables los grupos de voluntarios porque la falta de patrullaje policial y el cierre de canales directos de comunicación con Protección Civil, Seguridad Pública y otras áreas relacionadas, ha vuelto lento un trabajo cuya rapidez es fundamental para salvaguardar una vida.
Se requiere repensar la manera en que la ciudadanía puede y debe ser incluida en las políticas públicas. En tiempos de guerra, las acciones que realiza la ciudadanía, de buena voluntad en tiempos de paz, quizá deban ser desempeñadas por las fuerzas públicas capacitadas para lidiar con un clima de violencia que se mantiene.
Información rescatada de la profesora e investigadora María Artemisa López León de El Colegio de la Frontera Norte sede Matamoros, quien realizó una investigación en diciembre de 2013 sobre Seguridad Pública: los límites y alcances de la participación social en la Frontera Norte Monterrey, N.L., “Protección civil en tiempos violentos. La labor de las asociaciones voluntarias en Matamoros, Tamaulipas”.
