En un contexto marcado por la criminalización y el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, México parece estar dejando atrás su papel tradicional como país de tránsito para convertirse en un destino de residencia permanente para personas migrantes, según reflexiona Blanca Vásquez, profesora investigadora de El Colegio de la Frontera Norte.
Contrario a las expectativas generadas por el discurso del presidente Donald Trump, los datos más recientes muestran una reducción en las deportaciones de personas mexicanas desde Estados Unidos. Mientras que en el primer trimestre de 2024 se registraron alrededor de 48 mil eventos de devolución, en el mismo periodo de 2025 la cifra descendió a poco más de 32 mil.
Esta disminución, sin embargo, no implica una menor presión migratoria. Por el contrario, apunta a un cambio en las rutas y objetivos de quienes migran. La Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica (ENADID) muestra que entre 2018 y 2023 se incrementó tanto el número como la proporción de personas extranjeras que residen en México, especialmente procedentes de Guatemala, Honduras y Colombia.
“México ya no es solo un lugar de tránsito temporal, sino un destino de residencia permanente para muchas personas que originalmente buscaban llegar a Estados Unidos”, subraya Vásquez. Entidades de la frontera norte, como Baja California, destacan por su creciente proporción de población migrante, muchas de las cuales ya han adquirido la nacionalidad mexicana.
En este nuevo escenario, el país enfrenta el reto de adecuar sus políticas públicas para responder a las necesidades de una población migrante que, más que pasar, decide quedarse. En ese sentido reflexiona la Dra. Blanca Delia Vázquez Delgado, Investigadora de la Unidad Monterrey de El Colef, para el Colef Press de esta semana, disponible a través del enlace: https://youtu.be/8cxGnVJUKGM
